País
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| Poema
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|
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Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Revelación | 11,488 | Erraba por la orilla del malecón desierto,
interpretando el ritmo de la onda bulliciosa.
Las brisas matinales aromaban el puerto,
el alba despeinaba su cabellera rosa.
Y, al rumor apagado de la ronca sonata,
sentí una sangre nueva circular por mis venas,
sangre bermeja, digna de un corazón pirata,
o de un moderno Ulises, pescador de sirenas.
Y ansié el himno que rugen los piélagos amargos,
los sueños que impulsaron a los marinos de Argos,
la luz que el albo encaje de las espumas dora…
¡Un Yo nuevo del fondo de mi pecho surgía
y algo de mi alma loca de aventuras partía
en que esquife de oro con rumbo hacia la Aurora! |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Romanza de los ojos | 11,996 | Cálido estío de tus grandes ojos.
Negras flores, en selvas encantadas,
que abre la reina de los claros ojos,
el alba de las manos sonrosadas.
Lámpara astral de tus miradas puras.
Pálida luz de sol convaleciente
que cuida, bajo sus dos salas puras,
un rubio serafín adolescente…
Otoño triste de tus ojos dulces.
Crepúsculos de seda y pedrería:
que cierra el soplo de tus labios dulces
tu sacra hermana la Virgen María. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Se va con algo mío | 11,092 | Se va con algo mío la tarde que se aleja;
mi dolor de vivir es un dolor de amar;
y al son de la garúa, en la antigua calleja,
me invade un infinito deseo de llorar.
Que son cosas de niño, me dices; quién me diera
tener una perenne inconsciencia infantil;
ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de Abril.
Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave;
trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora!
Como la flor que aroma la vida y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches y lo ignora. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Sin razón | 12,422 | Dime -¿qué filtro da tu boca
en su divino beso cruento,
que hace vibrar mi carne loca
como a la débil hoja el viento?
¿Con qué fórmula cabalística
mi pena rindes dulcemente,
cual la celeste Rosa Mística
hace inclinar a la' serpiente?
Di -¿dónde ocultas el secreto
de ésta maga fascinación?
¿algún venusino amuleto
me ha ligado a tu corazón?
En vano quiero descifrar
la causa de mi rendimiento;
como la luna sobre el mar
luz móvil es mi pensamiento…
En tus leves manos estruja
mi espíritu sin voluntad:
eres la playa a do me empuja
la ola de la Fatalidad! |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Soneto | 7,929 | ¡Oh, silenciosa Reina, coronada
de sombras y de pálido asfodelo,
cuyos míticos ojos de consuelo
tienen el infinito en su mirada:
¿Ha crujido la fúnebre enramada
bajo tu pie levísimo de hielo?…
y ese rumor, ¿es el nocturno vuelo
de tu ligera sombra desolada?…
La brisa zumba en la terrasse desierta
y pronuncia, rozando las cortinas,
el nombre de una idolatrada muerta.
¡Hay ruidos de trajes en la alfombra
y yo no sé qué frases silvinas
una voz de mujer dice en la sombra! |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Soneto de otoño | 8,455 | A Amado Nervo
¡De nuevo son las rosas de Octubre, Otoño mío!…
han escondido el sol en una cueva oscura…
y los pálidos dedos del inmortal Hastío
estrujan –rosa seca- mi pasada ventura.
¡Lacerante recuerdo de la extinta dulzura
que torna vanamente al corazón vacío!…
perdimos el sendero y la noche perdura
-¡la Noche!- y aún no brilla tu luminar, ¡Dios mío!
Los años son guirnalda florecida
-pensamos- una fiesta es nuestra vida…
e hicimos una fiesta de toda ella…
Pero sonó el Destino inexorable su hora
y el brusco despertar nos anunció la aurora
verdadera, la aurora sin flor y sin estrella. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Soneto i | 11,089 | Llamé a tu corazón…y no me has respondido…
pedí a drogas fatales sus mentiras piadosas…
¡en vano! Contra ti nada puede el olvido:
¡he de seguir de esclavo a tus plantas gloriosas!
Invoqué en mi vigilia la imagen de la Muerte
y del Werther germano, el recuerdo suicida…
¡y todo inútilmente! ¡El temor de perderte
siempre ha podido más que mi horror a la vida!
Bien puedes sonreír y sentirte dichosa:
el águila a tus plantas se ha vuelto mariposa;
Dalila le ha cortado a Sansón los cabellos;
Mi alma es un pedestal de tu cuerpo exquisito;
y las alas, que fueron para el vuelo infinito,
como alfombra de plumas están a tus pies bellos! |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Tapiz | 11,199 | Los húmedos myosotis de tus ojos
sugieren claros lienzos primitivos
con arcángeles músicos de hinojos
y santas de los góticos motivos.
Copiaron esos místicos sonrojos
los ingenuos maestros primitivos
y dieron los myosotis de tus ojos
a sus Evangelistas pensativos…
Virgen de las policromas vidrieras,
los sahumerios y los lampadarios:
velan tus sueños todas mis quimeras
y, ante el cortejo de tus primaveras,
dan su mirra y olor mis incensarios. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Trova | 11,537 | Eres como esos paisajes
en donde la luna enreda,
sobre los quietos ramajes,
su blanco vellón de seda.
Tu amor, que me da la vida,
tiene la gracia discreta
de una lágrima escondida
en un cáliz de violeta.
Por exceso de pasión,
después de que te he besado,
se queda mi corazón
igual aun cielo estrellado.
Bajo la urdimbre de seda
de tu pestaña rosada
si alguna lágrima rueda,
goza tanto, que se queda
en tu pupila, extasiada.
Tus manos, lirios enanos,
dominaron mi altivez
y no son alardes vanos:
las rosas huelen después
que las tienes en las manos. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Un poeta | 9,761 | No llames una noche de llanto a tu vida,
ni pienses tu dolor tan hondo y duradero;
ofendes al que sufre la verdadera herida,
al hermano que calla su dolor verdadero.
Mercader de sollozos, profesional del llanto,
¡qué sabiamente expresas ignoradas angustias!
no son tales prodigios armónicos de canto
para labios resecos y para frentes mustias.
Gárrulo adolescente que la bella mentira
tu tristeza acuerdas a suspirante lira,
¡calla! Tu voz insulta, con su pena sonora,
al que suspira y nunca sabe por qué suspira,
al que llora y no puede decirnos por qué llora. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Velada del sábado | 8,925 | Marcha la luna trágica entre nubes de gasa…
sin que nadie las toque se han cerrado las puertas…
el miedo, como un lobo, pasea por la casa…
se pronuncian los nombres de personas ya muertas…
El abuelo las lámparas, por vez octava, prende…
se iluminan, de súbito, semblantes aturdidos…
es la hora en que atraviesa las alcobas el duende
que despierta, llorando a los niños dormidos…
Hastíos otoñales…ya nada me entusiasma
de cuanto me causara infantiles asombros
y así voy por la vida, cual pálido fantasma
que atraviesa las calles de una ciudad de escombros.
Y mi alma que creía la Primavera eterna
al emprender sus locas y dulces romerías,
hoy ve, como un leproso aislado en su caverna,
pudrirse lentamente los frutos de sus días.
Para los que llevamos, como un puñal sutil,
dentro del alma una ponzoña;
para los que miramos nuestra ilusión de abril
hecha una mísera carroña;
Inútilmente suena tu pandero de historia
-¡oh, vida frívola y banal!-
si no es de nuestros labios la divina canción
primaveral y matinal.
Amor, di, ¿qué senderos se gozan en tu paso?
¿cuáles los reyes magos a que sirves de guía?…
¿qué rubicunda aurora, qué sonrosado ocaso
vio tu carro de fuego en el triunfo del día?…
¡Ah, si tu alba luciera para mi noche oscura!
¡Si mis rosas se abrieran temblorosas al verte!
se endulzaría el hondo cáliz de mi amargura
con el néctar con que haces tan amable la Muerte.
Bendigo el sufrimiento que viene de tu mano
y el vértigo radiante en que tu voz me asume.
mi amor es para Ti como un jardín lejano
que a una alcoba de reina envuelve en su perfume.
Y eternamente oirás en tus noches sin calma
mi sombría plegaria que, rugiendo, te invoca:
al precio de mi sangre y al precio de mi alma,
¡véndeme la limosna de un beso de tu boca!
-¡Qué lejos aquel tímido y dulce adolescente
de este vicioso pálido triste de haber pecado!…
-¡Tomó del árbol malo la flor concupiscente
y el corazón se ha envenenado!…
-…¿Y la luz verdadera?…¿Y la absoluta paz?…
¿y la cifra segura de la sabiduría?…
-¡da tregua al Tiempo, iluso corazón, ya entrarás
al gran silencio donde llegaremos un día!… |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Vesper marino | 7,429 | Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
su gracia peculiar sobre las cosas.
Joyas raras y sedas olorosas
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.
Hubo un silencio de éxtasis en todo…
el mar violento suspiró a su modo…
lloraron en la niebla las esquilas…
Y me halló de rodillas el Poniente
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas. |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Voces en la sombra | 10,747 | Al espíritu lírico de
Abraham Valdelomar
Está en el bosque, sonrosada,
la luna de la madrugada.
El negro bosque rememora
lo que miró desde la aurora:
Se recuerda, temblando, una hoja
del lobo y Caperuza Roja;
del áureo son del olifante
del Rey de barbas de diamante
habla la eufónica espesura
donde claro eco perdura;
cuenta el césped que fuera alfombra
al paso de una leve sombra,
y al ligero trote lascivo
del dios de las patas de chivo…
De una polífona armonía
se puebla la selva sombría…
Mas cuando dice una voz: "Ella,
la Diosa, el Ídolo ha pasado"…
pensando en su blancor de estrella
el negro bosque se ha callado… |
Ecuador | 1898-1919 | Ángel Silva, Medardo | Y es una tristeza más en la tristeza | 11,992 | A Jacinto Benavente
El lento son de la garúa
en la calle del arrabal,
en mi corazón acentúa
la dolencia sentimental.
Simula con su intermitente
lagrimeo, la lluvia clara,
la voz de algún adolescente
lloroso, que silabeara.
Tiene también la vida oscura
su encanto, y la poesía
que pone en la diaria amargura
la divina melancolía.
¡Sed de ideal y de cielo!
¡oh lírica fiebre armoniosa!-
bien vales, infinito anhelo,
la pena que mi alma rebosa!
Yo dogo: ¡Sufro, luego existo!…
el dolor afirma la vida;
mas, todo caso está previsto
¡y hay venda para toda herida!
Del abismo de lo que ha sido
al abismo de lo que ha de ser,
está el puente de lo vivido
y la actualidad de querer;
Está la linda boca fresca,
la dulce manzana carnal,
y nuestra vida funambulesca
tan líricamente anormal.
Se va como algo mío…
Se va como algo mío la tarde que se aleja…
mi dolor de vivir es un dolor de amar
y, al son de la garúa, en la antigua calleja,
me invade un infinito deseo de llorar.
¿Que son cosas de niño, me dices?…
¡Quién me diera tener una perenne inconsciencia infantil,
ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de abril!
¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suavetrino,
perfume o canto, crepúsculo o auroracomo
la flor que aroma la vida…y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches…y lo ignora! |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Ausencia | 8,766 | Pensar que uno es el hombre
que un día despierta a la par de una mujer
y ella está más humana que nunca
y uno está más despierto que vivo.
Saber que éste es el instante
en que las miradas chocan
y ahí las paredes indecentes de luz
y por allá las ropas.
Volver a las estaturas a lo largo de los cuerpos
y otra vez estas pieles descalzas
estos mismos aparatos digestivos.
Hombre y mujer
de pronto dos ríos arrancándose las aguas:
a esto se le llama dos ángeles caídos.
Se hace el amor, se hace el odio
pero antes del amor
todo un mundo de cosas aburridas
que después se lloran a solas en un cuarto.
Prehistoria del deseo, post aniversario
de la culpa
dejemos las cosas en paz, estos son
los tamaños.
Y pensar que uno es el hombre
que otro día despierta a la par
de lo que llamaremos ausencia. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Ego latía | 7,759 | En una esquina de tu ventana
esta mañana
anochece
un dolor de pájaros inquietos
un profundo verde sin latir de hojas
una palabra de viento, un parpadear de sol
que se duerme en la me
diana ruta
del silencio que nos traga.
Y se cree en la importancia
de los segundos mentales
porque lo cierto es que uno quiere ser
poeta
todas las horas que mide la ventana…
El problema es llegar
demasiado pronto
a ningún sitio. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | El ser querido | 9,070 | Soy exactamente igual a mí en el futuro. Sueño hacia arriba y despierto de lado. Me levanto con el pie izquierdo y con el derecho – legal costumbre – destapo sanitarios desacertados, también hormigueros. Detesto el sexo de los gatos sobre el tejado y, sin duda, cambio de tema, porque no temo morir cuando comprendo que hacia allá me dirijo, sin embargo es terrible que hacia allá van los que quiero.
Dejo muchas cosas para mañana porque pienso que están hechas las de hoy.
Bueno ha sido zafarme de las garras de un aeropuerto, porque le tengo miedo a la anchura que representa extraviar la altura de una ilusión.
Un perro moviendo la cola y una viejita iluminando con su sonrisa de infancia me dicen que sigo vivo. Una canción y un payaso en persona fácilmente me hacen llorar.
Disfruto tanto acercarme a Tegucigalpa de noche cuando la descubro desde los miradores sobrada de luces, con toda su ausencia de grandes edificios y su banda sonora de perros y disparos al aire.
Aunque intente no puedo escapar de las gotitas de agua que restan de los paraguas y de mi vanidad sinvergüenza cuando me despeino. Fácilmente me distrae el sonido de un cortaúñas y cuento malos chistes que me hacen vivir de risa, pero por alguna extraña razón olvido constantemente la felicidad posible, porque reaparezco desde cualquier noche frente a ese astro y conversamos, culpables, lunares miserias.
Mi tardío aterrizaje a cualquier cosa que sea por orden de llegada me involucra a ser el primero en el orden de las salidas, y soy capaz de escribir horas y noches seguidas porque disfruto quitándome el frío.
Sin duda alguna soy como yo en el futuro, sólo que todavía me sirven los ojos para leer, para llorar. De modo que es tuya la eternidad que me queda. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Hija pródiga | 9,581 | Agua que sí he de beber
acepto tus escombros cuando vengas
acepto arrodillar mi lengua ante tus ruinas
yo te doy los zapatos, la piel del amor, el susto
de una herida
el salvaje silencio de cada pupila mía que
te encuentra
la civil ternura de mis dedos fieles a tu tierra.
Sólo mi brújula reconoce
el orbe gastado de tus fiestas
con el resfriado de cada minuto mío
que te espera
estornudando los últimos segundos
que me quedan de garganta
aunque el tiempo con que emprendas tu viaje
sin distancia
sea otra vez la lágrima que acabe al frío
para que besen en tus labios la mejilla
en mi causa que se apura.
Antes que te vayas quiero decirte
que de nada te sirven tus países mentales
las ciudades, todos los inocentes pueblos
con su claro espesor de idiomas mudos
Yo soy el que te regresa las sandalias
cuando las calles se descalzan en tus pies
tantas veces que camine
tu recuerdo escalofriado.
Aclaro que tu corazón tiene en sus venas
lo más cercano a mi espuma
por eso acepto bañarte tantas veces vengas
y a limpiarte los oídos
con el algodón de estas palabras.
Es mi llamado protegerte
con tu lluvia y tus calores
hija pródiga de idas y regresos
porque acepto que seamos infelices
lo presiento:
me cansé ya de amores adoptivos.
Esta es la guerra que tiene a la paz
todo este tiempo entre sus piernas:
las veces que fui feliz
caminando hacia tu nada.
En todo caso sos un ángel
y estas son mis dos heridas:
el inicio de tus alas.
No vuelvas pronto. Te saluda
un verdadero corazón en sus pedazos. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Hombre de poemas tomar | 10,099 | para Karina Salgado, Fotógrafa
que siente de memoria
la vehemencia
No hay un punto
sino un poema de partida
no una casa
sino un poema con puertas y ventanas.
No entrás a una calle, no
entrás en tus pasos.
Es decir poesía
y entender ser
o en una palabra, cafés, tus ojos
y saber que es un poema el que te gesta
la sensación de que algo tuyo nace.
Si vas a la cama, acostarás al poema
si vas a la esperanza: descansarás heridas
mientras asumás de frente lo imposible
cuando sin pedir me des tu poema
y yo te mueva sin querer tu mundo. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | La gota que se traga al agua | 9,701 | La alegría sigue siendo
semipermeable
hizo como una especie de silencio
tomó sus cosas se fue de casa
antes destruyó el carro
extravió un dinero
pero no había sido para tanto
ahora
no pudo ocultar la mirada
tenía que desaparecer
abrir el camino
darle paso
a un dolor pura sangre. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Memorádum | 7,668 | Dedico estas palabras
a las personas que no quebraron jamás
ningún plato
sino la vajilla completa.
A las ovejas negras
que siempre se acercaron
a todo tipo de cosas blancas
para darles un beso.
Me solidarizo con aquel
y aquella que se las saben todas
aunque no peguen ni una
por eso dedico
no hace falta ladrarlo, pero dedico
estas palabras a mi perro
por su calor amigo.
De igual forma a los astronautas
aunque no sabría darles la mano
sin agarrarles el codo de su anécdota espacial.
Todo está en el pulso:
vivir a la primera
es mejor que esperar la vencida.
De igual forma felicito
a todas las personas
que aprendieron desde pequeños
con la exactitud de un reloj
que hay más vida que tiempo.
Sepan que este no será su año:
porque será su día.
Aunque sean moneditas de oro
no tienen que caerle bien a todo el mundo |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Paz | 10,227 | Te declaro la Guerra
porque la paz no se define entre tecnología
entre edificios y corbatas.
La paz se siente cuando llegas a tu casa
y te conduces a tu desorden
– por los momentos
hermoso
donde nadie reclama las perchas
de tu ropa herida.
La paz es la dificultad de palabra en tu cólera
el temor a que una estupidez te cometa:
conformarte con arrancarle
las alas a una mosca.
La mano, instrumento de la piedra
no se compara a la paz de tus sentimientos
en buen estado
ni al color de tu sangre
fluyendo a patadas del corazón
aquella tarde que por fin pusiste el amor
en otra parte.
Por eso te declaro la paz.
Que gane el mejor perdedor. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Propiedad conmutativa | 7,923 | De aquí para adentro
la casa es mía
tengo luces, sombras
humanidad y lobos.
Creo en el llanto
soporto mis descuidos
y soy pleno devoto de algunas utopías.
Salgo en los días lluviosos
entro y me arde el sol en la memoria.
Quiero alcanzar los ochenta años
vivo
y tiendo a reír amargamente
si he llorado túneles.
De aquí para afuera
el mar es el cielo aterrizado
los caminos son el curso
del ejercicio y del descanso
andan las cosas cotidianas
como el subsuelo de la mente
y se apetecen las orillas
que no requieren gradas.
De ahí para adentro
mi casa también es tuya. |
Honduras | 1981 | Ávila, Dennis | Zopilote | 10,078 | ¿Cómo seducir a un espejo?
Dile:
aparta de mí estos ojos en peligro de expansión
úneme a la tierra, algún día me cansé del mar
y de mi azar intemporal en la memoria
de un albatros urbano.
Sorprende con lunas estos solares espacios
y agarra
a tus pasos de la punta de mis ánimos
que en una sola dirección te presienten.
Si te unes a la tierra
rompe tu sueño, tu sed que es
morder una sandía.
Incumple tu realidad, espejo
nada es peor
que un cielo desplumado
de pájaros.
Yo tampoco he querido vivir
tanta basura, ave negra. |