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"{\"id\": \"8756976\", \"name\": \"Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez et al., Demandantes y Apelantes, v. Rubert Hermanos et al., Demandados y Apelados\", \"name_abbreviation\": \"Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez v. Rubert Hermanos\", \"decision_date\": \"1915-12-08\", \"docket_number\": \"No. 1024\", \"first_page\": \"293\", \"last_page\": \"316\", \"citations\": \"23 P.R. Dec. 293\", \"volume\": \"23\", \"reporter\": \"Decisiones de Puerto Rico\", \"court\": \"Supreme Court of Puerto Rico\", \"jurisdiction\": \"Puerto Rico\", \"last_updated\": \"2021-08-10T21:03:26.102711+00:00\", \"provenance\": \"CAP\", \"judges\": \"Jueces concurrentes: Sres. Presidente Hern\\u00e1ndez y Aso-ciados del Toro, Aldrey y HutcMson.\", \"parties\": \"Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez et al., Demandantes y Apelantes, v. HUBERT HERMANOS ET AL., DEMANDADOS Y APELADOS.\", \"head_matter\": \"Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez et al., Demandantes y Apelantes, v. HUBERT HERMANOS ET AL., DEMANDADOS Y APELADOS.\\nApelaci\\u00f3n procedente de' 1\\u2019a Corte de Distrito de San Juan, Secci\\u00f3n 2a,, en causa sohre devoluci\\u00f3n de propiedad.\\nNo. 1024.\\nResuelto en diciembre 8, 1915.\\nInter\\u00e9s en la Acci\\u00f3n \\u2014 Demandante.'\\u2014Una persona que no tiene inter\\u00e9s en la acci\\u00f3n, no tiene derecho a comparecer ante una corte como demandante a impugnar escrituras o procedimientos referentes a la misma.\\nTutor \\u2014 Administrador\\u2014Procedimiento Ejecutivo. \\u2014 El heeho de ser una persona tutor de los menores cuyos bienes est\\u00e1n en venta \\u00f3 sujetos a procedi-mientos ejecutivos, no le impide' ser nombrada administradora de dichos bienes, pues como tal puede defender mejor los intereses de sus pupilos.\\nEraude \\u2014 Presunci\\u00f3n.\\u2014El fraude no se presume meramente y cuando se alega debe ser claramente probado.\\nId. \\u2014 Terceros\\u2014Presunci\\u00f3n.\\u2014En este caso un hermano de los socios de la firma Hubert Hermanos era apoderado de Jos\\u00e9 G-allart en la \\u00e9poca en que \\u00e9ste vendi\\u00f3 a dicha sociedad los bienes objeto de este litigio. M\\u00e1s tarde dicho apoderado adquiri\\u00f3 para s\\u00ed derechos en la referida sociedad Hubert Hermanos. Se resolvi\\u00f3: Que el hecho de que un hermano de los socios de la demandada era apoderado del vendedor en la \\u00e9poca de la compra y que luego adquiri\\u00f3 un. derecho en la referida sociedad no justifica la suposici\\u00f3n de que el conoci-miento que \\u00e9ste ten\\u00eda de los hechos .anteriores deba imputarse a sus her-manos hasta el punto de anular su derecho a ser considerado como tercero. Si solamente est\\u00e1n envueltas las irregularidades e ilegalidades que se alegan en la venta bajo ejecuci\\u00f3n es dudoso que el conocimiento de \\u00e9stas por los compradores anulara su dereeho.\\nPrescripci\\u00f3n' \\u2014 Interrupci\\u00f3n de la Prescripci\\u00f3n. \\u2014 Para que exista interrupci\\u00f3n en un derecho adquisitivo de prescripci\\u00f3n, especialmente si tiene lugar me-diante una acci\\u00f3n, es' necesario que \\u00e9sta sea de la misma naturaleza que la del presente pleito.\\nImpedimento o Estoppel \\u2014 Abandono o Laches. \\u2014 Guando un demandante ha aceptado arreglos y traspasos en una ejecuci\\u00f3n de hipoteca est\\u00e1 impedido {estopped) de atacar los procedimientos ejecutivos tanto m\\u00e1s cuanto se ha beneficiado de los mismos sin hacer esfuerzo alguno para ataear su validez, lo que le hace asimismo culpable de abandono {laches).\\nConocimiento Judicial \\u2014 Sentencia de una Corte de Apelaci\\u00f3n. \\u2014 No puede tomarse conocimiento judicial de una sentencia de una corte de apelaci\\u00f3n para determinar un heeho, a menos que de los autos conste que dicha sentencia fu\\u00e9 sometida directamente a la corte sentenciadora.\\nEjecuci\\u00f3n de ' Hipoteca \\u2014 Ataque Colateral \\u2014 Defensa.\\u2014Un ataque colateral contra los procedimientos sobre ejecuci\\u00f3n de hipoteca, debe hacerse a las verdaderas defensas de los deudores hipotecarios 7 no a los defectos t\\u00e9cnicos de la venta en ejecuci\\u00f3n.\\nHipoteca \\u2014 Condue\\u00f1o\\u2014Mujer Casada. \\u2014 Una mujer casada, condue\\u00f1a en una pro-piedad, tiene derecho a hipotecar su participaci\\u00f3n en garant\\u00eda de deudas con-tra\\u00eddas para beneficio de la propiedad. La Ley 61 de Toro declara nula cualquier fianza prestada por una mujer casada para garantir las deudas de su marido, pero no anula la obligaci\\u00f3n contra\\u00edda por ella como deudora principal.\\nEscritura Mancomunada \\u2014 Herederos.\\u2014Aun cuando la Ley de Toro deelare nula una escritura otorgada de mancom\\u00fan por marido y mujer, las \\u00fanicas personas que podr\\u00edan beneficiarse de esa nulidad ser\\u00edan los herederos de la esposa.\\nTestigos Instrumentales \\u2014 Pr\\u00e1ctica Contempor\\u00e1nea. \\u2014 En la feeha en que se \\u25a0 constituy\\u00f3 la hipoteca objeto de esta acci\\u00f3n, las cortes ciertamente toleraban la falta de firmas de testigos instrumentales en las escrituras originales y esa interpretaci\\u00f3n contempor\\u00e1nea debe ser respetada.\\nAcci\\u00f3n Eeal \\u2014 Acci\\u00f3n Personal \\u2014 Notificaci\\u00f3n al Demandado. \\u2014 No existiendo nada en los autos que demuestre que la acci\\u00f3n ejercitada, aunque comprende bienes inmuebles y hasta ese punto es real, sea otra cosa que una acci\\u00f3n personal por lo menos en lo que respecta a uno de los demandados, se hace necesaria la notificaci\\u00f3n personal de \\u00e9ste.\\nLos techos est\\u00e1n expresados en la opini\\u00f3n.\\nAhogados de los apelantes: 8res. Rafael L\\u00f3pez Lanclr\\u00f3n, Enrique Rinc\\u00f3n y Jos\\u00e9 R. F. Savage.\\nAbogados de los apelados: Sres. Alvarez Nava <& Dom\\u00edn-guez y Francisco de la Torre.\", \"word_count\": \"7955\", \"char_count\": \"48593\", \"text\": \"El Juez Asociado Se. Wole,\\nemiti\\u00f3 la opini\\u00f3n del tribunal.\\nEste es nn caso en el cnal poco o nada se hizo en la corte inferior por simplificar las cuestiones en controversia. Por una n otra raz\\u00f3n que no aparece enteramente explicada, se permiti\\u00f3 a los apelantes incluir en la demanda un gran n\\u00fa-mero de cuestiones que son innecesarias e impertinentes, algu-\\u00faas de las cuales no tienen al parecer ninguna relaci\\u00f3n con las causas de acci\\u00f3n que se alegan. La teor\\u00eda fundamental de la demanda fue que debido a los actos de varias personas y especialmente de Jos\\u00e9 G-allart y otros que intervinieron en la ejecuci\\u00f3n de cierta hipoteca, qued\\u00f3 privada la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez de ciertos derechos de propiedad. Adem\\u00e1s, en la demanda se sostiene m\\u00e1s o menos consecuente-mente la teor\\u00eda de que para que pueda ser restablecida la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez en sns derechos' tiene qne declararse qne cierta venta por ejecuci\\u00f3n, as\\u00ed como l\\u00e1 hipoteca qne a la misma sirvi\\u00f3 de base, son absolutamente nulas y sin ning\\u00fan valor y si necesario fuere, que son inexistentes. A la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez se han unido las Suce: siones de Carmen Landr\\u00f3n y de Manuel L\\u00f3pez- con el fin aparente de prestarle su ayuda para demoler la ciudadela eri-gida por el enemigo com\\u00fan Jos\\u00e9 G-allart y de cuya destrucci\\u00f3n las dos \\u00faltimas sucesiones esperar\\u00edan obtener alg\\u00fan beneficio. Si la Sucesi\\u00f3n de Manuel L\\u00f3pez y la Sucesi\\u00f3n de Carmen Landr\\u00f3n jam\\u00e1s renunciaron ninguno de sus primitivos dere-chos, dejando a un lado las cuestiones de prescripci\\u00f3n, quiz\\u00e1s pudieron haber seguido una acci\\u00f3n contra Rubert Hermanos sobre partici\\u00f3n de bienes. En esta demanda, sin embargo, no se trata de modo alguno de una acci\\u00f3n de partici\\u00f3n, habiendo sido fuertemente atacados los derechos de los de-mandados a cualquier parte- de los bienes y s\\u00f3lo reconocidos vagamente cuando la Sucesi\\u00f3n de Manuel L\\u00f3pez, los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n, reclaman una hipoteca, legal. Ni siquiera entonces se reclama en una sola de las treinta y seis causas de acci\\u00f3n que han sido alegadas dicha hipoteca legal como base de la acci\\u00f3n. La demanda en su forma, es una narraci\\u00f3n indefinida, a la cual, acompa\\u00f1an lo que ordinariamente se llaman solicitudes o peticiones. Los apelantes las denominan \\\"causas de acci\\u00f3n,\\\" las cuales discuten una por una (seriatim) en su alegato. No puede haber teor\\u00eda alguna compatible con la demanda que no sea la de anular el t\\u00edtulo o t\\u00edtulos que los demandados alegan tener por virtud de la hipoteca y venta de la finca en ejecuci\\u00f3n de la hipoteca. Esta teor\\u00eda est\\u00e1 robustecida por varias cuestiones que obran en los autos y particularmente por el hecho de que en la hipotecavque ha sido impugnada Leonardo Igarav\\u00eddez y Carmen Landr\\u00f3n figuran hipotecando toda la propiedad y no sus participa-ciones por separado y porque el procedimiento hipotecario se sigui\\u00f3 contra toda la propiedad. Desde luego que con \\u00e1rreglo a los art\\u00edculos 406 y 1758 del C\\u00f3digo Civil, la hipoteca en realidad \\u00fanicamente ten\\u00eda aplicaci\\u00f3n a sus participaciones individuales.\\nLos apelantes lian presentado un alegato de unas 392 p\\u00e1ginas en maquinilla, y con la idea de prestar la debida consideraci\\u00f3n a las innumerables reclamaciones que se Lacen, se ha dilatado la resoluci\\u00f3n de este caso. El juez de la corte inferior, Sr. Grill, fallecido, emiti\\u00f3 una opini\\u00f3n muy autori-zada con la que estamos de acuerdo en sus principales aspec-tos. Los apelantes al impugnar el razonamiento de la corte, alegan un gran n\\u00famero de errores, cuando en realidad de verdad s\\u00f3lo uno pod\\u00eda ser alegado, o sea, el haber dejado la corte de dictar sentencia a favor de los apelantes, o al menos, algunos de ellos, al hacer las extensas alegaciones de fraude, ilegalidades y nulidades.\\nEl juez de la corte inferior aunque criticado por los ape-lantes expresa que la materia objeto de la acci\\u00f3n en este pleito era conocida con el' nombre de finca San Vicente, de Vega Baja. Hab\\u00eda otras parcelas comprendidas en el litigio, pero la finca en su totalidad .estaba dedicada al cultivo y molienda de ca\\u00f1as. La propiedad era conocida y todav\\u00eda se conoce por \\\"San Vicente,\\\" si bien su t\\u00edtulo fu\\u00e9 cambiado m\\u00e1s tarde por el de \\\"Central San Vicente.\\\"\\nAdoptando esta forma lac\\u00f3nica de hablar de la cuesti\\u00f3n, diremos que la finca San Vicente, la pose\\u00eda Jacinto L\\u00f3pez quien falleci\\u00f3 en el a\\u00f1o 1863. Al hacerse la divisi\\u00f3n de sus bienes la finca se le adjudic\\u00f3 a su hijo Manuel Antonio L\\u00f3pez Mart\\u00ednez y a tres de sus hermanos. Durante los comienzos del a\\u00f1o 1864, Manuel compr\\u00f3 las participaciones que ten\\u00edan dos de sus hermanas en la finca San Vicente obteniendo un arrendamiento de la tercera. Manuel falleci\\u00f3 en noviembre, 1865, dejando una viuda, Carmen Landr\\u00f3n y tres hijos. Carmen Landr\\u00f3n no aport\\u00f3 nada a la sociedad conyugal; se le adjudicaron 11,000 pesos m\\u00e1s o menos, como parte de sus bienes gananciales y 117,000 pesos para pagar las deudas de Manuel. El resto de la finca, o sean unos 88,000 pesos, fil\\u00e9 adjudicado a los tres hijos, herederos testamentarios de Manuel.\\nEn 1866, la hermana de Manuel, Teresa de Jes\\u00fas L\\u00f3pez Mart\\u00ednez que hab\\u00eda quedado como \\u00fanica oondue\\u00f1a con Manuel vendi\\u00f3 su participaci\\u00f3n al presb\\u00edtero Antonio (Jarcia que despu\\u00e9s la vendi\\u00f3 a Leonardo Igarav\\u00eddez quien le pag\\u00f3 unos 40,000 pesos en efectivo y di\\u00f3 hipoteca por el saldo. De modo que en noviembre de 1866, los condue\\u00f1os de San Vicente eran los tres hijos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n, con un inter\\u00e9s entre todos de 88,000 pesos; la viuda Carmen Landr\\u00f3n, con un inter\\u00e9s de 11,000 pesos por sus bienes gananciales y 117,000 pesos para responder de las deudas de su difunto marido, y Leonardo Igarav\\u00eddez con un inter\\u00e9s de 98,000 pesos, m\\u00e1s o menos. Don Leonardo era entonces viudo con un hijo y dos hijas, cons-tando que el hijo muri\\u00f3 en su minoridad. Una de las hijas muri\\u00f3 despu\\u00e9s y la otra constituye la Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez Santana.\\nEn noviembre' de 1866, Leonardo Igarav\\u00eddez se cas\\u00f3 con Carmen Landr\\u00f3n de cuyo matrimonio resultaron seis hijos que constituyen la Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n. Las tres Sucesiones, la L\\u00f3pez Landr\\u00f3n, la Igarav\\u00eddez Santana y la Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, son las demandantes en este pleito. Al tiempo del matrimonio la hacienda de referencia estaba gra-vada con la hipoteca a favor del presb\\u00edtero Antonio (Jarcia y con dos hipotecas m\\u00e1s a favor de las dos hermanas de Manuel para asegurar el precio de la venta de sus respectivos condominios.\\nLa corte inferior llama la atenci\\u00f3n hacia el hecho de que las cargas que exist\\u00edan sobre la finca San Vicente en el a\\u00f1o 1866 se pagaron, por lo menos en parte. Tambi\\u00e9n expresa que ninguno de los demandantes en este pleito se present\\u00f3 ante la corte con- la calidad' de heredero de las hermanas de Manuel, ni como heredero del presb\\u00edtero Garc\\u00eda, ni tam-poco se presentaron los demandantes en representaci\\u00f3n de cualquier otro acreedor que tuviera derecho de reclamaci\\u00f3n contra los' due\\u00f1os de la finca en 1866, o, en alguna otra fecha posterior. '\\u2022 Mucho se dijo en la demanda acerca de los dis-tintos grav\\u00e1menes y de los derechos de los varios acreedores,, pero estas diferentes alegaciones, seg\\u00fan las entendemos;, ten\\u00edan por objeto mostrar qne los actos de G-allart y otros-necesariamente ten\\u00edan qne ser ilegales por raz\\u00f3n d\\u00e9 estos', distintos grav\\u00e1menes y cr\\u00e9ditos alegados. La corte puntua-liz\\u00f3 el hecho de no representar los demandantes a ning\\u00fan acreedor. En verdad qne en toda la demanda se hacen varios ataques contra los t\\u00edtulos inscritos de 1-os demandados basados, en hechos o alegaciones qne otras personas podr\\u00edan haber ale-gado, pero en 1-os cuales ninguno de los demandantes ten\\u00eda inter\\u00e9s alguno. Tambi\\u00e9n opinamos que esta omisi\\u00f3n en com-prender que una persona que impugna una escritura o proce-dimiento por ser nulo debe tener inter\\u00e9s en el asunto, sirve de-explicaci\\u00f3n a un n\\u00famero de ideas err\\u00f3neas de los apelantes. Desde la fecha del matrimonio Leonardo estuvo al frente de la administraci\\u00f3n de la finca en representaci\\u00f3n de sus propios-intereses y de 1-os de su esposa y sus tres hijos habidos en el primer matrimonio de \\u00e9sta, que entonces eran menores.\\nEn octubre 8, 1869, Leonardo Igarav\\u00eddez y Carmen Lan-dr\\u00f3n otorgaron una hipoteca en San Juan por 100,000 pesos, a favor de Sturges y Compa\\u00f1\\u00eda constando de la escritura que el dinero hab\\u00eda sido tomado, prestado y usado en el cul-tivo, mantenimiento y trabajo de la hacienda San Vicente. No vemos nada en los autos que nos haga dudar de que estas narraciones fueran substancialmente correctas, ni tampoco-tuvo dudas el juez de la corte inferior.\\nEn agosto 28, 1875, en la ciudad de San Juan y ante el mismo notario, los dichos Sres. Sturges y Compa\\u00f1\\u00eda ven-dieron a Juan Forgas el referido cr\\u00e9dito hipotecario y dichos Igarav\\u00eddez y Carmen Landr\\u00f3n fueron partes en la misma escritura autorizando la venta y ratificando o confirm\\u00e1ndo-la hipoteca.\\nLeonardo Igarav\\u00eddez quebr\\u00f3 en 1879, durando los proce-dimientos de quiebra hasta el a\\u00f1o 1887, en que nuevamente se hizo a Leonardo Igarav\\u00eddez administrador de la finca.\\nLos diversos acreedores, con excepci\\u00f3n de Juan For-gas, dne\\u00f1o de la hipoteca, hab\\u00edan hecho un convenio con Igarav\\u00eddez por virtnd del cnal se le permiti\\u00f3 segnir con la administraci\\u00f3n.\\nLeonardo Igarav\\u00eddez falleci\\u00f3 en 1888, habiendo mnerto antes sn esposa y no tnvo oportunidad de pagar a sns acree-dores. La quiebra, contra \\u00e9l no finaliz\\u00f3 en vida del mismo.\\nEn abril 9, 1888, Juli\\u00e1n Blanco autorizada por Igarav\\u00eddez mediante poder para testar otorg\\u00f3 tal testamento declarando herederos a sus hijos habidos en ambos matrimonios los cuales aceptaron la herencia a beneficio de inventario. A pesar de estar vencida la hipoteca, el acreedor hipotecario demor\\u00f3 por* ciertas razones la ejecuci\\u00f3n de la misma, hasta que en 22 de junio de 1888, se inici\\u00f3 un procedimiento sobre ejecuci\\u00f3n de hipoteca a nombre de Jos\\u00e9 Grallart y Forgas, como heredero y sucesor de su t\\u00edo'Juan Forgas, por medio de procurador debidamente nombrado y de abogado. El procedimiento ejecutivo, que es un procedimiento especial de acuerdo con la Ley de Espa\\u00f1a, se sigui\\u00f3 ante el Juez de Primera Instancia de San Juan. El procedimiento fu\\u00e9 por la suma de 74,000 pesos m\\u00e1s o menos, que era el saldo pen-diente de la hipoteca, y se dirigi\\u00f3 contra los bienes de la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez y especialmente contra la hacienda San Vicente. El acreedor hipotecario mientras proced\\u00eda contra la finca de Leonardo se reserv\\u00f3 todos los derechos que pudiera tener contra la Sucesi\\u00f3n de Carmen Landr\\u00f3n por virtud de dicho cr\\u00e9dito hipotecario. A la demanda en este procedimiento hipotecario se uni\\u00f3 la hipo-teca y su ratificaci\\u00f3n as\\u00ed como tambi\\u00e9n la cl\\u00e1usula pertinente del testamento de Forgas instituyendo a Grallart como here-dero suyo, y una certificaci\\u00f3n del Registrador de la Propiedad de Ponce creditiva de la muerte de Juan Forgas.\\nEn julio 6, 1888, el Juez de Primera Instancia se neg\\u00f3 a despachar el mandamiento de ejecuci\\u00f3n por el defecto t\\u00e9c-nico de no tener el registrador facultad para certificar sobre la muerte de una persona. Al solicitar reposici\\u00f3n el acreedor hipotecario el juez no solamente insisti\\u00f3 en este supuesto defecto, sino que tambi\\u00e9n neg\\u00f3 la ejecuci\\u00f3n por el fundamento de qne la hipoteca otorgada por Leonardo Igarav\\u00eddez y Carmen era de la clase prohibida por la Ley de Toro, puesto que la esposa comparec\\u00eda como fiadora de, las deudas del marido. Esta orden del Juzgado de Primera Instancia fu\\u00e9 apelada a la Audiencia Territorial que confirm\\u00f3 en parte la orden del Juzgado de Primera Instancia, La. naturaleza, sentido y alcance de la resoluci\\u00f3n de la Audiencia Territorial han sido tal vez el fundamento principal de discusi\\u00f3n en este caso. M\\u00e1s adelante explicaremos con m\\u00e1s detalles este pro-cedimiento.\\nSostienen los apelados que la Audiencia s\\u00f3lo confirm\\u00f3 la orden del Juzgado de Primera Instancia por \\u2022 el defecto t\\u00e9cnico apuntado, y evidentemente basado en esta teor\\u00eda fu\\u00e9 que el acreedor hipotecario sigui\\u00f3 adelante con el procedi-miento de ejecuci\\u00f3n. El Juez de Primera Instancia en vista de la subsanaci\\u00f3n del defecto procedi\\u00f3 a ordenar la.'ejecuci\\u00f3n de la hipoteca rebajando un tanto la suma de la reclamaci\\u00f3n por haber expirado el t\\u00e9rmino para ejecutar uno de los plazos de la deuda.\\nLos apelantes impugnan por ser fraudulenta la acci\\u00f3n as\\u00ed tomada por el Juzgado de Primera Instancia, alegando tam-bi\\u00e9n otros varios fraudes, ilegalidades y nulidades cometidos en la ejecuci\\u00f3n del procedimiento hipotecario, acerca de los cuales despu\\u00e9s haremos referencia.\\nEn esta fecha ' ' San \\\"Vicente, ' ' que entonces se conoc\\u00eda por \\\"Central San \\\"Vicente\\\" estaba administrada por Juli\\u00e1n E. Blanco, nombrado como tal administrador por los acreedores en los procedimientos de quiebra. Blanco era a la vez tutor de algunos de los hijos de Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n. Por esta raz\\u00f3n y con el fin de evitar costas y demoras, el acreedor hipo-tecario nombr\\u00f3 tambi\\u00e9n a dicho Blanco como administrador de la finca mientras duraban los procedimientos hipotecarios, teniendo cada uno confianza en su capacidad y honradez. Alegan los apelantes que su cargo de tutor era incompatible con el de administrador de la finca. No vemos ninguna incom-patibilidad en que el tutor de una sucesi\\u00f3n cuya finca est\\u00e1 para venderse o gravada por virtud de un procedimiento de ejecuci\\u00f3n se baga cargo de la administraci\\u00f3n de dieba finca. El mejor que nadie pod\\u00eda defender los derechos de sus pupi-los. Tambi\\u00e9n sus actos ban sido atacados como fraudulentos, existiendo la acusaci\\u00f3n, que no ha sido comprobada, de que \\u00e9l actuaba en combinaci\\u00f3n con Gallart contra los intereses de sus pupilos.\\nAI otorgar Igarav\\u00eddez y su esposa Carmen Landr\\u00f3n la hipoteca, lo hicieron por toda la finca San Vicente. 'Ellos en realidad no la pose\\u00edan totalmente pues los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n eran condue\\u00f1os con ellos.\\nEn el a\\u00f1o 1885, estando pendientes los procedimientos de quiebra, el Juez de Primera Instancia orden\\u00f3 que la quiebra satisficiera a los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n la suma de 1,000 pesos como parte proporcional de las rentas y productos en la hacienda. Dicho juez se di\\u00f3 cuenta de la imposibilidad que hab\\u00eda para administrar por separado la participaci\\u00f3n perteneciente \\u00e1 Igarav\\u00eddez, probablemente debido al hecho de que la central se encontraba realizando operaciones, y basado C\\u00fc. una teor\\u00eda parecida Gallart sigui\\u00f3 Su procedimiento hipo-tecario contra toda la finca pero durante la pendencia del procedimiento o en fechas posteriores celebr\\u00f3 transacciones o traspasos con los L\\u00f3pez Landr\\u00f3n e Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, La validez, exactitud o suficiencia de todos estos actos pos-teriores han sido atacadas por los demandantes y apelantes en este caso.\\nSe verificaron varias segregaciones y cambios en la pro-piedad y finalmente en mayo 31 de 1894, se otorg\\u00f3 escritura al acreedor hipotecario Gallart en la que se describ\\u00edan todos los procedimientos habidos en la ejecuci\\u00f3n de la hipoteca, cuya escritura fu\\u00e9 inscrita en el registro de la propiedad en julio 7, 1894. La referida finca fu\\u00e9 vendida por Gallart a Juan y Guillermo Hubert en febrero 24, 1897. Los apelantes alegan tedios tendentes, como sostienen, a acreditar que. Eubert Hermanos no eran terceros de acuerdo con la Ley Hipotecaria por raz\\u00f3n de los actos de Luis Hubert, uno de los hermanos de Juan y Guillermo Eubert. En 12 de diciem-bre, 1902, Guillermo Eubert vendi\\u00f3 una parte de su derecho en la Central San Vicente a su hermano Luis. Sostienen los apelados Eubert Hermanos que han pose\\u00eddo la finca -desde la fecha de sus varias adquisiciones pac\\u00edficamente y sin inte-rrupci\\u00f3n alguna.\\nEsta acci\\u00f3n comenz\\u00f3 originalmente en junio 5, 1906, habi\\u00e9ndose formulado una demanda enmendada en febrero 18, 1909. La sucesi\\u00f3n de Jos\\u00e9 Gallart fu\\u00e9 incluida en la demanda y se obtuvo su emplazamiento por publicaci\\u00f3n de edictos, y una demanda enmendada fu\\u00e9 presentada despu\\u00e9s de dicho servicio. El secretario anot\\u00f3 la rebeld\\u00eda y los, demandantes, trataron de obtener una sentencia en rebeld\\u00eda contra la Sucesi\\u00f3n de Gallart con cuyo objeto fueron, exten-samente o\\u00eddos en la corte. Se dict\\u00f3 por \\u00faltimo sentencia declarando sin lugar la demanda contra la cual interpusieron, recurso de apelaci\\u00f3n los demandantes si bien jam\\u00e1s fu\\u00e9 noti-ficada ,1a Sucesi\\u00f3n de Jos\\u00e9 Gallart de dicha apelaci\\u00f3n. Los, apelados en distintas fechas han solicitado la desestimaci\\u00f3n de la apelaci\\u00f3n fundados en que la Sucesi\\u00f3n de Jos\\u00e9 Gallart era parte necesaria y por consiguiente que debi\\u00f3.haber,, sido, notificada. Ellos han insistido en que la Sucesi\\u00f3n de Jos\\u00e9 Gallart era parte necesaria no s\\u00f3lo por. .haberlo hecho- as\\u00ed los demandantes por, varios actos y documentos obrantes en los autos, sino tambi\\u00e9n porque en el traspaso de la finca hecho por. Jos\\u00e9 Gallart a Eubert Hermanos la escritura conten\\u00eda una' cl\\u00e1usula sobre saneamiento y evicoi\\u00f3n del t\\u00edtulo.\\nHa habido varias acusaciones de fraude en este caso. Las imputaciones .de fraude hechas contra .el, Juez de Pri-mera Instancia que finalmente orden\\u00f3 la venta en ejecuci\\u00f3n, no han sido comprobadas en absoluto.. Eespecto al cargo de fraude contra Juli\\u00e1n Blanco y Sosa, deseamos- citar, como lo Mzo la corte inferior, el poder otorgado por Leonardo Igara* v\\u00eddez, por virtud del .cual autoriz\\u00f3 \\u00e9ste al primero para hacer :su testamento:\\n' ' Teniendo una ilimitada confianza en su amigo y apoderado general que lo es Don Juli\\u00e1n Eusebio Blanco y Sosa el- cual se encuentra \\u2022enterado perfectamente de todos. sus asuntos y negocios ba deter-minado autorizarle con poder bastante para testar, con cuyo objeto, en la v\\u00eda que sea m\\u00e1s procedente otorga; que da y confiere al men-cionado Don Juli\\u00e1n Eusebio Blanco y Sosa de este propio vecindario, \\u2022el m\\u00e1s cumplido, amplio y bastante poder como por derecho se requiera para que dentro o fuera del t\\u00e9rmino legal y con sujeci\\u00f3n a las instrucciones que le tiene dadas y en lo sucesivo le comunicare,-\\u2022organice y ordene su testamento, etc., etc.\\n\\\"Declara por ser as\\u00ed su voluntad expresa que Don Juli\\u00e1n ,Eusebio Blanco y Sosa adem\\u00e1s de ser su apoderado general ha sido el encar-gado de la direcci\\u00f3n de todos los asuntos judiciales que le han ocurrido desde muchos a\\u00f1os sin que hasta el d\\u00eda ni Blanco le haya exigido ni tampoco el otorgante le haya retribuido sus buenos y valiosos ser-vicios a pesar de haberle exigido le manifestara el importe de' sus trabajos o cantidad- con que debiera recompensar en las diversas-veces que as\\u00ed se lo ha indicado, sin que haya podido obtener de Blanco otra manifestaci\\u00f3n que la de aplazar el asunto para mejor ocasi\\u00f3n;, as\\u00ed es que considerando un deber de conciencia dicha retribuci\\u00f3n encarga muy encarecidamente, tanto a sus albaeeas como a sus here-deros, exijan' a'Blanco- les manifieste ql valor de todos' sus servicios y trabajos, los que les sean satisfechos con toda religiosidad y pre-ferencia atendida .la naturaleza- e importancia de dichos, servicios. \\\" \\u2022\\nY luego expresa el Juez Sr.' Grill en su opini\\u00f3n:\\n1 ' Tal era el car\\u00e1cter de .Blanco en la opini\\u00f3n, de Leonardo Igara-v\\u00eddez en 1888. No se ha establecido en este .pleito que la opini\\u00f3n \\u2022de Don Leonardo Igarav\\u00eddez fuera err\\u00f3nea o que se modificara m\\u00e1s tarde el car\\u00e1cter de Blanco en sentido mal\\u00e9volo.\\n\\\"A otras personas tambi\\u00e9n, jueces, abogados y procuradores se acusa de fraude. A esta corte le falta la experiencia subjetiva en' la corrupci\\u00f3n judicial, pero parece extraordinario que si los repre-sentantes de G-allart hab\\u00edan sobornado a las Cortes de Primera Ins-' tancia de San Juan, no se pod\\u00eda conseguir una declaraci\\u00f3n definitiva, en menos de siete a\\u00f1os. En otras palabras, si un juez vende su sentencia ordinariamente falla pronto.\\\"\\nLos \\u00e1pelantes han imputado fraude en forma poco con-creta y no lo han probado. Varias veces hemos tenido opor-tunidad de llamar la atenci\\u00f3n hacia el hecho de que el fraude no se presume y debe ser claramente probado. Calzado et al. v. Carrero et al., 15 D. P. R. 363; Lamas et al. v. Roig, 15 D. P. R. 494; Cruz v. L\\u00f3pez et al., 17 D. P. R. 42. El abogado lo ha presumido esperando que este tribunal lo deduzca de ciertas supuestas nulidades o ilegalidades.\\nLos demandados y apelados ante esta corte son Rubert Hermanos. Sostienen los apelantes que los apelados no pue-den ser'considerados como terceros por haber sido Luis Ru-be\\u00edt apoderado de Gallart quien ten\\u00eda conocimiento de todos lqs hechos anteriores, pero no nos han demostrado los ape-lantes que el conocimiento que ten\\u00eda Luis Rubert pudiera imputarse a Rubert Hermanos en la fecha en que \\u00e9stos com-praron a Gallart. Es verdad que Luis Rubert adquiri\\u00f3 luego su derecho en la sociedad y que su parentesco cercano con sus hermanos Juan y Guillermo Rubert podr\\u00eda considerarse como una. circunstancia sospechosa, pero no podemos suponer sin m\\u00e1s prueba que cualquier conocimiento que \\u00e9l tuviera pod\\u00eda imputarse a sus referidos hermanos. Adem\\u00e1s, como ya hemos dicho, los apelantes no nos han indicado ning\\u00fan fraude. El traspaso hecho por Gallart a Rubert Hermanos se impugna por haber sido Luis Rubert mandatario de Gallart. Sin considerar los dem\\u00e1s m\\u00e9ritos de esta alegaci\\u00f3n, diremos que los apelantes no tienen ning\\u00fan inter\\u00e9s legal por el cual puedan atacar el traspaso. Si solamente est\\u00e1n envueltas las irregularidades e ilegalidades que se alegan en la venta por ejecuci\\u00f3n, dudamos que el conocimiento de las mismas pueda anular el derecho.de una persona a ser considerada como ter-cero. Tambi\\u00e9n dudamos de si a los abogados y procuradores de Gallart pod\\u00eda imput\\u00e1rseles conocimiento de las ilegali-dades en la venta en ejecuci\\u00f3n y si en su caso dicho conoci-miento pod\\u00eda supon\\u00e9rsele a Luis Rubert o a Gallart, ambos sin profesi\\u00f3n, que como es de presumirse obedec\\u00edan y con-fiaban en el consejo del abogado. Si el hecho de ser tercero pudiera redundar en beneficio de cualquier persona en este caso, no vemos nada en los autos que impida a Rubert Her-manos gozar de esa condici\\u00f3n con respecto a la propiedad que adquirieron de Gallart.\\nLos apelados aleg'an xin derecho adquisitivo de prescrip-ci\\u00f3n por haber estado en posesi\\u00f3n de las fincas, como sos-tienen, por m\\u00e1s de diez a\\u00f1os, .quieta y pac\\u00edficamente. Los1 apelantes sostienen que ha habido interrupciones en ese t\\u00edtulo adquisitivo. No estamos convencidos de que en realidad exista tal interrupci\\u00f3n. Sin entrar en una discusi\\u00f3n acabada de una cuesti\\u00f3n que es una de las muchas que han sido pro-movidas en este pleito, podemos decir que la interrupci\\u00f3n especialmente si tiene lugar mediante una acci\\u00f3n, tendr\\u00eda que ser de la misma naturaleza que el presente pleito. En lo que respecta a la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez tenemos algo m\\u00e1s que dudas de si una reclamaci\\u00f3n como la que se hace en este pleito se hizo alguna vez, ya judicial o extrajudicial-mente dentro del per\\u00edodo de diez a\\u00f1os.\\nSin embargo, en cuanto a la alegaci\\u00f3n de los apelados de ser terceros sostienen los apelantes que el registro no puede dar validez a actos que son nulos; y respecto a la alegaci\\u00f3n de prescripci\\u00f3n adquisitiva alegan que los apelados no ten\\u00edan justo t\\u00edtulo. Cada una de estas alegaciones equivale a decir que todos los actos encaminados a la venta en ejecuci\\u00f3n y las escrituras en las cuales se basaba el procedimiento hipo-tecario eran absolutamente nulos. Surge entonces la cuesti\\u00f3n de cu\\u00e1l de las varias sucesiones en este caso est\\u00e1 en condici\\u00f3n de hacer tal alegaci\\u00f3n, pero antes de resolverla debemos examinar la reclamaci\\u00f3n extraordinaria de la Sucesi\\u00f3n L\\u00f3pez por supuesta hipoteca legal.\\nEn el alegato se considera al parecer esta reclamaci\\u00f3n como la n\\u00famero cuarenta y uno de la demanda, enmendada. Los apelantes sostienen en su alegato que existen treinta y seis causas de acci\\u00f3n diferentes y asimismo al discutir la moci\\u00f3n para desestimar la apelaci\\u00f3n dice el abogado que ellos agregaron la trig\\u00e9sima sexta causa de acci\\u00f3n a la demanda original. La demanda enmendada contiene exac-tamente treinta y seis solicitudes si bien en el alegato de los apelantes se discuten cuarenta y seis. Las diez \\u00faltimas soli-citudes comprenden una referencia a la supuesta hipoteca legal, pero los hechos de esta hipoteca legal se determinan en el P\\u00e1rrafo XIII de la demanda enmendada. La teor\\u00eda parece ser (aunque se alega m\\u00e1s en el P\\u00e1rrafo XIII) que aunque se pag\\u00f3 ,a los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n cierta suma .como perteneciente a- su herencia no se les pag\\u00f3 el total de ella, y por tanto que como Leonardo Igarav\\u00eddez hab\\u00eda entrado en posesi\\u00f3n de todos los bienes -de los menores L\\u00f3pez Lan-dr\\u00f3n, Gall-art y su causahabiente Igarav\\u00eddez ser\\u00edan respon-sables por esta reclamaci\\u00f3n de derechos. Sin embargo, los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n eran condue\\u00f1os con Igarav\\u00eddez y Carmen Landr\\u00f3n. Todo lo que reclaman que hab\\u00eda quedado de su herencia paterna era por raz\\u00f3n de dicha comunidad. Xo vemos nada que justifique la suposici\\u00f3n en favor de la Sucesi\\u00f3n de L\\u00f3pez de cualquier hipoteca por parte de, Leonardo Igarav\\u00eddez en cuanto a \\u00e9ste u otro particular. -Si la Sucesi\\u00f3n de L\\u00f3pez Landr\\u00f3n fu\\u00e9 despojada ilegal e indebida-mente de algo que leg\\u00edtimamente la correspond\\u00eda, la teor\\u00eda de la. hipoteca legal nunca dar\\u00eda lugar a una acci\\u00f3n a su favor, de acuerdo con los hechos de este caso.\\n' Existe prueba suficiente en los autos de que la Sucesi\\u00f3n de L\\u00f3pez. Landr\\u00f3n celebr\\u00f3 convenios con Gallart por los cu\\u00e1les tanto la herencia paterna como la. materna se les entre-garon. 'El hecho de tales traspasos no ha sido discutido formalmente pero los apelantes L\\u00f3pez Landr\\u00f3n. pretenden alegar que este traspaso, transacci\\u00f3n o arreglo \\u00fanicamente era un modus vivendi y s\\u00f3lo comprend\\u00eda cierta porci\\u00f3n peque\\u00f1a de la finca. Aun cuando esto fuera cierto, los her-manos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n que entonces eran todos mayores de edad permitieron que Gallart continuara la ejecuci\\u00f3n y en-trara en .posesi\\u00f3n de la finca sin discutir formalmente su derecho hasta hacerlo m\\u00e1s o menos vaga e indirectamente en e^ta demanda. Como ya hemos dicho, la teor\\u00eda'de la demanda no era la partici\\u00f3n de la finca sino que en ella se pretend\\u00eda anular nna venta en ejecuci\\u00f3n y obtener as\\u00ed cualquier'beneficio que pudiera resultar a los apelantes. Pero creemos que la verdad de la cosa fu\\u00e9 que cuando estos traspasos se lucieron,, la propiedad debido a la quiebra ya los procedimientos de ejecuci\\u00f3n probablemente val\\u00eda muy poco y que los hermanos L\\u00f3pez Landr\\u00f3n recibieron sus debidas partes proporcionales. Los mismos apelantes en otras partes de su alegato sostienen que se permiti\\u00f3 que se arruinara la finca debido a la mala administraci\\u00f3n de Blanco y por esto fian hecbo una reclama-ci\\u00f3n independiente y precisa contra la Sucesi\\u00f3n de Gallart. No creemos que la Sucesi\\u00f3n de L\\u00f3pez Landr\\u00f3n est\\u00e9 en con-dici\\u00f3n para poder impugnar el procedimiento hipotecario ni siquiera la hipoteca misma;' sus actos, y \\u00e9stos fueron de.-distintas clases como aparece de los autos, se lo impidieron. -\\nSemejantes consideraciones son aplicables a la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez respecto a su herencia materna.' .Gallart celebr\\u00f3 con ellos transacciones y traspasos. Es ver-dad que algunos o todos ellos eran menores en la fecha del traspaso, pero consta que estuvieron representados debida-mente no solamente por un tutor sino por su medio hermano Manuel L\\u00f3pez Landr\\u00f3n como curador ad litem. Este \\u00faltimo comparece no solamente en ciertos traspasos originales cele-: brados entre las partes sino tambi\\u00e9n en algunos traspasos, subsiguientes por virtud de los cuales Gallart adquiri\\u00f3 otras porciones de la hacienda.\\\"San Vicente.\\\" . Adem\\u00e1s, todo \\u00e9n\\u00a1 \\u2022Jos autos indica qu\\u00e9 dicha Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n se benefici\\u00f3 con estos cambios y qued\\u00f3.en posesi\\u00f3n de los mismos despu\\u00e9s de llegar a su mayor edad sin tratar de hacer ninguna impugnaci\\u00f3n respecto a la validez de los refe-ridos cambios. Ellos no ofrecen devolver nada en este pleito.. Creemos que no s\\u00f3lo a ellos sino tambi\\u00e9n a la Sucesi\\u00f3n de: L\\u00f3pez Landr\\u00f3n es de aplicaci\\u00f3n la doctrina relativa a aban-dono (laches). Ya hemos discutido el hecho de que los cargos de fraude imputados a Blanco, tutor, no fueron comprobados.' Puede que tenga o no relaci\\u00f3n con \\u00e9l caso el hecho de que el acreedor Gallart no tratara de proceder contra los intereses de Carmen Landr\\u00f3n si bien sn hipoteca comprend\\u00eda la par-ticipaci\\u00f3n de \\u00e9sta as\\u00ed como tambi\\u00e9n la de Igarav\\u00eddez. I)e todos modos, si la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez hubiera hecho su reclamaci\\u00f3n a tiempo, ya Gallart o la Sucesi\\u00f3n de Rubert podr\\u00eda haber tenido derecho a alegar que ten\\u00edan derecho a una contrareclamaci\\u00f3n por virtud del contrato celebrado por Carmen y por la parte no s'atisfecha del cr\\u00e9-dito hipotecario original.\\nAhora pasamos a la reclamaci\\u00f3n d\\u00e9 la Sucesi\\u00f3n Igarav\\u00eddez, que entre todos los apelantes est\\u00e1 en mejor situaci\\u00f3n en este pleito para atacar el procedimiento hipotecario, y que pro-piamente es la sucesi\\u00f3n demandante. Como ha dicho el juez de la corte inferior, los procedimientos ejecutivos continua-ron hasta el a\\u00f1o 1895. Durante todo ese tiempo Igarav\\u00eddez Santana era mayor de edad habiendo llegado a su mayor edad uno de los Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n poco antes de 1888. El procedimiento hipotecario dej\\u00f3 una. deuda pendiente en favor de Gallart por la suma do 300,000 pesos.- La finca do Igara-v\\u00eddez era insolvente y se encontraba en manos de un adjtninis-trador. Ser\\u00eda muy dudoso en vista de las circunstancias si no eran los acreedores o el administrador de los acreedores el que ten\\u00eda derecho a proceder a anular la hipoteca en este caso. Es evidente que los diferentes cr\\u00e9ditos exced\\u00edan en mucho al valor de la finca, y como hemos visto, los procedi-mientos de quiebra jam\\u00e1s se terminaron.\\nHemos cre\\u00eddo conveniente, sin embargo, discutir los su-puestos procedimientos de ejecuci\\u00f3n que como alegan los apelantes fueron absolutamente nulos y sin ning\\u00fan valor. Insisten en que la Corte de Primera Instancia no acat\\u00f3 la sentencia de la Audiencia Territorial confirmatoria de la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia, ne-g\\u00e1ndose a despachar la ejecuci\\u00f3n. Insisten adem\\u00e1s en que la acci\\u00f3n de la Audiencia ten\\u00eda por objeto conservar en toda su integridad la sentencia definitiva del Juez de Primera Instancia por la cual se deneg\\u00f3 la ejecuci\\u00f3n y principalmente en .el particular relativo a la insuficiencia de la escritura o escrituras otorgadas por Leonardo Igarav\\u00eddez y Carmen Lan-dr\\u00f3n a favor de los acreedores hipotecarios.\\nLos apelados en su alegato lian tratado de llamarnos la atenci\\u00f3n hacia la sentencia que realmente dict\\u00f3 la Audiencia Territorial y solicitan que tomemos conocimiento judicial de la misma. Esto no podemos hacerlo porque no es parte de los autos y no nos consta que la referida sentencia fuera directamente sometida a la consideraci\\u00f3n de la corte senten-ciadora. Los apelantes presentaron una copia que alegan es de la sentencia, la cual seg\\u00fan sostienen es m\\u00e1s o menos incompleta. Por otra parte existe en los autos una copia del auto disponiendo la ejecuci\\u00f3n de donde aparece que los de-fectos en los cuales insisti\\u00f3 la Audiencia quedaron subsanados por los acreedores hipotecarios y que los \\u00fanicos defectos en que insisti\\u00f3 la Audiencia eran los m\\u00e1s t\\u00e9cnicos a que hemos hecho referencia, de. donde se infiere que la Audiencia no declar\\u00f3 nula la hipoteca. Adem\\u00e1s el abogado Eam\\u00f3n Falc\\u00f3m que conoc\\u00eda todas las. actuaciones fue llamado como testigo por los demandantes y apelantes y se le permiti\\u00f3 declarar - sin objeci\\u00f3n alguna que el defecto de la demanda fu\\u00e9 corregido. Por tanto, considerada la sentencia de la corte inferior la presunci\\u00f3n ser\\u00eda que la corte dirimi\\u00f3 el conflicto en favor de los apelados, existiendo todav\\u00eda otra presunci\\u00f3n m\\u00e1s fuerte de que el Juez de Primera Instancia cuya sentencia jam\\u00e1s ha sido atacada directamente en casaci\\u00f3n u otra forma cum-pli\\u00f3 con lo dispuesto en la sentencia de la Audiencia. Se hace imposible creer que el Juez de Primera. Instancia deli-beradamente hiciera caso omiso del mandato de la corte superior y como hemos indicado, seg\\u00fan tambi\\u00e9n lo ha hecho la corte inferior, no existe prueba alguna de fraude.\\nSe alegaron varios defectos t\\u00e9cnicos respecto a la venta en ejecuci\\u00f3n pero en cuanto a esto convenimos con la corte inferior en que ya es demasiado tarde para atacar ahora la sentencia en una. acci\\u00f3n original independiente. Las reso-luciones de la Corte Suprema de Espa\\u00f1a muestran que un ataque colateral de la clase que aqu\\u00ed se lia alegado lia de dirigirse a las verdaderas defensas de los deudores hipote-carios y no a los defectos t\\u00e9cnicos-de la venta en ejecuci\\u00f3n. Sentencias del Tribunal Supremo de Espa\\u00f1a de 14 de diciem-bre de 1891; 20 de enero' de 1897; 11 de abril de 1902; 31 de diciembre de 1902, y Io. de julio \\u00b0de 1903. Las mismas autori-dades citadas por los apelantes no contradicen la anterior doctrina.\\nUna de las cosas que podr\\u00eda haberse \\u00bftacado en un pleito ordinario, dejando a un lado el lapso de tiempo, es la sufi-ciencia de la escritura de hipoteca. La queja principal del alegato de los apelantes y asimismo de. las solicitudes es la insuficiencia de la hipoteca por ser una escritura mancomu-nada, prohibida seg\\u00fan se alega, por la Ley LXI de Toro.\\nGomo tambi\\u00e9n lo ha demostrado la corte inferior los condue\\u00f1os de San \\\"Vicente eran Leonardo, Carmen y los menores L\\u00f3pez Landr\\u00f3n. Carmen era condue\\u00f1a de- la finca y por tanto ten\\u00eda perfecto derecho a hipotecar \\u00a1Sus partici-paciones para garantir deudas contra\\u00eddas para beneficio de la finca. La hipoteca de 1869 misma expresa que Sturges y Compa\\u00f1\\u00eda hab\\u00edan suministrado y adelantado varias sumas de dinero que hab\\u00edan de ser y ciertamente fueron gastadas en el mantenimiento, mejora y cultivo de la plantaci\\u00f3n de ca\\u00f1as llamada ' ' San Vicente. ' ' Convenimos con la corte inferior en que despu\\u00e9s de cuarenta a\\u00f1os no puede ser negada la verdad de esa manifestaci\\u00f3n. La Ley LXI de Toro declara nula cualquier' fianza otorgada por una mujer para garantizar las deudas de su marido, pero no anula una obligaci\\u00f3n con-tra\\u00edda por una mujer como uno de los deudores principales. Todas las partes han pasado por alto lo que nos parece una cuesti\\u00f3n muy importante respecto al particular y \\u00e9sta es que Juan Forgas compr\\u00f3 la hipoteca a Sturges y Compa\\u00f1\\u00eda y que ten\\u00eda \\u00e9l derecho a creer que las manifestaciones hechas en dicha escritura eran verdaderas. No hemos hallado en los autos prueba alguna de alg\\u00fan estado de' cosas en contrario.\\nEn relaci\\u00f3n co\\u00fc esto surge otra cuesti\\u00f3n de impedimento (estoppel). Esta es una acci\\u00f3n establecida en primer t\\u00e9r-ro in o por la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igaray\\u00eddez. Aun cuand\\u00f3 la Ley de Toro declare nula una escritura mancomunada d\\u00e9l marido y la mujer, las \\u00fanicas personas que debidamente' podr\\u00edan beneficiarse de esa nulidad ser\\u00edan los herederos ele la esposa. Los herederos de Leonardo Igaray\\u00eddez no pueden tomar ninguna medida que \\u00e9l no hubiera podido haber to-mado. La escritura, de acuerdo con las decisiones de est\\u00e1 corte, no era nula en cuanto a Leonardo, y adem\\u00e1s sus here-deros estar\\u00edan impedidos para promover tal cuesti\\u00f3n. . SemeT jantes consideraciones ser\\u00edan aplicables a. la alegaci\\u00f3n relativa a los actos nulos de Leonardo Igarav\\u00eddez respecto a la maqui-naria suministrada por Cail y Compa\\u00f1\\u00eda.\\nOtra de las ilegalidades de la hipoteca que ha sido alegada es que en ella no hubo testigos instrumentales. Poca duda puede haber acerca de cu\\u00e1l era la verdadera ley respecto a esta cuesti\\u00f3n, aunque parece que la pr\\u00e1ctica contempor\\u00e1nea pr\\u00e1cticamente constituy\\u00f3 en letra muerta el precepto del estatuto. Adem\\u00e1s, en la sentencia de la corte inferior se declara que de prevalecer esta cuesti\\u00f3n referente a la falta de firma de testigos instrumentales todo el pleito tiene que fracasar pues algunas de las mismas escrituras originales otorgadas a la Sucesi\\u00f3n de L\\u00f3pez carec\\u00edan de la firma de testigos instrumentales. Las cortes en esa fecha evidenter mente toleraban la falta de firma de testigos instrumentales y esa interpretaci\\u00f3n contempor\\u00e1nea debe ser respetada. '\\nEn el gran c\\u00famulo de reclamaciones insostenibles que hap sido hechas por los apelantes puede que hayamos pasado por alto algunas que los apelantes han alegado con apariencia de raz\\u00f3n, pero estamos satisfechos en vista de las contiendas litigiosas que no existe ninguna reclamaci\\u00f3n qne haya sido hecha por cualquiera de los apelantes que no haya quedado resuelta por el tiempo o por los actos directos u omisiones de las partes o sus causahabientes.\\nCon una de las mociones para desestimar la apelaci\\u00f3n so acompa\\u00f1\\u00f3 una copia parcial de la demanda, original de donde consta que \\u00e9sta conten\\u00eda treinta y cinco solicitudes. Los apelantes afirman que la solicitud treinta y seis fu\\u00e9 agregada a la demanda enmendada y que la adici\\u00f3n por s\\u00ed misma produjo un cambio esencial en la demanda. La soli-citud treinta y seis es como sigue:\\n\\\"Que en el ejecutivo de Jos\\u00e9 Gallart y For gas contra la Sucesi\\u00f3n de Leonardo Igarav\\u00eddez lian sido- defraudados los miembros de la Sucesi\\u00f3n de Carmen Landr\\u00f3n C\\u00f3rdova y de Manuel Antonio L\\u00f3pez Mart\\u00ednez, y que por esta raz\\u00f3n tambi\\u00e9n dicho ejecutivo es ilegal, mandando que quede sin ning\\u00fan valor ni efecto en cuanto a todos los demandantes limitadamente, con las costas.\\\"\\nA\\u00f1ora bien, esta solicitud trig\\u00e9sima sexta muestra que la teor\\u00eda de la demanda todav\\u00eda bac\\u00eda necesario la nulidad del procedimiento hipotecario y de la hipoteca en la cual se bas\\u00f3, y si la Sucesi\\u00f3n de Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n y la Sucesi\\u00f3n de Manuel L\\u00f3pez ten\\u00edan derecho a alg\\u00fan beneficio lo hubieran obtenido de 1a. corte por el mero hecho de las alegaciones de la demanda y el hecho adicional de que eran partes en el pleito. No creemos que con esta solicitud trig\\u00e9sima sexta se introdujera ning\\u00fan cambio esencial en la demanda enmen-dada. Adem\\u00e1s todos, la corte inferior y las partes proce-dieron y actuaron como si la Sucesi\\u00f3n G-allart estuviera debi-damente ante la misma. Esto aparece claramente de los autos.\\nLa introducci\\u00f3n de la demanda es como sigue:\\n\\\"Comparecen ahora, por medio de su abogado Rafael L\\u00f3pez Lan-dr\\u00f3n, los demandantes Laura Igarav\\u00eddez Santana, por su propio derecho y como \\u00fanica y universal heredera de su hermana Hortensia Igarav\\u00eddez Santana, Leonardo R. Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, M\\u00e9dico Ciru-jano, vecino' de Coamo, P. R., Guillermo Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, abogado, vecino de M\\u00e1laga, Espa\\u00f1a, Enrique Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, propietario, vecino de Vega Baja, P. R., Sor Carmen Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, Hermana de la Caridad, vecina de Guanabacoa, Rep\\u00fablica de Cuba, Sor Milagro Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, Hermana de la Caridad, vecina de Granada, Espa\\u00f1a, y Mercedes Igarav\\u00eddez Landr\\u00f3n, propietaria y vecina de Pe\\u00f1uelas, P. R., asistida de su leg\\u00edtimo esposo Luis Alvarado Santiago, todos ellos mayores de edad; la Sucesi\\u00f3n de Carmen Landr\\u00f3n C\\u00f3rdova y la Sucesi\\u00f3n de Manuel Antonio Mart\\u00ednez, conocidas y admitidas en autos como asociadas, tambi\\u00e9n demandantes, y estable-ciendo su demanda enmendada contra la Sociedad 'Rubert Hermanos,' compuesta de los Sres. Luis, Guillermo y Juan Rubert y C\\u00e1tala y contra esos mismos se\\u00f1ores, as\\u00ed como tambi\\u00e9n contra la Sucesi\\u00f3n desconocida de Jos\\u00e9 Gallart y Forgas, cada uno por s\\u00ed alegan y exponen: ' '.\\nPor lo transcrito aparece qne la teor\\u00eda de la demanda original era la de nn pleito por la Sucesi\\u00f3n de Igarav\\u00eddez para anular la hip\\u00f3teca y el procedimiento hipotecario, y somos de parecer qne la demanda enmendada no introdujo variaci\\u00f3n sustancial alguna.\\nLos apelantes en la c\\u00f3rte inferior practicaron el servicio de emplazamiento por publicaci\\u00f3n de edictos contra G-allart. Se celebr\\u00f3 el juicio despu\\u00e9s de baber presentado su demanda enmendada y de radicada la contestaci\\u00f3n. En este juicio invirtieron los apelantes varios d\\u00edas en probar su caso contra la Sucesi\\u00f3n Gallart habi\\u00e9ndose presentado mucha prueba documental. En realidad de verdad la misma prueba docu-mental fu\\u00e9 admitida previo consentimiento de las partes en el juicio posterior de Eubert Hermanos que tuvo lugar. En otras palabras, los apelantes insist\\u00edan en la corte inferior en su derecho a que se dictara sentencia contra Gallart con motivo de la rebeld\\u00eda que basta entonces hab\\u00eda sido anotada. Si el paso fuera revocado podr\\u00edan los demandantes continnar contra la Sucesi\\u00f3n de Gallart de igual modo que si no se hubiera presentado ninguna demanda enmendada puesto que la demanda enmendada no introdujo nuevos hechos ni se .ped\\u00eda en ella remedio alguno que no pndiera obtenerse con la demanda original.\\nAl ser presentada la moci\\u00f3n original para que se deses-timara esta apelaci\\u00f3n insistieron los apelantes en el hecho de que ellos intencionalmente no hab\\u00edan notificado a la Suce-si\\u00f3n de Gallart de la apelaci\\u00f3n puesto que ya estaban en rebeld\\u00eda y no ten\\u00eda m\\u00e1s derecho a ser o\\u00edda ante la corte. Los apelantes, sin embargo, sostienen ahora que debido a la pre-sentaci\\u00f3n de la demanda enmendada la cnal en realidad jam\\u00e1s fn\\u00e9 notificada mediante publicaci\\u00f3n n otra forma a la Suce-si\\u00f3n de G-allart, que dicha sucesi\\u00f3n no es parte en la apelaci\\u00f3n, y se citan los casos de McGary v. Pedrorena, 58 Cal. 91; Thompson v. Johnson, 60 Cal. 292 y de Reinhart v. Lugo, 86 Cal. 395, para probar que la presentaci\\u00f3n de una demanda enmendada abre la rebeld\\u00eda. Pero estos casos muestran que la enmienda debe ser sustancial y se insiste en esta diferencia en el caso de Cole v. Roebling Construction Co., 156 Cal. 446, 105 Pac. 257. Adem\\u00e1s, en el caso de Thompson v. Johnson, era un demandado el que impugnaba la sentencia dictada por la corte inferior por no haber sido notificado otro deman: dado. Los apelantes tambi\\u00e9n se fundan en el caso de Clarke v. Mohr, 125 Cal. 540. En ese caso se resuelve que no es necesario que el aviso de apelaci\\u00f3n contra la sentencia sea notificado a los demandados que seg\\u00fan los autos no consta hab\\u00e9rseles notificado la citaci\\u00f3n ni haber comparecido en el caso. La teor\\u00eda que se sostiene en dicho caso es que los demandados jam\\u00e1s comparecieron ante la corte sentencia-dora. El caso de Clarke v. Mohr, muestra por su propio texto que la enmienda tiene que ser esencial y que la corte debe haber dejado de adquirir jurisdicci\\u00f3n. Esta distinci\\u00f3n se establece m\\u00e1s claramente en el caso de Johnson v. Phenix Ins. Co., 146 Cal. 576-577. La corte indic\\u00f3 que lo que hab\\u00eda sido resuelto en el caso de Clarke v. Mohr no pod\\u00eda tener aplicaci\\u00f3n a un caso en que la sentencia se ha dictado a favor de una persona que seg\\u00fan los autos en realidad hab\\u00eda sido hecha parte en la acci\\u00f3n.\\nMuy poca duda pod\\u00eda existir en este caso de haberse hecho parte a la Sucesi\\u00f3n Gallart si la citaci\\u00f3n mediante publicaci\\u00f3n pod\\u00eda utilizarse. Pero \\u00bf adquiri\\u00f3 jurisdicci\\u00f3n la corte inferior sobre la Sucesi\\u00f3n de Gallart por virtud de la publicaci\\u00f3n? Esto es m\\u00e1s que dudoso pues no existe nada en los autos que muestre que la acci\\u00f3n (aunque en ella estaban envueltos bienes, inmuebles y basta ese pnnto era in fem) fuera otra cosa que una acci\\u00f3n personal, por lo menos en lo que respecta a la Sucesi\\u00f3n de Gallart. Si se considera que la acci\\u00f3n seg\\u00fan su naturaleza es solamente reivindicator\\u00eda entonces la Suce-si\\u00f3n de Gallart era completamente innecesaria puesto que Eubert Hermanos estaban en posesi\\u00f3n de la finca. Si por el contrario como m\\u00e1s bien parece, se le considerara como una acci\\u00f3n personal, al menos por lo que toca a la Sucesi\\u00f3n Gallart no vemos que dieba sucesi\\u00f3n se hubiera becbo parte debida-mente en la corte inferior y por tanto esa corte no adquiri\\u00f3 jurisdicci\\u00f3n sobre aqu\\u00e9lla. Oreemos que era necesaria la citaci\\u00f3n personal.\\nPor otra parte, la corte consider\\u00f3 el caso enteramente por sus m\\u00e9ritos y estamos de acuerdo con sus conclusiones. Las partes sometieron de tal modo el caso y se dict\\u00f3 sentencia a favor de los demandados. En vista de estas circunstancias opinamos que Eubert Hermanos tiene derecho a insistir en su sentencia. Cualquier duda que hubiera respecto a si la sucesi\\u00f3n era o n\\u00f3 parte necesaria solamente militar\\u00eda en favor de la confirmaci\\u00f3n de la sentencia despu\\u00e9s de haber sido sometido el caso y de celebrado el juicio por sus m\\u00e9ritos contra ellos. En verdad que los mismos apelantes insisten en que la Sucesi\\u00f3n Gallart no era parte en absoluto en la corte inferior. Ello.s consideran el caso como un juicio y una sentencia contra Eubert Hermanos solamente.\\nDe todos modos, si alguna duda pudiera haber sobre dene-gaci\\u00f3n o concesi\\u00f3n de la moci\\u00f3n para que se desestime el recurso preferimos resolverlo en el sentido de decidir el caso por sus m\\u00e9ritos por cuanto esa resoluci\\u00f3n conduce a la con-firmaci\\u00f3n de la sentencia y no estamos convencidos de que la Sucesi\\u00f3n Gallart era parte necesaria para el remedio principal, que solicitan los demandantes en esta acci\\u00f3n.\\nDebe confirmarse la sentencia apelada.\\nConfirmada la sentencia apelada.\\nJueces concurrentes: Sres. Presidente Hern\\u00e1ndez y Aso-ciados del Toro, Aldrey y HutcMson.\"}"