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"(...) En esos tiempos hubo una guerra entre Kush y los Bnei Kedem. Salió Konkos Rey de Kush a la guerra contra Aram y los Bnei Kedem, dejando a Bilam -que es Laban el Arameo... de Petor- el brujo y sus dos hijos Inus y Iamberus, al cuidado de la ciudad. Mientras tanto, Bilam fue hablando con la gente simple del pueblo acerca de rebelarse contra el Konkos el Rey para que no volviese a la ciudad, y el pueblo lo escuchó y lo aceptó, le juraron y lo nombraron a Bilam como Rey sobre ellos y a sus hijos como generales del ejército. Levantaron los muros por dos de sus lados. Por el tercer lado cavaron un sinnúmero de pozos entre la ciudad y el río que rodea toda la tierra de Kush y lo desviaron para inundarlos. Y por el cuarto lado, reunieron serpientes encantadas y venenosas. No había forma de salir ni de entrar. Cuando volvieron el Rey y todo su ejército de la guerra, alzaron sus ojos vieron los muros de la ciudad mucho más altos y dijeron “vieron que tardamos, y levantaron más las murallas de la ciudad y las fortalecieron en defensa por si atacaban los reyes de Kenaan” Cuando se acercaron a los portones de la ciudad y he aquí que estaban cerrados, llamaron a los guardianes diciendo “Ábrannos para que vengamos a la ciudad”, pero se los impidieron por orden de Bilam el brujo, y les declararon la guerra ahí mismo en la puerta, donde cayeron aquel día 130 soldados de Konkos. Al día siguiente, pelearon por el lado del río, pero se hundieron y murieron. Intentaron hacer puentes con maderas, pero al cruzar y llegar a las fosas se empantanaron y murieron 200 soldados más. Al tercer día trataron de entrar por el lado de las serpientes, muriendo ciento setenta hombres, y así dejaron de luchar. Ocurrió durante el sitio de Kush, “Moshé escapó de Mitzraim”, y vino hasta el campamento de Konkos Rey de Kush, y Moshé tenía 18 años cuando escapó, y ya habían sido 19 años que Konkos estaba sitiando Kush. Y el joven iba y venía con ellos. El Rey, sus generales y todos los soldados de su ejército apreciaban mucho al joven porque era grande y querible, era alto como un cedro y su rostro brillaba como el sol, tenía la fuerza y la valentía de un león y era fiel consejero del Rey. Ocurrió tras nueve años, enfermó el Rey gravemente, y al séptimo día murió. Lo momificaron y lo enterraron frente a la puerta de la ciudad que mira en dirección a Mitzraim, y construyeron sobre él un gran mausoleo, alto y hermoso, e inscribieron en él todas sus guerras y proezas. Cuando terminaron de construir, se dijeron unos a otros: ¿Ahora qué haremos? Si hacemos la guerra contra la ciudad, morirán muchos de nuestros soldados. Pero si nos quedamos sitiando, se enterarán los reyes de Aram que murió nuestro Rey y vendrán de pronto a atacarnos y nos matarán a todos. Mejor nombremos para nosotros un Rey y sentémonos en sitio hasta que nos entreguen la ciudad. Entonces, rápidamente se quitaron cada uno sus trajes, los apilaron en el piso, y sobre esa montaña lo alzaron a Moshé. Tocaron los Shofarot y dijeron: “¡Que viva el Rey, que viva el Rey!”. Juraron todos los generales y todo el pueblo darle a la dama Kushita, mujer de Konkos, por mujer, y lo nombraron a Moshé Rey para ellos. Moshé tenía 27 años cuando fue Rey de Kush. Al segundo día de su reinado, todos dijeron ante Moshé: Si al Rey le parece bien, que nos aconseje qué hacer, ya que hemos pasado 9 años sin ver a nuestras mujeres y nuestros hijos mientras sitiamos la ciudad. El Rey contestó al pueblo diciendo: Si ustedes escuchan mi voz, sepan que la ciudad será entregada en nuestras manos. Si hacemos la guerra, caeremos como ya ocurrió, y lo mismo si decidimos entrar por nuestros medios. El plan es: vayan al bosque y traigan cada uno un pichón de cigüeña. Así hicieron, como dijo el Rey. Y ocurrió al crecer los pichones de cigüeña, el Rey ordenó hacerlos pasar hambre dos días, y así hizo el pueblo. Ocurrió al tercer día que el Rey les dijo: que cada soldado tome sus armas y monte su caballo, y que tome el pichón de cigüeña en su mano, levantémonos y hagamos la guerra contra la ciudad, por el lugar donde están las serpientes. Así hicieron, como dijo el Rey. Y fue al llegar al lugar de las serpientes, que [los pichones de cigüeñas] se las comieron y las eliminaron [a las serpientes] de ese lugar. Al ver el Rey y el pueblo la desaparición de las serpientes, alzaron un gran grito de guerra y conquistaron la ciudad. Entonces cada hombre vino a su casa, a su mujer y a lo que sus pertenencias. Cuando Bilam el brujo vio que la ciudad fue conquistada, abrió la puerta, montó su caballo junto a sus dos hijos, y escaparon a Mitzraim y vinieron a Faraón Rey de Mitzraim, que estaba junto a los magos y hechicero que están descritos en el Sefer Hayashar, consejeros de Faraón, para borrar el nombre de Yaakov de la faz de la Tierra. Moshé conquistó la ciudad con su sabiduría, y lo sentaron en el trono real, le pusieron la corona real en su cabeza, y también le dieron por esposa a la dama Kushita. Pero Moshé era reverente y temeroso del Dios de sus padres y no se allegó a ella, porque recordó el juramento que hizo jurar Abraham a Eliezer su siervo diciendo “No tomarás una mujer de las hijas de Kenaan”. Así también había hecho Itzjak al escapar Yaakov de Esav, cuando le ordenó no casarse con las hijas de Jam, porque recordamos los hijos de Jam fueron dados como esclavos a los hijos de Shet y los hijos de Yefet. Por eso Moshé temió a Hashem su Dios, y anduvo ante Él con verdad y con todo su corazón, y no se apartó del camino que anduvieron Abraham, Itzjak y Yaakov. Se fortaleció el reino de los hijos de Kush, hicieron guerra contra Edom, los hijos de Kedem y Aram, todos ellos se rindieron ante los hijos de Kush. Los días que reinó [Moshé] sobre los hijos de Kush fueron 40 años. Tuvo éxito en todas sus guerras, porque Hashem el Dios de sus padres estaba con él. Era el año 40 de su reinado, él estaba sentado en su trono real y su Reina sentada a su derecha. Entonces la Reina les dijo a los ministros y al pueblo: He aquí que 40 años ha reinado este sobre Kush, y a mí no se me ha acercado, y a los dioses de los hijos de Kush no ha adorado. Ahora, escuchen hijos de Kush, y que no reine este. Mi hijo Munjam reinará sobre ustedes, porque es mejor para ustedes servir al hijo de su señor antes que a un extraño, siervo del Rey de Egipto. Todo el pueblo debatió hasta el anochecer. A la mañana siguiente se levantaron temprano, y coronaron a Munjam hijo de Konkos como Rey sobre ellos. Pero tuvieron miedo los hijos de Kush de cómo destronar a Moshé, porque recordaban lo que habían jurado. Entonces le dieron importantes regalos y lo despidieron con grandes honores. Así Moshé salió de allí y dejó de reinar sobre Kush. Moshé tenía 67 cuando salió de Kush, y fue cosa de Dios, porque ya estaba por llegar el fin previsto desde el principio, de sacar a los Bnei Israel. (...)" |