Datasets:

rubrix

/

muchocine_aspectos

like 0

Follow

rubrix 5

Es del director Isao Takahata y os voy a contar de que va.

No negaré que este capítulo es bastante oscuro y que se aprecia una evolución en los personajes, bien interpretados por unos actores que ya los han hecho suyos, que hace que el espectador los sienta como cercanos y se identifique sin problemas con ellos.

Siempre podemos llegar más lejos de lo que habíamos pensado, solo necesitamos a ese pepito grillo que interpreta Morgan.

Competía por la estatuilla a la Mejor Banda Sonora Original que finalmente, consiguió Gustavo Santaolalla -Babel-.

Muchos directores han reflejado el futuro, próximo o lejano, en sus películas: muchas veces con optimismo, otras más pesimistas.y otras realmente catastróficas.

Pero al menos tenemos a mi (nuestra) querida Jessica Biel, que no sólo hace un papel muy divertido y bien interpretado, sino que está más bella que nunca.

Situaciones absurdas resueltas aún más absurdamente, basadas en un guión sin pies ni cabeza.

Al estilo de otros directores españoles como Fernando León de Aranoa (Barrio, Los lunes al sol) o Icíar Bollaín (Flores de otro mundo, Te doy mis ojos), pero con unas dosis de humor, Corbacho y Cruz retratan la realidad de la sociedad española de manera bastante fiel y sin estridencias.

Como casi todo es horrible en este film voy a mencionar lo poco bueno que hay, que es música, vestuario y fotografía.

De cierto modo, el director quiere demostrar que el poder atrapa a cualquier persona que ose sostenerlo durante unos segundos entre sus manos.

Es verdad que el guión es bueno, se centra en lo fundamental sin descuidar los detalles y estudia brillantemente la psicología y el mundo interior de los personajes principales, centrándose más, como es de esperar, en la Reina.

Aunque algunos destacan la actuación de Susan Sarandon quien interpreta a la malvada Narizza, una bruja que sobresale más por su modernismo en cuanto maquillaje y vestuario que realmente me gustaron, que por su interpretación, ya que Sarandon goza de poco parlamento en la cinta.

Quentin Tarantino ha sufrido su primer tropiezo como director.

Algunos la atacarán por el guión, excusa habitual para atacar el cine de acción, pero no es el guión lo más importante de una cinta así.

Todo ello narrado con una progresión dramática encomiable, solo pausada por esos flashbacks que recuerdan a Lee Geum en la carcel de mujeres, la cual, por cierto, tiene un tono teatral que desconozco si se ajusta a la realidad de las cárceles de mujeres coreanas, pero que resulta de una opresión que transpira la pantalla y apoyada en los angulados encuadres de su director, transmite esa sensación de manera impecable.

Otro mérito, que supongo que será una responsabilidad repartida entre el guión, la dirección y las interpretaciones, es que tanto te resulte creíble que a Luke le gusta Uma como que, muy poco después ya la encuentre demasiado loca para él.

Y es que, para qué negarlo: el peso mayoritario de Fracture recae en el condenado Hopkins, y el de el otro film en el también condenado Norton (obtuvo una nominación al Oscar por su interpretación).

Aquí construyen un guión alrededor de los personajes y la situación en que se enfrascan, y los chistes se entrelazan en los diálogos y acciones de los mismos, resultando muy poco forzados.

Una película redonda en suma, con la calidad en cuanto a realización a la que nos tiene acostumbrados Loach, y perfectamente arropada por la banda sonora de George Fenton, otro de los últimos colaboradores habituales de Ken Loach (suyas son las bandas sonoras de los últimos filmes de Loach, "El viento que agita la cebada" o "Felices dieciseis").

Como por arte de magia, en aquella historia se concentraban de forma imaginativa los que se descubrirían con el paso del tiempo como las grandes obsesiones del director: la muerte, la dualidad entre el amable mundo de los fantasmas y el aterrador y tenebroso mundo real, los protagonistas excéntricos y/o marginados y la posibilidad de innovar con efectos especiales que supieran trasladar sus ideas únicas desde su bulliciosa mente hasta el espectador.

Da igual que haya aguerridas tomas de posición respecto a las armas químicas o que uno entienda que el director ha querido colarnos un discurso sutil sobre los peligros de la dictaduras del Estado del Bienestar.

En casi todas las familias hay una madre, y en esta película este papel recae en Thandie Newton (Crash), que interpreta a la atormentada y hastiada esposa de Gardner.

El director de obras tan fascinantes y cautivadoras como El fantasma del paraíso o Carrie da una vuelta de tuerca al planteamiento de la película en Vietnam para seguir mostrando el mundo podrido en el que vivimos, donde parece no haber cabida para la cordura, la dignidad o la humanidad a través de un discurso en común con muchos de los títulos vistos en la edición de Sitges40, el de la cámara en directo informativa.

Es curioso que ambos directores tengan orígen judío.

Quizas el mejor filme del subgénero de venganzas femeninas, con una realización excelente, interpretaciones magistrales, Fotografía excelente.

No se le puede poner ninguna pega formal a la cinta y sin haber leído la novela no me atrevo a ponérsela al guión que quizás visto en su conjunto consiga tener una cierta gracia.

Tiene Scott formas y maneras de director espléndido ( El fuego de la venganza es una película formidable ) y Denzel Washington es un actor de primer orden.

Casi el resto de sus componentes, dícese, algunos fragmentos del guión, ciertos diálogos y prácticamente la mayoría de las interpretaciones, son igual de artificiales, previsibles y absurdos, que el metraje de cualquier thriller de baja categoría.

Resulta brillante ver como una situación aparentemente fácil puede degenerar tanto e incluso llegar a rozar momento de desfase total; excelente el ritmo impuesto por el director en la realización de los gags.

Todo buen guión cinematográfico se merece un buen reparto.

Rodada en Londres, en lugares que conozco bien por haber estado alli de Luna de Miel, y dando con la fotografía un toque sucio, casi 3er mundista, la película consigue que uno salga del cine meditabundo, pensando en que tal vez, al igual que Julio Verne en sus libros, lo que Cuaron nos cuenta no sea tan fábula como verdad, sin duda, muchas de las cosas que contemplamos en pantalla no dejan a nadie indiferente, inmigración, miedo al rechazo, conspiración política.

Director: Paul Verhoeven.

Este documental sectario hasta la médula no sólo se centra en el director como Dios único y todopoderoso de la película, sino que los productores no existen, y si existen son americanos, con mucho dinero y muchas ganas de destrozar películas de la forma más ruin posible.

Así las cosas, J.J. Abrams, el creador de series televisvas de culto como "Perdidos", se confirma como un hombre de buen pulso también como director, en la que es su primera película para pantalla grande.

Una historia en la cual se jugaba al gato y al ratón por parte de dos personajes antagónicos, un maduro fotógrafo con oscuras intenciones y una aparentemente frágil e inocente adolescente, resultando ésta última la gran triunfadora del film con una interpretación prodigiosa por parte de la joven Ellen Page.

A pesar de que siguiendo el estilo de Theo Van Gogh se ha dado mayor importancia a la frescura de las interpretaciones e improvisaciones, la cálida iluminación de Thomas Kist subraya la historia con la dosis justa de glamour y se convierte en el aliado perfecto de la narración.

Dame 10 razones no sería Dame 10 razones si no la hubieran interpretados estos dos ases de la interpretación: Morgan Freeman y Paz Vega.

Con guión y dirección de Andrew Nicoll (el autor del libreto de "El show de truman" "S1M0NE" y "La terminal") que la verdad es que me gusta bastante, la película es "algo sosita".

Sin duda un reparto espectacular, que aunque a mucha gente le parezca desconocido, a partir de ahora le empezará a ser familiar.

), con la excelente banda sonora, muy recomendable para todos los fans del grupo británico, no solo no decepciona sino que en algunos momentos se hace tan intensa que llega a emocionar.

Ese ambiente distendido parece haberse trasladado incluso a la divertida banda sonora, cuyos temas originales han sido compuestos por Antonio Pinto.

En ambos se ve la mano del director, que demuestra un gran mimo en todo lo referente a la puesta en escena, como demuestra en "La Casa de las Dagas Voladoras".

Lo que se inicia como un típico filme de crímenes sangrientos, un slasher de los años setenta, pronto se convierte en el atractivo argumento que fascinara a directores como Carpenter o Spielberg.

Un misterioso anciano interpretado por Bega Lugosi, actor que encarnó al Conde Drácula en la celebrada versión de Tod Browning (Dracula, 1931) y que Ed Wood se encarga de rescatar del olvido, nos introduce en el film desde un sofá en medio de un pequeño, y extrañamente decorado, laboratorio.

Algunos ya tendrán a su director como motivo principal para acudir a su visionado.

La fuerza de la película se cementa en las interpretaciones de sus protagonistas el irlandés Glen Hansard (músico profesional y líder de la banda The Frames) y la checa Markéta Irglová, una joven instrumentista de diecinueve años.

Afronta las escenas de tensión con una corrección majestuosa; en ellas, brilla por su ausencia la artificiosidad empleada en otras ocasiones por el director.

Y lamentablemente el guión dista mucho de ser brillante.

El guión es una mera excusa para organizar un auténtico espectáculo para los sentidos como no se veía en una sala de cine desde el gran Akira Kurosawa, aunque eso son palabras mayores, y a Yimou aún le queda mucho para siquiera acercarse a la figura del genial realizador japonés.

Si he de destacar un plano de todos los que he visto, me quedo con el último, el monte Suribachi y la playa, a ritmo de la Banda Sonora de la misma, bello y a la vez dulce, mostrando la de vidas que se perdieron en ese pequeño trozo de tierra.

Por supuesto el guión es de nuevo inexistente.

En el capítulo de interpretaciones, un blandito Elijah Wood cede el peso de la película a esa enorme presencia que es John Hurt.

Ese es el fallo de Los crímenes de Oxford, por mucha buena dirección que Álex de la Iglesia emplea, imitando a su admirado Hitchcock de una manera descarada pero que le hace un bonito homenaje, y por muchas buenas interpretaciones que tenga, parte de la base de una novela muy floja, en la que personajes tópicos dejan llevar lo que podría ser una buena historia y resulta una abrumadora decepción.

Una fotografía y un diseño de producción feístas, oscuros, turbios.

Y, precisamente, en la elección de Salma Hayeck para interpretar a la virulenta Martha Beck, reside el gran error de la cinta ya que ésta, tal y como demostraron los otros productos anteriores, era una mujer feúcha y marcada por una extrema obesidad, todo lo contrario de lo que ocurre con la actriz nacida en Veracruz.

Los guionistas, en su excelente trabajo de escritura, no se olvidaron de introducir un nexo para unir los dos mundos disociados, y aparece el personaje interpretado por Reginald Veljohnson (agente Powell).

Sam Raimi, Wes Craven, Cronenberg, Carpenter o Peter Jackson, entre otros, fueron algunos de los directores que se forjaron en aquella escuela de vísceras y sangre.

En todo caso, aquí el estilo documental resulta en un continuo de espacio y tiempo que cumple dos funciones: la recreación (con muy pocos altibajos) de una avorágine de la violencia mediante electrizantes, poderosísimas secuencias cargadas de intensidad dramática en las que el espectador reconoce a la víctima y al verdugo, con lo cual puede sentirse identificado con la víctima sin que haya necesidad de elaborar personajes más desarrollados (y volvemos a subrayar las virtudes de un guión centrado en lo esencial.

En parte por la plana actuación del protagonista, Juan José Ballesta, aunque se le alaba mucho por sus interpretaciones yo no consigo ver en él nada que me guste, cuando tiene el peso de la película ésta es aburrida, María Valverde es lo único que anima un poco la acción, por eso los mejores momentos de la película surgen cuando ella aparece y roban juntos, es lo único emocionante, ya que la trama de la madre del protagonista no está muy lograda.

Así como el parecido físico de la reina es asombroso, queda muy lejos el reflejo del príncipe Carlos en el actor que lo interpreta, Alex Jennings.

La idea del guión es muy buena, destapando las miserables vidas de los que caen en Hollywood con la idea de ser superestrellas.

Después de sorprender a medio mundo con la excelente "Boogie Nights", el joven director Paul Thomas Anderson , tenía un desafío por delante, hacer que las personas que habían vibrado con la anterior película, encontraran en Magnolia algo realmente estimulante, escribiendo un guión innovador y complejo que cuenta los acontecimientos en la vida de nueve personas durante un periodo de veinticuatro horas en la ciudad de Los Ángeles.

Aunque todo hiciera pensar que ambos seguirían desarrollando su faceta de escritores, sólo desarrollaron su vena interpretativa.

La fotografía es buena y la dirección de Antonio Hernández, en mi opinión, impecable, teniendo en cuenta el guión con el que trabaja, firmado por él mismo y por Piero Bodrato, y la presunta existencia de una miniserie para Antena 3.

La primera entrega de Saw hizo realmente méritos a la hora de presentar una trama solidísima, apoyada casi en un cien por cien en la construcción de sus personajes.

La fotografía corre a cargo de Emmanuel Lubezki, uno de los mexicanos más talentosos del ámbito del cine, quién nos tiene acostumbrados a imágenes hermosas, esta vez se encarga de retratar el caos, con toda la expresión de la palabra, recreada por un excelente diseño de producción, que detalla magistralmente, tanto la época como el estado anímico de la cinta; cada calle está atiborrada de basura, cada pared está rayada y a punto de desplomarse.

Una mala película, que se olvida al iniciarse los títulos de crédito finales y con un reparto de lo más soso (Brithany Murphy aún está decente).

También es verdad, que la cinta impresiona (no negaré lo contrario), pero que una vez que uno le coge el "tranquillo" y comprende más o menos la trama resulta menos terrorífica de lo que uno imagina o supone antes de entrar a la sala; mención aparte de los actores y de un par de situaciones cómicas que Balagueró y Plaza meten para relajar un poco a la asustada platea.

Debo confesar que me sorprendió gratamente encontrarme en medio de la trama con una crítica tan feroz a la sociedad americana que eleva a los cielos a gente que realmente no hace nada.

Todo esto viene a colación del estreno del remake de La Huella, film del año 1972, obra póstuma de Joseph L. Mankiewicz a partir de la obra de Anthony Schaffer (Amadeus) adaptada por el propio autor e interpretada por Michael Caine y Laurence Olivier.

El director de películas como "Coffee and Cigarettes", realiza, de esa forma, la que es su mejor obra.

Si el aliento que las inflama de épica proviene de la literatura el resultado suele ser, salvo impericia de director o pobreza de presupuesto, digno, cuanto menos.

Aunque nada más lejos de la realidad, ya que, a poco que nos preguntemos mínimamente por el significado de este pasaje, descubriremos sin dificultad alguna que lo que la curación por hipnosis mostrada en él nos quiere indicar es, ante todo, la disposición a hablar claramente, sin tapujos de ninguna clase, del director y su personaje principal.

Danny Huston, que conoció al propio Welles por la amistad que mantenía con su padre John Huston, realiza una interpretación brillante, llena de matices que abarcan un gran abanico emocional, y sin caer en la sobreactuación o el esperpento.

KENNETH BRANAGH es un director y actor competente cuando adapta al genial dramaturgo SHAKESPEARE "HAMLET, Mucho ruido y pocas nueces" lo que pasa es que cuando sale de esas adaptaciones su cine se resiente bastante.

David Koepp, guionista de Parque Jurásico, Detrás de la noticia, La habitación del pánico o Spiderman, y director de El efecto Dominó o La ventana secreta adapta Stir of echoes, un cuento sobre fantasmas, aunque aquí no interesan los abruptos golpes de efectos manejados a base de holgado talonario.

Debo admitir que Almodovar no es santo de mi devoción y que exceptuando "Hable con ella" la mayoría de las películas del director manchego me parecen "coñazos supinos", cortadas (Casi siempre) por el mismo patrón, y donde la intensidad y el ritmo narrativo se acaba llevando siempre a las mismas cotas dramáticas que por H o por B apelan a lo mismo en cada una de las muestras de su cinematografía; sin embargo, y como ya me pasó con la penúltima película de Peeeedroooo, (Como dijo Pé, que en esta cinta se convierte en su actriz fetíche), me ha hechizado de principio a fin, y es que, muchos son los años de mi infancia los que he pasado en verano en casa de mi abuela (en un pueblecito de Toledo) y donde las costumbres, modus-operandi, y extraños comportamientos femeninos, tan bien sabe plasmar Almodovar en esta, su última película.

Y aquí es donde el director se apunta un tanto; pues como ya pudimos disfrutar en Zombies party, Edgar Wright nos muestra las escenas de sangre y gore como deben ser; bien explícitas.

Los que tuvimos la oportunidad de ver la película el día del estreno en el CGAI (La Coruña), presentada por su director y acompañada de una "rueda de prensa" a modo de presentación de Cahiers du Cinema en español, pudimos constatar varias cosas.

pero, ¡oh!, ¡ojalá las peores películas de las mejores directores fueran así de disfrutables!Atención a los detalles de celuloide malgastado expresamente para que la experiencia Grindhouse (aquí mutilada) sea más realista.

Las partículas elementales, con guión y dirección del alemán Oskar Roehler, orbita en torno al universo pesimista que domina su referente literario, la novela (del mismo título) del controvertido escritor Michel Houellebecq.

Afortunadamente, la firme dirección de Danny Boyle y la solvencia del reparto salen siempre al rescate de una película que resulta, finalmente, un entretenimiento muy digno.

Con ritmo, dosificando las sorpresas y jugando con referentes cinematográficos que entre los niños pueden pasar desapercibidos, esta cinta entronca con otros como Chicken Run (Evasión en la Granja), aunque más por la temática que por la forma ya que en este sentido recuerda más a Jimmy Neutrón, del mismo director.

El personaje de Eva Braun, es el que tiene más matices, y el mejor interpretado, es una persona vital y optimista llena de alegría, incluso en los momentos más duros, pero ese comportamiento es solo una careta para ocultar sus verdaderos sentimientos.

Esta ha sido la mejor manera de explicar la trama sin reventar las exiguas ?sorpresas? que tiene el film, y creedme que ha sido difícil ser tan neutro.

Evidentemente quien se lleva la palma es Viggo Mortensen, a quien sólo hay que reprocharle una forma de hablar realmente extraña y que daña un poco su interpretación.

Películas como "Drácula" (1931), "La marca del vampiro" (1935) o "Muñecos Infernales" (1936) son hoy en dia brillantes manifestaciones del talento para la creación de grandes piezas de género por parte de su director.

Eva Mendes interpreta a una novia inverosímilmente confusa por que a su novio le arde la cabeza.

Una impecable secuencia de escenas sin aparente conexión abre el nuevo film del carismático director taiwanés Ang Lee.

La cinta va directo al grano, el guión se escurre con energía y fuerza, revelándose poco a poco, revelando su verdadera naturaleza?

Afortunadamente, la tercera está mucho más compensada, y si bien la introducción de elementos fantásticos y sobrenaturales le restan la poca credibilidad que le quedaba al personaje protagonista y por tanto al argumento en general, el guión está mucho más centrado en contar una historia dinámica y trepidante, que apenas deja un minuto de pausa entre tanto disparo y pelea de vivos contra zombies.

Si tuvieramos que enjuiciar el film por su guión no pararíamos de sacarle defectos, pero aún así, la forma en que Fuqua intenta salvar los platos es muy loable.

Una pena ver como un director de indudable creatividad no arriesga y se limita a intentar dirigir un Slasher convencional.

Para ello se nutre de un grupo de niños que empiezan sus carreras y dos veteranos de la televisión en las presencias de BLANCHE BAKER vista en la serie ley y orden y GRANT SHOW que protagonizo el culebron MELROS PLACE.Interpretes junto a director no tienen un curriculum demasiado avalado, además de una sinopsis que parece vender el típico filme de horror basado en hechos reales con la excusa de mostrar un repertorio de atrocidades para un exigente GOURMET del GORE extremo.

Inmediatamente, me enamoró, la forma tan directa y cruda de ser filmada esta película es de esas que no solo impresiona con imágenes sino que también impacta con un dialogo formidablemente realista (al menos antes del primer punto de giro) que me hizo cómplice de toda su maquiavélica y vengativa trama.

La película comienza bien, aunque con una fotografía horrible, lo narrado tiene cierta tensión hasta que ocurre el hecho traumático, hacia la mitad del metraje, y a partir de ahí la película se muere, agoniza, lentamente.

El guión, escrito por el propio realizador, apuesta por un tono realista, pero la precipitación y previsibilidad de cuanto expone, la poca entidad de su protagonista masculino (un descafeinado Adam Brody) y esa sensación de vacío final que deja en el espectador, hacen olvidar incluso las perfectas interpretaciones de una atípica Meg Ryan y de una excelente y divertida Olympia Dukakis quien, dando vida a una anciana senil, se alza como lo mejor del estereotipado producto.

Magorium en ese juguetero que todos hemos conocido siendo niños y con el que nos encantaba compartir nuestros pequeños deseos (Sr.Cuadrado en mi caso).Dejando a un lado al personaje excentrico interpretado por Hoffman ¿O es al revés?

Hasta qué punto esto es culpa del director o de los productores que metieron la mano (entre los que se encuentra Joe Silver, padre de esta criatura) no lo sé.

He de admitir que soy un sufridor de esta clase de cine, y que cuando ayer, "mi santa" me propuso ver esta película, me revolví, casi de dolor, ante nuevamente 2 horas perdidas en un guión planificado al milímetro y donde se pasa por todos los estados posibles de este tipo de cine, y sin embargo, mi opinión no puede ser más satisfactoria, ya que esta cinta, comienza justo donde las otras terminan, vamos, el paso siguiente a "Y fueron felices y comieron perdices.