"{\"id\": \"11257874\", \"name\": \"Salomons v. Leon\", \"name_abbreviation\": \"Salomons v. Leon\", \"decision_date\": \"1904-04-06\", \"docket_number\": \"No. 62\", \"first_page\": \"180\", \"last_page\": \"198\", \"citations\": \"6 P.R. 180\", \"volume\": \"6\", \"reporter\": \"Puerto Rico Reports\", \"court\": \"Supreme Court of Puerto Rico\", \"jurisdiction\": \"Puerto Rico\", \"last_updated\": \"2021-08-10T17:07:42.587454+00:00\", \"provenance\": \"CAP\", \"judges\": \"Jueces concurrentes: Sres. Presidente Qui\\u00f1ones y Aso-ciados Figueras, Sulzbacher y MacLeary.\", \"parties\": \"Salomons v. Leon.\", \"head_matter\": \"Salomons v. Leon.\\nApelaci\\u00f3n procedente de la Corte de Distrito de Ponce.\\nNo. 62.\\nResuelto en Abril 6, 1904.\\nOblisaciones \\u2014 Contratos\\u2014Interpretaci\\u00f3n de los Mismos. \\u2014 Las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contra-tantes y deben cumplirse \\u00e1 su tenor, y estos no deben ser objeto de inter-pretaci\\u00f3n cuando su sentido sea claro y terminante ,no siendo l\\u00edcito desna-turalizar el sentido de sus cl\\u00e1usulas con interpretaciones violentas.\\nId. \\u2014 Cumplimiento de los Mismos \\u2014 Indemnizaci\\u00f3n.\\u2014En los casos en que una parte dejare de cumplir las estipulaciones convenidas en un contrato, pro-cede obligarla al cumplimiento de las mismas y \\u00e1 la correspondiente in-demnizaci\\u00f3n de los da\\u00f1os y perjuicios \\u00e1 que su incumplimiento hubiere dado' lugar.\\nId. \\u2014 -El incumplimiento por una parte, de las cl\\u00e1usulas establecidas en un con-trato, en su propio beneficio y utilidad, \\u00e1 nadie m\\u00e1s que \\u00e1 la misma parte pudiera perjudicar, y por consiguiente, no es procedente exigirle el cum-plimiento de las expresadas cl\\u00e1usulas.\\nCostas \\u2014 Ealta de Temeridad. \\u2014 No Habiendo notoria y manifiesta temeridad en las partes litigantes y no desestim\\u00e1ndose totalmente las pretensiones de una y otra, el pronunciamiento de costas debe Hacerse sin especial condenaci\\u00f3n.\\nEXPOSICION DEL CASO.\\nEn el juicio seguido ante el Tribunal de Distrito de Ponce, entre partes, de la una Do\\u00f1a Ana Salomons y Lind, deman-dante, y de la otra Don Esteban de Le\\u00f3n y Mart\\u00ednez, de-mandado, sobre cumplimiento de un contrato, cuyo juicio pende ante nos \\u00e1 virtud de recurso de casaci\\u00f3n, boy de ape-laci\\u00f3n, interpuesto por Le\\u00f3n y Mart\\u00ednez, contra la sentencia que dict\\u00f3 el referido Tribunal, habiendo llevado la represen-taci\\u00f3n y defensa de la parte recurrente, ante esta Corte Su-prema, el Letrado Don Antonio Alv\\u00e1rez Nava, y las de la recurrida, el Letrado Don Jos\\u00e9 de Gruzm\\u00e1n Benitez.\\nResultando: que la expresada sentencia, dictada en 22 de Julio de 1902, copiada \\u00e1 la letra dice as\\u00ed:\\n\\u201cSentencia. \\u2014 En la ciudad de Ponce \\u00e1 los veinte y dos d\\u00edas del mes de Julio de mil novecientos dos. Visto en juicio oral y p\\u00fablico este pleito seguido en autos declarativos y entre partes, de la una, como demandante, Do\\u00f1a Ana Salomons Lind, mayor de edad, viuda, y vecina de esta ciudad; representada por el Letrado Don Manuel Le\\u00f3n Parra; y de la otra como demandado Don Esteban de Leon y Mart\\u00ednez, mayor de edad, vecino de esta ciudad, propietario; representado por el Letrado Don Luciano Ortiz Ant\\u00f3n; sobre cumplimiento de varias cl\\u00e1usulas de un contrato. Siendo Ponente para la redacci\\u00f3n de esta sentencia el Sr. Juez Presidente Don Isidoro Soto Nusa.\\nResultando: que con fecha diez y siete de Abril del corriente a\\u00f1o Do\\u00f1a Ana Salomons y Lind, por medio del Letrado Sr. Le\\u00f3n Parra, estableci\\u00f3 la presente demanda en juicio declarativo contra Don Esteban de Le\\u00f3n y Mart\\u00ednez, solicitando se condenase \\u00e1 \\u00e9ste \\u00e1 que en el t\\u00e9rmino que el Tribunal fije, levante en los terrenos arrendados pastos de malojillo completamente libres de plantas da\\u00f1osas, que puedan perjudicar \\u00e1 aquellos, y adem\\u00e1s \\u00e1 que arregle los canales de riego para aprovechar una concesi\\u00f3n de agua que tiene dicha finca; apercibido que de no hacerlo, se efectuar\\u00e1 \\u00e1 su costa, y que se le condene adem\\u00e1s al abono de los da\\u00f1os y perjuicios originados y que se originen \\u00e1 contar desde el d\\u00eda quince de Febrero del corriente a\\u00f1o; y adem\\u00e1s al pago de las costas; fundando su demanda en los siguientes hechos: que en cuatro de Diciembre de mil ochocientos noventa y tres, ante el notario de esta ciudad, Don Joaqu\\u00edn'Mayoral, la demandante celebr\\u00f3 con el demandado un contrato de arrendamiento de la mitad proindivisa de su propiedad que tiene en la siguiente finca: \\u201cHacienda que fu\\u00e9 de ca\\u00f1as dulces denominada \\u2018Santa Cruz\\u2019, radicada en el barrio de Bucan\\u00e1 de este t\\u00e9rmino municipal, y tiene de cabida doscientos cin-cuenta cuerdas de terreno, equivalentes \\u00e1 noventa y ocho hect\\u00e1reas, veinte y cinco \\u00e1reas, noventa y ocho eenti\\u00e1reas, de las cuales hay ciento ochenta cuerdas propias para ca\\u00f1as y setenta cuerdas \\u00e1 pastos, malezas y salitrales; colindando por el norte con terrenos de la hacienda \\u2018Isabel\\u2019 de la sucesi\\u00f3n Oppenheimer y con un camino vecinal, por el este con la misma hacienda \\u2018Isabel\\u2019 por el sur con el mar; y por el oeste con el r\\u00edo Bucan\\u00e1; siendo la parte de esta finca arrendada al Sr. Le\\u00f3n la misma que anteriormente la tuviera en arriendo Don Victor Qui\\u00f1ones; que entre las varias condiciones estipuladas en dicho con-trato figura la de que el arrendatario Don Esteban de Le\\u00f3n quedaba obligado \\u00e1 levantar pasto de malojillo sobre el terreno arrendado, cuyos pastos, \\u00e1 la terminaci\\u00f3n del contrato quedar\\u00edan \\u00e1 beneficio de la arren-dadora \\u00e1 la que deb\\u00eda entregarlos completamente limpios de toda planta que pueda serles perjudicial; que conteniendo la finca arren-dada una concesi\\u00f3n de aguas que no pod\\u00eda aprovecharse entonces por estar cegadas todas las zanjas, el arrendatario Le\\u00f3n se compromet\\u00eda \\u00e1 abrir desde luego, de su exclusiva cuenta, con el fin de utilizar dichas aguas; en la inteligencia que si despu\\u00e9s de arregladas las zanjas qui-siera la arrendadora hacer uso de las aguas, pod\\u00eda hacerlo, pero sin causar perjuicio alguno \\u00e1 los derechos adquiridos por el arrendatario; que el contrato se celebr\\u00f3 por el t\\u00e9rmino de seis a\\u00f1os, prorrogable \\u00e1 un a\\u00f1o m\\u00e1s si lo quisiere el Sr. Le\\u00f3n, cont\\u00e1ndose ese t\\u00e9rmino desde el d\\u00eda once de Septiembre de 1893; pero no fu\\u00e9 devuelta la posesi\\u00f3n de la finca hasta el quince de Febrero del corriente a\\u00f1o porque al cum-plirse el contrato \\u00e9 irse \\u00e1 hacer cargo de ella un hijo de la arrendadora, se encontr\\u00f3 con que el Sr. Le\\u00f3n no hab\\u00eda cumplido ninguno de los compromisos contraidos en el contrato p\\u00fablico celebrado, pues los terrenos arrendados se hallaron completamente cubiertos ,de malezas, no se sembr\\u00f3 en ellos yerba, malojillo y en cuanto \\u00e1 los canales de riego, no ya s\\u00f3lo no realiz\\u00f3 en ellos las recomposiciones \\u00e1 que se com-prometi\\u00f3, sino que faltando \\u00e1 los cuidados indispensables de conser-vaci\\u00f3n hab\\u00edan desemerecido grandemente en poder del arrendatario-ios que le entregaron al celebrar el contrato de arriendo; y que no obs-tante los ofrecimientos particulares que le hiciera el Sr. Le\\u00f3n, de cumplir el compromiso, no lo ha verificado.\\nResultando: que con el escrito de demanda se acompa\\u00f1a testimonio-de la escritura del contrato de arrendamiento de que se hace m\\u00e9rito,, y certificaci\\u00f3n de haber intentado el acto de conciliaci\\u00f3n.\\nResultando: que admitida la demanda, se di\\u00f3 traslado de ella al demandado Don Esteban de Le\\u00f3n y Mart\\u00ednez por t\\u00e9rmino de veinte-d\\u00edas, durante el cual se person\\u00f3 en los autos y contest\\u00f3 la demanda, con-fesando el primero y segundo de los hechos de ella, y alegando que una. vez que empez\\u00f3 la vigencia del contrato, tanto en su propio beneficio,, como para intentar el cumplimiento de una cl\\u00e1usula notoriamente im-posible, por no haber medios de sembrar la mitad proindivisa de una. finca sembr\\u00f3 en la totalidad de ella' yerba malojillo,' y para cumplir en el propio beneficio como arrendatario la cl\\u00e1usula sexta que s\\u00f3lo en su favor se hab\\u00eda puesto, procedi\\u00f3 \\u00e1 limpiar las zanjas cegadas para utilizarse de las aguas dotaci\\u00f3n'de la finca; que \\u00e1 consecuencia del cicl\\u00f3n que devast\\u00f3 esta Isla en mil ochocientos noventa y nueve la finca arrendada sufri\\u00f3, como todas, los efectos de la inundaci\\u00f3n ceg\\u00e1n-dose las zanjas abiertas por \\u00e9l, destruy\\u00e9ndose y ensuci\\u00e1ndose no poco-del pasto que en ella hab\\u00eda sembrado; que terminado el plazo del arren-damiento celebr\\u00f3 con la demandante un nuevo contrato en el cual no-exist\\u00eda esa cl\\u00e1usula referente \\u00e1 la siembra de yerba ni ninguna de las-dem\\u00e1s cuyo cumplimiento se exige; y solicita, se declare sin lugar la demanda con imposici\\u00f3n de las costas \\u00e1 la demandante.\\nResultando: que recibido el pleito \\u00e1 prueba, cada una de las partes propuso las suyas, y se\\u00f1alado el d\\u00eda diez del actual para la celebra-ci\\u00f3n del juicio oral y la pr\\u00e1ctica de las pruebas, as\\u00ed se verific\\u00f3 in-formando en aquel acto los letrados de ambas partes lo que estimaron oportuno en defensa de sus respectivos derechos.\\nResultando: que de la prueba documental traida \\u00e1 los autos,, aparece la celebraci\\u00f3n del contrato de arrendamiento verificado en la forma y bajo las condiciones se\\u00f1aladas por la demandante; que prac-ticada una inspecci\\u00f3n ocular en los terrenos arrendados, en primero del actual, aparecen aquellos cubiertos de diferentes yerbas, entre ellas grama amarga, pata de gallina, y aromas, destac\\u00e1ndose de vez en cuando algunos tallos de malojillo as\\u00ed como algunas manchas en otros sitios de esta \\u00faltima yqrba; que en un extremo de la finca cerca del rio, se encontraron restos de un canal en la entrada de las aguas en el cual se encuentra un trozo de \\u00e9l, donde estaba el m\\u00f3dulo, no existiendo \\u00e9ste ni represa no pudiendo entrar las aguas y encontr\\u00e1n-dose dicho canal en parte destruido y en parte sano-; que Don Oscar Oppenheimer di\\u00f3 recibos \\u00e1 Don Esteban de Le\\u00f3n por veinte y cinco pesos uno, sin fecha, como resto del arrendamiento del mes de Agosto, y otro por setenta y cinco pesos, fecha cinco de Agosto de 1901, \\u00e1 cuenta del arrendamiento de estancia \\u201cSanta Cruz\\u201d.\\nResultando: que de la prueba de confesi\\u00f3n por el demandado Don Esteban de Le\\u00f3n, que \\u00e9ste declara hab\\u00e9rsele se\\u00f1alado por Don Oscar Oppenheimer, hijo de la demandante, el terreno que constitu\\u00eda la mitad de la finca que se le arrendaba; que el declarante arregl\\u00f3 el canal, lo limpi\\u00f3 \\u00e9 hizo una represa que no estaba en el contrato, cuya represa no existe hoy por que se la robaron; que dichos terrenos lo hizo arar y los sembr\\u00f3 de malojillo, construyendo un m\\u00f3dulo que se lo llev\\u00f3 el r\\u00edo \\u00e1 los pocos d\\u00edas, que el canal lo tap\\u00f3 el r\\u00edo; que en el primer a\\u00f1o del arrendamiento pag\\u00f3 treinta pesos mensuales como precio del mismo, en sucesivos a\\u00f1os, hasta siete, pag\\u00f3 \\u00e1 raz\\u00f3n de setenta pesos mensuales, y despu\\u00e9s, hizo un nuevo arrendamiento con Don Oscar Oppenheimer hijo de la Se\\u00f1ora Salomons sin estipular otras condiciones que las de pagar cien dollars mensuales, cuyo precio vino satisfaciendo por espacio de a\\u00f1o y medio \\u00f3 sea hasta el diez y seis de Febrero del corriente a\\u00f1o en que dej\\u00f3 el arrendamiento, despu\\u00e9s de lo que, se metieron en los terrenos ganados de los Se\\u00f1ores Saur\\u00ed y Subir\\u00e1; que los cien pesos mensuales los dejaba algunas \\u25a0veces en poder de Don Julio Verne, y otras en el del cu\\u00f1ado de Don Oscar, para que los entregara \\u00e1 \\u00e9ste; que durante el arrendamiento s\\u00f3lo ha percibido dos recibos, uno de Don Oscar y otro de su hermana.\\nResultando; de la prueba testifical, Don Oscar Oppenheimer mani-fiesta, que el Se\\u00f1or de Le\\u00f3n s\\u00f3lo pagaba sesenta pesos provinciales por el arrendamiento, y despu\\u00e9s del cange pagaba su equivalencia \\u00f3 sea treinta y seis dollars, que no celebr\\u00f3 ning\\u00fan contrato con Le\\u00f3n; que \\u00e9ste nunca pag\\u00f3 veinte y cinco pesos semanales ni cien mensuales. Re- conoci\\u00f3 los dos recibos existentes en antos, y explica que ellos son de mensualidades atrazadas; que de las cantidades que le pagaba Le\\u00f3n siempre le otorgaba recibo por conducto de la misma persona con quien \\u00e9l le enviaba el dinero; no puede afirmar que el recibo de veinte y cinco pesos sea anterior al de setenta y cinco, no recuerda la fecha en que autoriz\\u00f3 el primero. Don Vicente Valdivieso y Torruella mani-fiesta que, oy\\u00f3 \\u00e1 Don Oscar Oppenbeimer y Don Esteban de Le\\u00f3n tratar del arrendamiento de la finca \\u201cSanta Cruz\\u201d quedando Le\\u00f3n en arreglar aquella bajo las mismas condiciones; no d\\u00e1 m\\u00e1s detalles. Don Emilio Fer\\u00ed, mayordomo de la hacienda \\u201cEstrella\\u201d, manifiesta que esta hacienda tiene arrendados los terrenos de la finca \\u201cSanta Cruz\\u201d, los cuales est\\u00e1n sembrados de yerba de hicotea que arranca el decla-rante porque no la come el ganado ni deja crecer el malojillo; no vi\\u00f3 que Le\\u00f3n sembrara de esta yerba en esos terrenos ni sabe arreglara el canal; que cuando entr\\u00f3 de mayordomo en dicha hacienda, encontr\\u00f3 en esos terrenos sembrados de malojillo en una parte. Don Ulises Clavel manifiesta que, desde hace seis \\u00fa ocho a\\u00f1os pasa con frecuencia por el camino de la finca \\u201cSanta Cruz\\u201d, desde donde se distinguen cuarenta \\u00f3 cincuenta cuerdas de esos terrenos y nunca vi\\u00f3 que Le\\u00f3n tuviera sembrado en ellos malojillo, que no vi\\u00f3 tampoco que por el canal pasara agua nunca, ignorando el porque de \\u00e9so. Don Carlos Torres manifiesta que la hacienda \\u201cRestaurada\\u201d viene aprovechando las aguas del r\\u00edo que antes aprovechaba la finca \\u201cSanta Cruz,\\u201d la que desde hace mucho tiempo no las utiliza por no tener canales y los que ten\\u00eda est\\u00e1n destruidos; que no vi\\u00f3 los arreglase Le\\u00f3n y que si los hubiera arreglado lo hubiera visto el declarante, aunque en la \\u00e9poca en que tuvo esos terrenos Le\\u00f3n no vi\\u00f3 los canales. Alejo Marcos mani-fiesta que, hasta un a\\u00f1o antes del cicl\\u00f3n ni despu\\u00e9s de \\u00e9ste vi\\u00f3 sembrar yerba malojillo en los terrenos de la finca \\u201cSanta Cruz\\u201d ni arreglar sus canales. Don Julio Verne manifiesta que es cierta la entrega de dinero que le hac\\u00eda L.e\\u00f3n, la que efectuaba \\u00e9l \\u00e1 Don Oscar Oppenheimer sin percibir recibo; que sab\\u00eda proced\\u00eda ese dinero del arrenda-miento de la finca \\u201cSanta Cruz\\u201d, y que Le\\u00f3n le indicaba siempre \\u00e1 qu\\u00e9 semana se refer\\u00eda aquel pago lo que trasmit\\u00eda el declarante \\u00e1 Oppenheimer, y que tales entregas ocurrieron por los a\\u00f1os 1900 y 1901. Juan Angel Rivera manifiesta que el Sr. Le\\u00f3n hizo cercas, limpieza ,y sembr\\u00f3 yerba en los terrenos arrendados, que hizo en el r\\u00edo una represa y un m\\u00f3dulo, y que hizo arreglar los canales. Don Juan Jorne y Juan Centeno, declaran en la misma forma que el anterior testigo.\\nResultando: que se\\u00f1alado el d\\u00eda de boy para la votaci\\u00f3n de la presente sentencia, lo fu\\u00e9 por unanimidad.\\nResultando: que en este juicio, en su tramitaci\\u00f3n, se ban cumplido las prescripciones de la ley.\\nConsiderando: que con arreglo al Art\\u00edculo 1091 del C\\u00f3digo Civil las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse al tenor de los mismos: no siendo l\\u00edcito desnaturalizar el contenido de la obligaci\\u00f3n \\u00f3 de las cl\\u00e1usulas contractuales con interpretaciones rebuscadas \\u00f3 violentas cuando el sentido de ellas es claro y terminante.\\nConsiderando: que entre las cl\\u00e1usulas estipuladas en el contrato de arrendamiento celebrado entre las partes litigantes, seg\\u00fan consta de la escritura presentada, existe la de que el arrendatario Don Esteban de Le\\u00f3n quedaba obligado \\u00e1 levantar pasto de malojillo en el terreno arrendado, cuyos pastos \\u00e1 la terminaci\\u00f3n del contrato quedar\\u00edan \\u00e1 beneficio de la arrendadora, \\u00e1 la que deb\\u00eda entregarlos completamente limpios de toda planta que pudiera serles perjudicial, y la de que con-teniendo la finca arrendada una concesi\\u00f3n de aguas que no pod\\u00eda aprovecharse entonces por estar cegadas todas las zanjas, el mismo arrendatario Le\\u00f3n se compromet\\u00eda \\u00e1 abrirlas desde luego de su exclu-siva cuenta con el fin de utilizar dichas aguas; pudiendo la arrenda-dora hacer uso de ellas, pero sin causar perjuicio \\u00e1 los derechos ad-quiridos por el arrendatario.\\nConsiderando: en cuanto \\u00e1 la cl\\u00e1usula primera de las transcritas en el anterior considerando, que siendo claro y explicito el sentido literal de la misma no cabe arguirse de contrario que se trata de una cl\\u00e1usula de imposible ejecuci\\u00f3n bajo el pretexto banal de que el terreno arrendado se hallaba proindiviso, toda vez que este extremo qued\\u00f3 completamente desvirtuado durante el per\\u00edodo probatorio seg\\u00fan confesi\\u00f3n del mismo arrendatario demandado hecha ante el Tribunal bajo la santidad del juramento, al firmar que Don Oscar Oppenheimer, hijo de la demandante, le hab\\u00eda se\\u00f1alado el terreno que constitu\\u00eda la mitad de la finca que se le arrendaba; siendo por tanto evidente que sobre esa porci\\u00f3n deslindada, y no en otra, era que el arrendatario deb\\u00eda levantar los pastos de malojillo \\u00e1 que dicha cl\\u00e1usula se refiere.\\nConsiderando: que la subsistencia de la referida cl\\u00e1usula no se halla tampoco desvirtuada en sus efectos, por cuanto no aparece com- probada por ninguno de los medios de prueba que el derecho reconoce, la alegaci\\u00f3n opuesta por la parte demandada, de que terminado el plazo del arrendamiento hab\\u00eda celebrado con el demandante un nuevo contrato en el cual no exist\\u00eda esa cl\\u00e1usula ni la otra, \\u00e1 que se refiere el escrito de demanda: debiendo en su consecuencia tenerse por firme, subsistente y valedera para todos los efectos legales dicha cl\\u00e1usula primera.\\nConsiderando: que siendo esto as\\u00ed de la prueba de inspecci\\u00f3n ocular, la de confesi\\u00f3n, la instrumental y la de testigos propuesta y practicada \\u00e1 instancia de la parte aetora en el acto del juicio oral, aparece como un hecho probado, seg\\u00fan la apreciaci\\u00f3n que ha hecho el Tribunal sentenciador con arreglo \\u00e1 los dictados soberanos de su conciencia, que el arrendatario Don Esteban de Le\\u00f3n durante el t\\u00e9r-mino del contrato, ni al vencimiento, ni en ninguna otra ocasi\\u00f3n en que se encontraba poseyendo el terreno arrendado, ha levantado ni sembrado la porci\\u00f3n de terreno design\\u00e1dale, de pastos de malojillo seg\\u00fan lo convenido de tal modo, que al vencerse el contrato de refe-rencia hubo de encontrarse la finca cubierta de diferentes yerbas tales como grama amarga, pata de gallina y aromas, destac\\u00e1ndose sobre el terreno solamente y de vez en cuando algunos tallos de malojillo y algunas manchas de esta yerba en otras partes del mismo; todo lo cual convence plenamente de que el referido arrendatario dej\\u00f3 incum-plida la cl\\u00e1usula estipulada y cuyo cumplimiento se exije en este juicio.\\nConsiderando: que siendo un precepto terminante de la Ley Civil sustantiva que la prueba de las obligaciones incumbe al que reclama su cumplimiento, y la de su extinci\\u00f3n al que la opone, es de todo punto concluyente que habiendo justificado en este punto su derecho la parte aetora, sin que la contraria haya constatado las alegaciones opuestas, procede desde luego declarar con lugar la demanda en la parte que se refiere \\u00e1 exigir el cumplimiento de la cl\\u00e1usula primera que se analiza, con los dem\\u00e1s pronunciamientos subsidiarios de indem-nizaci\\u00f3n de da\\u00f1os y perjuicio^ irrogados por el incumplimiento de la misma.\\nConsiderando: que si es evidente y paladino cuanto se ha con-siderado respecto al incumplimiento de la cl\\u00e1usula primera ya refe-rida y \\u00e1 la obligaci\\u00f3n en que est\\u00e1 el arrendatario demandado de cum-plimentar en todas sus partes, no ocurre lo mismo en cuanto \\u00e1 la clausula segunda de las transcritas y que constituye otra de las con-diciones \\u00f3 t\\u00e9rminos del contrato celebrado, si s\\u00e9 tiene en cuenta la raz\\u00f3n legal de que dicba cl\\u00e1usula \\u00f3 condici\\u00f3n paecionada se estableci\\u00f3 en contemplaci\\u00f3n del arrendatario y en beneficio y utilidad de su propia persona como tal arrendatario, \\u00fanico \\u00e1 quien despu\\u00e9s de todo importaba como mero explotador y usufructuador del terreno arrenda-do servirse de dichas aguas y poner las zanjas \\u00f3 canales en buenas condiciones para el discurso de las mismas, obteniendo con esta mejora el mayor rendimiento posible del terreno; siendo de todo punto evi-dente que el incumplimiento de dicha cl\\u00e1usula \\u00e1 nadie ha podido per-judicar m\\u00e1s que al mismo arrendatario, en cuyo favor se hab\\u00eda esta-blecido.\\nConsiderando: que en ese sentido carece de fundamento legal la parte de la demanda que se refiere \\u00e1 exigir el cumplimiento de la. expresada cl\\u00e1usula segunda, no siendo por tanto procedente la recla-maci\\u00f3n que en este punto se deduce.\\nConsiderando: en cuanto \\u00e1 las costas que no ha existido temeridad' notoria y manifiesta en las partes litigantes, y que las pretensiones-de \\u00e9stas,.no han sido totalmente desestimadas; por esta consideraci\\u00f3n debe hacerse el pronunciamiento y declaraci\\u00f3n legal sin especial con-denaci\\u00f3n.\\nVistos los Art\\u00edculos 1091, 1098, 1100, 1101, 1107, 1113, 1203, 1214,. 1218, 1231, 1235, 1241, 1244, 1248, 1281, 1555 del C\\u00f3digo Civil, no reformado, en relaci\\u00f3n con los pertinentes de la Ley de Enjuiciamiento-Civil, y la Orden General No. 118, y jurisprudencia del Supremo-aplicable al caso.\\nFallamos: que declarando con lugar la demanda interpuesta \\u00e1 nombre de Do\\u00f1a Ana Salomons y Lind en la parte que se refiere al primer extremo de la misma, con sus pronunciamientos subsidiarios,, debemos condenar y condenamos al demandado Don Esteban de Le\\u00f3n y Mart\\u00ednez en su car\\u00e1cter legal de arrendatario \\u00e1 que en el t\\u00e9rmino-de cinco meses naturales \\u00e1 contar desde la fecha en que sea firme esta sentencia, levante en el terreno arrendado los pastos de malojillo com-pletamente libres de plantas da\\u00f1osas, con la prevenci\\u00f3n que de no-verificarlo se efectuar\\u00e1 \\u00e1 su costa, y \\u00e1 la indemnizaci\\u00f3n de los da\\u00f1os y perjuicios irrogados \\u00e1 la demandante con el incumplimiento de la obligaci\\u00f3n primera pactada, los que deber\\u00e1n hacerse efectivo en la v\\u00eda. y forma que determina la Ley de Enjuiciamiento Civil.\\nAs\\u00ed mismo debemos declarar y declaramos sin lugar dicha de-manda en cuanto al otro extremo de su reclamaci\\u00f3n, absolviendo de- ella al demandado Don Esteban de Le\\u00f3n, sin bacer especial condena-ci\\u00f3n de costas en ambos pronunciamientos. As\\u00ed lo pronunciamos, mandamos y firmamos: Isidoro Soto Nussa, R. S\\u00e1nchez Montalvo, Libertad Torres G-rau\\u201d.\\nResultando: que contra esta sentencia interpueso la re-presentaci\\u00f3n de Don Esteban de Le\\u00f3n Mart\\u00ednez recurso de casaci\\u00f3n, que le fue admitido; y elevados los autos \\u00e1 esta Corte Suprema, previa citaci\\u00f3n y emplazamiento de las partes, se tramit\\u00f3 dicho recurso como de apelaci\\u00f3n, se\\u00f1al\\u00e1n-dose d\\u00eda para la vista, la que tuvo lugar con asistencia del Letrado de la parte apelante.\\nAbogado del apelante: Sr. Alv\\u00e1rez Nava-\\nAbogado del apelado: Sr. Guzm\\u00e1n Benitez (Jos\\u00e9).\", \"word_count\": \"3645\", \"char_count\": \"22015\", \"text\": \"El Juez Asociado Se. Hebnandez,\\ndespu\\u00e9s de exponer los hechos anteriores, emiti\\u00f3 la opini\\u00f3n del Tribunal.\\nAceptando los fundamentos de hecho y de derecho de la sentencia apelada.\\nVistas las disposiciones legales que en ella se citan.\\nFallamos: que debemos confirmar y confirmamos en todas sus partes la sentencia que en 22 de Julio de 1902 dict\\u00f3 el Tribunal de Distrito de Ponce, con las costas del recurso \\u00e1 cargo de la parte apelante; y devu\\u00e9lvanse los autos \\u00e1 dicho Tribunal con la certificaci\\u00f3n correspondiente.\\nJueces concurrentes: Sres. Presidente Qui\\u00f1ones y Aso-ciados Figueras, Sulzbacher y MacLeary.\"}"