País
stringclasses
32 values
Años
stringlengths
3
19
Nombre
stringlengths
7
45
Título
stringlengths
1
100
Lecturas
int64
0
258k
Poema
stringlengths
13
32.7k
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
A los cincuenta me nacieron alas
15,111
A los cincuenta me nacieron alas. Dejaron de pesarme los senos y los pensamientos que cargaba desde niña. A las alas les enseñé a volar desde mi mente que había volado siempre, y comprobé desde el aire que mientras yo anduve dormida tantos años alguien trabajaba afanosamente recogiendo plumas para hacer esas alas. Tuve suerte de que cuando estuvieron hechas me encontraron despierta en el reparto.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Anduvo pidiendo en todos los países
10,483
Anduvo pidiendo en todos los países, tenía hambre y frío. Acabó vistiéndose con una gran bandera y comiéndose el mástil. Fue detenido, naturalmente y en el calabozo, por fin, le sirvieron sopa y le dieron una manta.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Auschwitz
1,046
Cada día nos despojan de algo. Nos quitan las casas que tenemos que seguir pagando. Nos quitan el trabajo sin derecho alguno. Nos recortan la sanidad para hacer aeropuertos sin aviones. Nos quitan maestros que nos enseñen a pensar a exigir nuestros derechos. Nos quitan el derecho a protestar en las calles. Nos quitan a los jóvenes que han de buscar el futuro lejos. Lo suficiente será arrancarnos los brazos porque saben que abrazarnos nos da fuerza.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Cansada de vigilar la máscara
1,069
Cansada de vigilar la máscara, la mujer se sienta al final del día frente al espejo. Una a una va quitando las arrugas, las líneas amargas que cercan la boca, eleva los párpados, limpia con un paño, húmedo las canas, levanta los pechos, sacude del cuerpo los kilos de más. Luego se acuesta en la cama, a llorar. Se pregunta por qué no viene a acunarla su madre. Es tan joven, está tan desnuda y tiene tanto, tanto frío.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Contemplación
12,361
Contemplación Destila la hoja la humedad nocturna, aún no existe, como tal, la gota. Comienza a condensarse el agua, resbala delicada por el borde, pesa lo suficiente, nace y en es instante exacto se derrama, cae, desaparece su efímera existencia. Sin embargo, al caer, su sonido serena el atento oído del viajero, su golpe sobre la superficie del lago producirá círculos concéntricos que moverán la orilla lejana y el movimiento llegará hasta el fondo donde un grano diminuto de arena cambiará para siempre de lugar.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Cómo aprender a volar
1,271
Me gusta la brevedad, me dijo sólo te amaré lo que dure la vida.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
El gato de mi vecina
1,206
El gato de mi vecina me mira desde un estrecho alféizar en la ventana de un octavo piso. Es la primera visión de la mañana. Me mira con sus ojos alargados y verdes en medio de un grumo de pelo blanco y permanece quieto, como si fuera de porcelana. Abajo, un patio, también estrecho, de baldosas rojas y una caída profunda como la vida. Me pregunto por qué se atreve a sentarse en ese borde peligroso, por qué instinto primario se arriesga a la libertad de mirar tejados. Nos parecemos bastante, a mí también me gusta bordear los límites del patio en el que vivo.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
En 1895 nació mi abuelo
272
En 1895 nació mi abuelo, trabajó para el amo por la comida y un par de alpargatas al año. En 1932 nació mi madre, trabajó para una manada de búfalos y luego para la "señora". En 1952 nací yo llevando a cuestas estas y otras genéticas. Para mí la Historia de España es esto.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Este empeño mío
1,008
Este empeño mío de nacer cada mañana, me costará caro. El mundo no soporta, así como así, que alguien se resista a unirse a los adultos, a los que saben más, a los que dirigen mejor, a los que “crecen”, a los que medran, a los que pueden. No soporta a alguien que se resista a esa especie de muerte que ellos llaman vida.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Estudia, estudia
1,086
Estudia, estudia o terminarás fregando escaleras. Desde niña la amenaza, el miedo. Ahora, que sí friego escaleras porque lo elegí, parece, miro alrededor y veo a muchos de los que entonces estudiaron en qué vertederos andan metidos. Otros aparecen en la prensa salmón, es cierto, es cierto, pero no sé cuál de las dos cosas me parece más triste. En las escaleras que friego me puedo mirar la cara
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Hay que escribir manifiestos
808
Hay que escribir manifiestos, documentos solidarios, contra la barbarie de las guerras, hoy no se pueden escribir poemas. Los presidentes de las naciones, los jefes de las tribus, los gurús de las iglesias, todos claman indignados, todos sienten profundamente el dolor de los que mueren, la vergüenza de los que sufren, la injusticia de los asediados y mientras tanto, a oscuras, para que nadie los vea, se van desangrando solos, un puñado de insignificantes en cuyas tumbas no habrá ni nombre. enero 08
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Hoy no puedo escribir poemas
907
Hoy no puedo escribir poemas hay una parte del mundo sin luz, hombres que asedian a otros hombres, los que fueron víctimas son verdugos. Hoy escribir algo me parece el más estúpido esfuerzo, quizás convenga leer. Pero leer qué… las letras de la historia se vuelven en contra nuevamente. enero 08
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
I
680
Daría cuanto tengo, cuanto soy, cuanto seré y cuanto tuve, por abrirte de nuevo el corazón y dejarte entrar a saco en él. Sólo quiero saber que habrá más noches, que volverán tus manos a las mías, que desnudarás la ternura con ternura y que tu boca se abrirá camino de nuevo a los angostos rincones donde silenciamos el miedo a los silencios.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
II
685
Tendría que escribirte un poema. Un poema blando como el pan de cada día y azul como el mechón de mi pelo. Uno que te atara a mi piel y que dejara en la tuya palabras de porcelana. Tendría que usar las letras de un alfabeto sin inventar, las notas de un pentagrama, las sílabas de los silencios, los acordes de un corazón latiendo. Tendría que escribirte un poema que no olvidaras nunca, un brevísimo poema de arena derramándose por los espacios que dejamos al besarnos sin apenas rozarnos los labios, un minúsculo poema que durmiera siempre en tu pupila mientras yo no estuviera en ella. Pero no sé escribir poemas de amor.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
La medida de mi madre
13,017
No sé si te lo he dicho: mi madre es pequeña y tiene que ponerse de puntillas para besarme. Hace años yo me empinaba, supongo, para robarle un beso. Nos hemos pasado la vida estirándonos y agachándonos para buscar la medida exacta donde poder querernos.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Las meninas en tus ojos
10,039
Hay días que se respiran a bocanadas pero se encuentran versos a bocajarro. Días oblicuos que se viven a destajo y días líquidos que se escapan a chorros. Hay instantes que parecen vidas y vidas fugaces como un suspiro. Hombres que parecen tristes gatos sorteando tejados con nieve y hay gatos con siete vidas que maúllan, en celo a todas horas, como algunos hombres de nevadas tejas. Hay veces que todo parece azul y veo las Meninas en tus ojos, en cambio hay rachas en las que se cierran los museos y sólo están abiertas las tabernas de putas, las oscuras y frías sacristías y algunas avenidas sin nombre, o con nombre de guerra…
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Lugar de encuentro
12,099
Acostarme y subir las escaleras que me llevan derechas a tus brazos y después ya veremos lo que pasa, porque hay noches que el sueño se desvela y tardan tus manos en llegarme y no me quitas la ropa en el rincón y no me besas la boca con carmín. Cuando eso ocurre, yo me desespero y llamo a urgencias en los hospitales de tus ojos vacíos que, ayer noche, me he encontrado tirados en la esquina de la calle donde siempre han vivido: en el portal que da paso a mis pechos y una cuarta debajo de mi ombligo.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Mi abuelo no salió de su pueblo
821
Mi abuelo no salió de su pueblo. El pueblo tenía cuatro casas, cuatro calles, cuatro caminos, cuatro vecinos, cuatro perros. No había en él ni obispos, ni ministros, ni putas, ni altos cargos, no había empresas, ni banca, ni iglesia había. En realidad no salió nunca de su molino. Ya es casualidad que por aquel lugar, remoto y olvidado, acertara a pasar la vida. Mi abuelo hablaba poco, pero sabía mucho, todo lo aprendió mirando la muela que, implacable, con el mismo eterno movimiento, machacaba siempre el grano, hasta hacerlo polvo.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Mira si es dura la piedra
446
Mira si es dura la piedra sin embargo permite que una pluma deje su huella impresa. No será tu corazón más duro que la piedra, te perderías la belleza de la pluma. El tiempo ablanda las piedras y los corazones, por fortuna.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
No necesito un hijo que me quiera
10,470
No necesito un hijo que me quiera, ni que sea feliz, ni hermoso, ni que triunfe y me sonría, ni un hijo que me cuide, me proteja, me tutele. Necesito, simplemente, un hijo que me sobreviva y al que poder amar hasta el final. Si me faltara, ¿qué haría yo con tanto amor como me crece para él cada mañana?
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Parchís
12,420
Los políticos juegan al parchís, juegan a la oca, al ajedrez, juegan. Sacrifican peones, damas, tiran otra vez y se comen una roja mientras la azul se cuenta veinte. Repiten la tirada. Del laberinto al treinta, se aseguran y a río revuelto ganancia de pecadores. Desde sus torres de marfil viven como reyes y nunca caen en la cárcel. De puente a puente cabalgan sus caballos, esquían en Baqueira y si alguna vez caen en el pozo, aún les quedan peones para rescatarlos. Los políticos, ya se sabe, tienen mal perder, por eso, de vez en cuando, hacen trampas para seguir ganando.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Persigo la sabiduría
433
Persigo la sabiduría: Saber qué madera arde en el fogón vecino mirando el humo que destila. Saber por qué prefieren las abejas obreras el azahar o el brezo. Esa sabiduría de mirada constante, callada, sin prisa, a un anfiteatro vacío de aplausos y a veces en ruinas, acaso.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Podría haberme emborrachado
7,759
Podría haberme emborrachado de ansiolíticos potentes o de vodka barato. Podría haberme enganchado a la coca, a las telenovelas o al chocolate. Podría haberme hecho adicta a tus ausencias a tu malquerer, a tu dolor, a tu lista de contraindicaciones, pero preferí averiguar qué eran los dos bultos que me nacían en la espalda y echarme a volar.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Si me hubieran leído poemas desde niña…
331
Si me hubieran leído poemas desde niña… nunca habría dejado de ser niña…
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Suéltate el miedo
637
Suéltate el miedo y déjate crecer la vida. Recuerda que en tu hambre mandas tú. Recuerda que sólo a ti te perteneces y que el mundo es tu casa. Que el dolor del otro a ti te ha de doler porque si no es así tú también estás muerto. Levántate tantas veces como te llame la vida, tantas como te palpite el corazón de los invisibles. Recuerda que los brazos sostienen, abrazan. Cuando dudes cuál es tu revolución pregunta a los que nadie escucha. Cuando quieras saber a qué has venido al mundo y adónde debes ir, coge su mano y déjate llevar a su terreno. Sólo ahí te reconocerás, soltarás tus miedos y te dejarás crecer la vida. Porque sólo la vida puedes perder y ésta es la única certeza que puede hacernos fuertes.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Un bastón de acebuche
319
Un bastón de acebuche al sol de la tarde, para que no se caiga y me impida seguir tu sombra.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Viaje a Rumanía
12,144
Las oscuras promesas de cada primavera sobrevuelan tejados. Un policía mira las rebajas. Una enlutada mujer pide limosna sentada en la puerta de un banco, cien euros tienen la culpa. Decido viajar a Rumanía sin moverme de casa. Nunca me habían besado de ese modo y unos ojos azules tan hermosos, no debieran llorar. Enfrente, en la puerta del super, otra mujer pide ayuda. Hombres encorbatados sudan la hipoteca, el crucero. Decido no hacer vacaciones, el mar encorbatado no me sienta muy bien. Un niño bebe agua en la misma fuente en la que todos nos lavamos las manos.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Yo que siempre bailo con la más fea
7,904
Yo, que siempre bailo con la más fea, que arrimo el ascua a la sardina del que nunca pesca y que salgo a la calle con un libro de poemas en la mano por si se hace de noche, por si levanta el cierzo, por si se pone a tiro el tirano de turno y tengo que hacerme ver (yo, la invisible), me ando preguntando últimamente quién dice ser el dueño de esta barraca en la que nos subieron porque quiero que sepa que tengo libre accesoa una voluntad libertaria y a una idea fatal: la de que aquí cabemos todos.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
Yo fui una niña mujer
348
Yo fui una niña mujer y ahora soy una mujer niña. Cuando debía jugar a las muñecas ya sostenía niños de verdad en brazos y me perdí el asombro de descubrir que la vida es un infinito modo de caminar. Ahora que debería sentir los brazos cansados, como me nacieron alas, ando volando por encima del mundo que me fue negado y desde el aire puedo ver los atajos que, ahora sé, llevan al mismo lugar.
España
1952
Abad de la Parte, Begoña
¿Y si el día no fuera…?
7,614
¿Y si el día no fuera…? ¿Y si el día no fuera un perro mojado de rocío? Pudiera ser un perro tumbado tripa arriba en la solana de tu sonrisa o tal vez lamiéndote los ojos. Me gusta que el día se adentre en mí como tu voluntad se abre paso entre mis pechos y ancla, después, como un barco sin rumbo, entre mis muslos que se abren como una ensenada en medio de la mayor tormenta que nos habita hoy.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
De que estimes tan humana
13,820
De que estimes tan humana el librito de El Discreto mi voluntad te prometo que ha quedado muy ufana. Tu décima soberana parto de tu discreción, es pasmo a todo varon, tal que el mundo viene a creer que debe de descender del cielo tal perfección.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
La Mitología
11,600
La Mitología baja en tropel la escalera. Van quedando limpios los desvanes. Los inocentes abundan más que los niños. Inocentes terribles. Inocentes callados, y dolorosos, muertos. Yo no soy uno de ellos. Ser un testigo es poco valimiento. Tener remansos es una vergüenza. “Todo animal se busca su cobijo”. Algo más que animal. Pero no es cueva ni cobijo, ni choza, ni bastaría celda. Ni la palabra basta, nunca basta frente al pedazo celular inerte. Justicia y sinrazón pasan de vuelo.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Media noche era por filos
13,654
Media noche era por filos las doce daba un reloch cuando ha nagido en Belén un mozardet como un sol.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Por qué aún no me detienes
12,607
Por qué aún no me detienes, sombra callada al borde de esta hora. Mi curva es tan pequeña, tan corto el aire que a mi paso quiebro. Tan solo el esqueleto que en lenta marcha se acomoda al suelo. Sería tan sencillo dejarme resbalar por la pendiente del polvo de tus eras, dejarme descansar donde los templos de siglos acumulan pasiones que ya fueron. De mi prisión quisiera sacarme, destruir la permanencia sin nombre que bascula. Perdí la llave, se olvidó la muerte de colocar en mí su cerradura.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Quisiera ver
8,960
Quisiera ver los que suelen componer estos libros de pastores, donde todo es primavera, flores, árboles y fuentes.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Recorro el parloteo de las hojas
12,534
Recorro el parloteo de las hojas, pestañeante lluvia en flor de harina que me abre en perspectiva repentina la morada real en que te alojas. Me invitas, y me siento entre las rojas paredes de tu estancia masculina donde en el ajedrez de tu retina se juega el batallar de mis congojas. Se juega, y no descansa de azotarme la certidumbre de saberte herido, ya muerto en el ayer de mi mañana. Caballero en tu alfil, vienes a darme la vuelta al manuscrito del olvido porque es ya despertar, hora temprana.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Soneto
11,668
Ideal es la palabra incomprendida que no deber, ni amor, ni pensamiento efímero y fugaz. No es como el viento; es gota pertinaz y repetida. Ideal es la expresión enaltecida de los grande y eterno; es el aliento volitivo incapaz de agotamiento; es “ego” que supera la dormida. Esperanza –tan azul y tan fríaporque es fuente de interna algarabía y supremo dominio de sí mismo. Ideal, que desde el fondo del abismo nos acercas a Dios: ¡son tus senderos titilantes escalas de luceros!
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Soneto a la muerte del principe Baltasar
13,323
Lapidario sagaz, duro diamante labra, resiste firme al golpe fiero, tíñelo en sangre y pierde aquel primero rigor a la labor menos constante. Contra Carlos el mal no era bastante, que queda al golpe cual diamante entero, tíñelo en sangre amor, y el mal severo, sujeta con amor aun hijo amante. El mal lo agrava y el amor lo aflige, aquél pide remedio, éste no tiene, y quien conoce aquél a éste no alcanza. No rige el mal, que amor de madre rige, y Carlos por amor a perder viene la vida en flor, y España la esperanza.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Soneto a un retrato de la reina nuestra señora
10,877
Retóricos pretenden los colores persuadir a los ojos su fineza, ícaros siendo a la mayor alteza, que del arte aniquila los primores. Pero al amor acuden por favores para poder copiar una belleza temiendo de lo hermoso la grandeza, que, aunque anima, fulmina mil rigores. De Mariana mirando el candor puro el Cuarto Sol de España en el traslado, reverberando en sí las luces bellas de la que es de su amor puerto seguro (y con ser mucho menos lo pintado), no han de ser más seguro las estrellas.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Soneto a una penitencia
13,164
A Fenisa aplicaba el labio y boca al párpado siniestro con cariño, Anarda, y acechándola el dios niño, a envidia fiera el caso le provoca. Las flechas arrojó y con furia loca dijo: “Piérdanse ya las que yo ciño, pues con pena mortal el pecho tiño en rabia tal que en ansias le sofoca” Apellida venganza el dios alado, nuevas armas previene en su defensa, ostenta su poder y rabia ardiente y dice: “Pues Fenisa me ha abrasado, Anarda misma vengará mi ofensa lastimándola el párpado su diente” SONETO CONTRA LAS MUJERES Soberbio el huracán y embravecido se muestra con las nubes justiciero. Altivo, con sus olas, el mar fiero riquezas y valor ha sumergido. Del voraz elemento esclarecido es cruel el fulgor más lisonjero. Y de Telus lo grave y lo severo, por inconstante, viene a ser temido. Iras ostenta, si feroz, altiva, con su saña, la fiera venenosa (tal muriendo porque nadie viva). Pero furia más fiera y ponzoñosa es la ira de la mujer esquiva que es sierpe, es furia y amistad dañosa.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Soneto funebre
9,255
Canten tu amor, ¡oh príncipe glorioso!, en los remotos términos de España, pues tu cariño y tu fineza extraña te previenen aplausos de dichoso. Timbre será que te haga más famoso porque el materno amor que te acompaña turismo ser ilustra en tanta hazaña como es morir de amor tan cariñoso. Tu muerte fue de amar, como se ha visto. Tanto puede en tu pecho una memoria que aún no te libra del amor previsto. ¡Oh príncipe leal!, tu fe notoria, prémiela de su mano el mismo Cristo dándote la corona de su gloria.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Sr. don Juan Vicencio de Lastasona I
10,927
Sr. don Juan Vicencio de Lastasona, muy señor mío. Merced divina y humana ha sido enviarme El Discreto y de verdad os prometo he quedado muy ufana. Es obra tan soberana y tanta su discreción que llega a hacer un varón tal, quel mundo viene a creer del cielo ha de descender quien tiene tal perfección.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Sr. don Juan Vicencio de Lastasona II
11,816
Del cielo la perfeción sólo pouede descender; así lo he llegado a creer viendo en ti tanto varón. Admira tu discreción, que la que s más soberana, si la alcanza, queda ufana. Yo de verdad te prometo te venero por discreto, mas no es mucho, soy humana.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Su voz siempre canora
12,631
Su voz siempre canora escribe en prosa agora hazañas de las hijas de Bernardo fragantes más que mirra y más que nardo y más claras también que las estrellas pues de sus resplandores lucen ellas. Goce Casbas el premio de esta gñoria y la Aurora los lauros de su historia.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Viene el sueño a taparme
12,379
Viene el sueño a taparme redondo, una vez más, mi vida entera. Sin fondo, más sin fondo, hacia la tierra, mirilla de la estrella, piedra sonora, arroyo clavado, transparente se escapará mi pozo. Atrápalo mañana en las afueras.
España
1602-1685
Abarca de Bolea, Ana Francisca
Vísperas de aquel my hombre
13,261
Vísperas de aquel my hombre que, sin hilar, murió aspando la más sazonada vida para el tejido mas alto.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Baldío
13,556
Un declinar como si los chicos se desmembraran Algo resucita en calma viene salva ¿globos, barcas…? Quién tuviera el tono mejor para decirlo tan frágil al alba (aquí siguen con las manos vacías esta es su casa tiritando…)
Argentina
1976
Abbate, Florencia
La rIVera musical
108,375
I "islas, sólo islas, con formas de vida más deseables” susurraste tendido en la mañana… elegí una canción y pregunté “¿reina de corazón o de diamante?” me contestaste con un ideograma dando vuelta el dado hacia el dos jugamos un backgammon infinito te lo dije con palabras pulidas por la brisa más quieta, entre trizas de silencio… recreo el momento y descubro una flecha fatal entre la espuma de repente el horizonte gira, se deshoja el sol hasta quedar empañado de sal y ceniza nuestro espejo empalidece si espero hasta llegar a otro puerto somos la marea y el faro abandonado por aves que emigran o cambian su osamenta… pero el vaivén de las olas nos mantiene por arriba del tiempo en uno de esos pétalos flotantes mandala oscuro nuestras pisadas en la arena huellas que no pueden separarse ni siquiera del viento. II ante un furtivo anuncio de verano la luna insana se oscurece y me empuja a volver a buscar esa copa que dura cada vez una sola noche rara… recorro hacia atrás el jardín, nuestra única marca es aquel pétalo blanco sobre la hierba, y el cielo que alcanza en ese punto su máxima altura caigo en espirales de recuerdos como una piedra al río y luego la corriente me regresa a este cuerpo estremecido por el vértigo de aquellas amapolas al viento. III una mujer en el muelle con los brazos abiertos ante viajes inconclusos mi alma precaria que hoy no sabe la música barroca de dónde viene tanta soledad “¿y qué son esos peces tirados boqueando, sobre la playa?” bordeo la costa y su reflejo parece espectral temblor de trazos de tiza en el agua… “son tus creencias y las mías mira cómo suben y qué lindo cuando caen…”. IV merodeo alrededor de una foto el cielo se curva y me suelta sobre un cráter ese mirador donde la luz estalla y la luna nos envuelve en el abrazo de un solo destello a espaldas del mundo que nunca gira menos miserablemente y vuelvo a sentirme muy feliz incluso si te amo a la distancia… cuando no se distingue el horizonte y te oigo a través caracoles practico zambullidas por abajo de las olas más brillantes artilugio entre gaviotas volando para encontrarse garabateo las palabras mar y fuego sobre el blanco de la hoja hasta que ya no tenga punta el lápiz. V desde el río morado del recuerdo brotan dos aves en fuga hacia aquella playa desolada donde perdura un verano perfecto y su luz impenetrable busco el mar en secretas canciones de un disco mal grabado la caricia sonriente del solsticio esa respiración bailada entre mis labios las estrellas saltan de su esfera recreando la rompiente con su música tan justa, que hablar sería superfluo… VI ni el río disuelve la sal ni el sol desaparece pero este paisaje se abstiene de consolar a los cuerpos que perdimos las letras, esquiva materia crían misántropos “daría mil mares a cambio de un páramo” resuena adentro de tronco hueco el eco de mi voz escarchada por la remota y brusca lejanía del mar en el recuerdo. VII entre rápidas gotas, la belleza de esa luz indecisa un secreto guardado en la uva que me diste en la boca nos despierta con una tormenta en medio del jardín… la cascada de tu risa prospera en mi cuerpo y se dilata hasta ser absorbida por la pena a la hora del rocío… “espinas en torno a una fuente desconocida”, cada palabra o pensamiento que se nos enrula lejos de toda intención, indica tal vez que deberíamos sólo bailar. VIII la sonrisa pura del instante y el lamento por su fugacidad en lágrimas que ascienden te busco entre miles de equipajes flotando a la deriva la inquietud del deseo acaricia la profunda superficie de otro oasis clausurado… veo sal en los haces solares el puerto que no fue y la bruma entresueño sospechoso la desconfianza esparce impermanencia… y amanezco rodeada de esquirlas de estrellas de mar ahora las olas arrojan reliquias brilla su encanto suntuario en la cresta, sin melancolía difusas o nítidas, no saben del amor sino lo que se ignora y su filo soberano. IX mientras tu alma recorre la pared a través de la hiedra esta noche de otoño, mansa flota como un alga y espera ese vértigo fijo del sol la cadencia de aquel atardecer en variaciones de una filigrana enigmas trasparentes ajada pero sin sonar a roto ninguna melodía más que esa reaparece, por la isla de náufragos.. ¿podemos aún ser la espuma y darnos otro mundo a ritmo de pulsaciones? que los granos de arena nos dejen con un instante, y otro, y otro en la miel de un ahora propicio y dulce cada vez. X elegía de dolidas notas breves cuando vimos despuntar el alba a través de tu ventana la hierba consiente la fuga y se abre a nuestros pasos nos tomamos las manos un instante aventurado, definitivo ese eterno verano pendiendo del hilo invisible “el acto claro en el momento claro…” no se sabrá como pasó sólo un lirio en un jarrón de vidrio a lo largo de la distraída ribera de enero invariable desde entonces.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Los tambores en la noche
10,874
Los tambores en la noche, parece que siguieran nuestros pasos…Tambores que suenan como fatigados, en los sombríos rincones portuarios, en los bares oscuros, aquelárricos, donde los ceñudos lobos se fuman las horas plasmando en sus pupilas un profuso motivo de rutas perdidas, de banderas, de mástiles y proas. Los tambores en la noche son como un grito humano. Trémulos de música les he oído gemir, cuando esos hombres que llevan la emoción en las manos les arrancan la angustia de una oscura saudade, de una íntima añoranza, donde vigila el alma dulcemente salvaje de mi vibrante raza, con sus siglos mojados en quejumbres de gaitas.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
O tambores al fondo
13,252
O tambores al fondo O claridades de sol de la mañana O nebulosos fríos de montaña. La canción imposible Crucifica mis ansias bajo un gotear de hieles. Y, en el mástil de todas las angustias, Flamea mi vida, como los gallardetes, Erguida de deseos, cautiva de los vientos. He sentido un retoñar de alas. Alma adentro, Una sed de dilatadas lejanías Que me impulsa a beber todo el azul del cielo, A hundir, como un náufrago, los brazos En mi ancha quimera sin orillas. (La canción imposible se ovilla y desovilla, enredada en el alma). Si acaso floreciera –tal vez alguna noche- Como un grito desnudo sediento de horizontes, Aquella canción enigmática Que mi corazón desconoce, La escribiría con sangre. Vieja canción imposible Que crucifica mis ansias, Misteriosa de ensueños, mi canción sin palabras. Tambores en la noche
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno I
22,104
Como si lo tocara con la punta de los dedos -apenas- con ese filo liso, soberano de lo que no comprendo recorro la floresta hacia atrás. Indigna de tanta maravilla encuentro tus palabras y escucho a lo lejos respirar al gato que es la noche de la noche y sólo tiene contemplaciones blancas. Abro la mano y el silencio del agua alcanza su máxima quietud en los bordes y se extiende “despacio” hasta el centro. La hierba se abre: real recibe mis pasos las líneas del camino parecen sonreír y muy pronto seremos nada Algo empieza a asomar de las semillas que dejaron los pájaros ¿veo un asiento de piedra acaso para rendirse? La tarde ya cae pero el brillo del brillo flamea todavía sobre el pasto: mercurio llevado y traído ligero en tus palmas abiertas sin saber.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno II
18,433
No sé como pasó, encuentro un lirio en un jarrón - a lo largo de la larga ribera cada noche, desde entonces Aquel aprendizaje sucedía por todos los rincones -una aceituna, una almendra un cuadrado de queso que me dabas en la boca Sabrás que tus manos siempre fueron implacables silvestres o como provenientes de un reino muy antiguo No sé cómo pasó, me temo que no supe fijarme -y apostaría a que tampoco te diste cuenta. Mirabas la luna y eso es casi lo único que entiendo del cielo Me soplabas las pestañas y un olor a eucalipto desataba mis ojos como un continente liberado Tal vez nos uniera un hilo blanco palabras discretas y mullidas resonancias tal vez fue la luz invertida el sol, la quemadura blanca terrones sobre la cama Ser feliz en los brazos de alguien lo que asombra callado en su evidencia espontánea caricias ligeras, risas suaves y flotantes -¿cuántas mañanas como esas se nos conceden? Hubiera dado todo por estar a la altura de aquella porcelana china Lo hubiera dado entero y sin embargo no tuvimos la suerte ¿Alguna vez te detuviste ante un campo tras la cosecha? ¿Queda algo más que el lirio después de un huracán?
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno III
21,444
En la rotura de las cosas hay una mordiente aquella iridiscencia, ¿te acordás? Abandonamos el rodaje, algo más real ardía una cita a ciegas entre amables pinceladas rojizas una melodía de cintas vacías. No quisimos ideas. Me dijiste “¿cómo confiar en todo eso que se le mete a uno en la cabeza?” Ciertas noches me tiemblan las manos todavía pero no te sorprendas de que corra dando aullidos desnuda por la playa. Incluso si el verano justo nos increpa por habernos dejado ir en esas olas la debilidad del corazón es santa.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno IV
20,508
Mi corazón apenado mi corazón apenado que no sabe trepar a través de la hiedra más aturdido a cada paso, avanza por la angosta senda.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno IX
20,707
La hierba se abre para recibir los pasos su velocidad es la del sueño en un único ritmo nuestras sombras la luna gira, recién nacida y cuatro plumas amarillas nos crecen la visión ya no puede separarse ni siquiera el viento.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno V
24,407
Caminos llenos de pétalos caídos mandalas oscuros que preservan nuestros pasos cartapacios al borde del sitio donde surgen las fiebres, las algas los caprichos. ¿Qué especie de cosa es el recuerdo? Adelgazo y me crecen las uñas No hay otra manera de salvarse que cantando los santos nombres. Tiempo de espera y de sequía te ofrezco mi visión, precaria mi cortesía en una copa diminuta de maíz y de plata y una risa tonta como cuando urgida creí que existían palmeras eternas (cuatro) mis frases rojas, sin caparazón las que no guardo y no pisaron nunca un camino asfaltado. La autopista que lleva al futuro es la que está usando el rey en su gira por los establecimientos ¿Cuál es el mal del que el rey se pretende la única cura? Lo ignoramos. El baile ya cambió. En las plantas de mis pies esta tarde obstinada se afila se afina la paciencia.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno VI
23,906
En el final de las cosas había una mordiente sonido a capullo que estalla humedecido melodía de cintas vacías los saltos se pactan a ciegas sin ideas “¿cómo confiar en todo eso que se le mete a uno en la cabeza?” abandonamos el rodaje, algo más real se abrió sigo desnuda todavía… imposible evitar que las olas nos llevaran la debilidad del corazón es santa.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno VIII
18,848
Las fotos son extrañas raspo y sigo afuera de dónde viene esta soledad… una canoa naufragada una vaca, cuando anochece un palestino cuya tierra lo huyó bien lejos así me aprieta el paisaje se aleja se acerca tironea frente a la casa barrida y el recuerdo que me aprieta los huesos no sé cuándo será mío otra vez el tiempo el agua no disuelve la sal ni vuelve la canción la almohada es piedra fotos escarcha fotos y sigo afuera, casi como adentro de un tronco hueco.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno VIII
18,847
Conservo casi todos los libros que leíamos juntos con las puntas de las hojas dobladas escaramuzas de mosquitos para nunca devolvernos lo prestado indicaciones a las que me remito gajos, pausas amapolas sobre el tiempo que sobra harto, en esta noche flaca. Es así, y así, y así es decir qué sé yo si es así no aprendí de palancas y manubrios pero si encendiste una vela después de encender aquel fuego es posible que mi corazón. Esa poesía subrayada retuvo un efecto de luz entre las ramas y el agua movediza fue un perfecto espejo de mi pulso: un claro rojo en el que iba descalza en ese momento creí que veías mi alma que ella balbucía algo en tus pupilas no sabía qué era lo que tanto te hacía reír pero podía sentir el amor en esa risa. Tempo. Se quema la repisa. Permuto Biblia vulgata latina por una profecía.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Plaqueta neptuno X
21,643
El miedo es un susurro transcurre sobre música olvidada un avión atravesó la ventana más allá del verano a salvo pediste que fuera bailarina o que lo sepultara alamedas en fuga mis huellas con ojos de caballo de cresta incendiada ahora un silencio pica piedra bajo otro paladar en secreto los espejos se vuelven más pálidos la copa, la sombra de la copa ¿cuánto temblor de la memoria soporta el pelo? ajada pero sin sonar a roto entre los dientes del peine, queda lo que vuela…
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Quién cantará el bullerengue!
12,250
Quién cantará el bullerengue! Quién animará el fandango! Quién tocará la gaita En las cumbias de Marbella. (Velorio del boga adolescente)
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Trémulo de música
9,097
Trémulo de música, fauces gigantescas, repujados de gritos ancestrales, turbio de rubor, jirón de luz, versos para zarpar un día, adiós inédito, mástil de mi quimera, mar atrabiliario, pechos erguidos, ayer definitivo, errátil signo crepuscular, oscura saudade, alas broncas, mañanas que un ópalo revela, ritmo uncido a mi verso, broncínea carne.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
Y del confuso cafetín cercano
8,550
Y del confuso cafetín cercano, -gritos, ron, oscuridadsaca el viento un murmullo para ahogarlo en el mar.
Argentina
1976
Abbate, Florencia
“La canción imposible”
11,651
Hace tiempo que traigo, estrangulada, la canción imposible que enmudece mis labios, y la siento ulular por toda el alma. Poeta sin palabras, Marinero sin cantos, Yo entoné mi silencio. La voz de mi espíritu dejó extraviar su eco En el puerto expectante de mi insomne tristeza. Un alcatraz de sombras picoteó insaciable Los peces de colores de mi ensueño. Ignoro aún si es negra o blanca, Si ha de cantar en ella el indio adormecido que llora en mis entrañas O el pendenciero ancestro del abuelo Que me dejó su ardiente Y sensual sangre mulata. Si ha de llevar sabor de agua salada
Argentina
1901-1960
Abella Caprile, Margarita
El vuelo
10,238
Íbamos, por la umbría de los pinos, hacia un pedazo de la tarde clara, antes de que en el cielo se apagara la pira de los fuegos vespertinos. Ya, de ninguna suavidad avara, la paz llegaba en todos los caminos; y eran los éxtasis del bosque finos como una emanación fragante y rara. Entre tanta quietud sin pensamiento, nuestro humano pensar ¿fue acaso un viento portador de quietudes ignoradas? Porque, de pronto, se agitó el paisaje, y hubo en la fresca hondura del follaje un vuelo de palomas asustadas
Argentina
1901-1960
Abella Caprile, Margarita
La tarde
12,061
Cielo de suaves tintas cuya gris resolana platea y diafaniza la inmensidad del río. El puerto, donde anclaron la neblina y el frío, tiene una acongojada placidez cotidiana. El agua cenicienta, del agua azul hermana, resigna sus quietudes y consuela su hastío ahora que la quilla salobre de un navío le cuenta los prodigios de la hondura lejana. Un resumen de patrias sobre los diques flota, y mezcla el alma blanca de la nieve remota al recuerdo del ocre relumbrón tropical. Un vapor se despide, y en la tarde agorera parece, al alejarse, que sin rumbo partiera a un incierto destino misterioso y fatal.
Argentina
1901-1960
Abella Caprile, Margarita
Los barcos
8,903
¡Qué prestigio los barcos que llegan de mil viajes y apoyan su cansancio contra el muro del puerto, la alta hilera de mástiles igual a un bosque muerto que añora la frescura de imposibles follajes! ¡Cómo se saturaron de todos los paisajes que vieron levantarse detrás del mar desierto, anchuroso camino gloriosamente abierto a sus proas sedientas de ignorados oleajes! Muchas veces, flotando sobre aguas de cobalto, una ola enroscada, con su soberbio salto, los bautizó de hondura y los ungió de sal. Duerme ahora la mole de sus cascos obscuros, mientras la arboladura sueña con los futuros resplandores purísimos de una aurora boreal
Argentina
1901-1960
Abella Caprile, Margarita
Soneto de la liberacion
8,991
¡Ah, perderse a si mismo por aceptar la vida que a interpretar absurdos personajes condena! Verdad se vuelven, tanto mentir sobre la escena, las falsas actitudes y la dicción fingida. Y el alma insospechada, muriendo inadvertida, ahogada entre el tumulto que alrededor atruena, llanto aprendido llora, ríe con risa ajena, y porque otros pensaron su pensamiento olvida. Pero yo he de ver libre mi nativo tesoro. de adheridas escorias iré limpiando el oro hasta arrancarle toda bastarda agregación. Hollando sugestiones, romperé la maraña, para salir del bosque de la opresión extraña y encontrar el camino del propio corazón.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Desconozco todo ingenio
11,000
Desconozco todo ingenio que formula floridas palabras, y con firmeza me empeño a hablar con palabras sencillas. El deseo es una bocanada de sangre que me sube a la garganta, y me ahoga el respiro, el recuerdo del ayer. Ya nunca nada podrá borrar el trazo fuerte, inconfundible, con el que, cada noche, rodeo tu nombre.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
En el jardín llueve.
12,696
En el jardín llueve. La hierba es derecha: pequeñas agujas erectas, antenas de la tierra, esponja negra. Y yo permanezco callada, profundamente retraída, con los hilos invisibles de todo de vidas tiernas entre manos. Mujer, necesaria como la piedra, siempre adentrada en la tierra!
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
En la oscuridad del atardecer
12,073
En la oscuridad del atardecer cuento espacios vacíos que ya nunca podré llenar. Oh, calladas estrofas, palabras que se nos escapan dentro resquicios de sueños. Quiero retener el polvo alado que nos dejan los dedos.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
En una criba…
13,612
En una criba lanzo palabras. Las más bellas nunca podré tenerlas. Por siempre perdidas entre las finas mallas de la vida. Larga como un hilo, la aguja de puntada áspera, insegura. Coso esperanzas muertas en sacos extraños, manchados, de formas alargadas. .
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Hablan las mujeres
9,363
Hablan las mujeres, su poesía tierna y fuerte Muy pocos se detienen a escuchar estas voces, que, trasegadas, un nuevo lenguaje dicen nacido en el principio de los tiempos.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Indicios de otros momentos
10,413
Indicios de otros momentos, luz que ahora se concentra encima de los malvas, del rosa y el rojo vivo los geranios en el balcón y de aquel, más lozano, aunque, blanco, luminoso. Un reto contra el polvo negro, que se alza del asfalto. Como mi deseo intenso de vivir.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Quisiera adentrarme
10,262
Quisiera adentrarme en tu mirada claro y sentir el tacto de tus manos lisas, tiernas, sin señales ni llagas. Vivir contigo cada uno de aquellos momentos en que se irán haciendo más fuertes y más duras. Y sentirte cada vez más cerca de mí.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Te he amado …
12,551
te he amado con demasiada palabras. quisiera volver a amarte con una sola palabra.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Tiñe de azul el tiempo…
10,635
Tiñe de azul el tiempo: transfigura el sueño, subvierte las palabras. Haz que sus colores estallen en el chorro de la fuente. Que el agua humedezca los ojos. Que su frescura helada atempere el fuego de estas manos que arden. Apodérate de este deseo. Y adéntrate en el corazón de las palabras.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Ven te quiero ver …
9,126
Ven, te quiero ver … Ven, te quiero ver delante de mí. No como pretendías sino tal como eres. Ya nada deshará esta imagen perfecta, que ha quedado clavada en mí. Y de lo que tanto querías que fuera, ya no me queda ni el más leve recuerdo. Y ahora se me hace más dulce la certeza que aquel otro tenerte cerca a regañadientes.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Vivo y vuelvo
10,343
Vivo y vuelvo a revivir cada poema, cada palabra. amo tanto la vida que hago mi muchas veces.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Y dentro de mí una …
9,289
Y dentro de mí una voz me dice: ven conmigo a contemplar como son las palabras por dentro, a sentir el pulso de las cosas. Y entonces piensas en aquellos que amas y con quien has convivido a lo largo de los años y aún no conoces -Miradas que huyen, pensamientos cerrados, quizás sólo desclosos en momentos fugaces o en la intensidad del deseo.
España
1918-2014
Abelló i Soler , Montserrat
Yo nunca de ti
10,196
Ya nunca de ti no saldrá el silencio. Un enjambre de palabras te perseguirá por todas partes. Esclava para siempre, de tus palabras. Del libro "En el corazón de las palabras
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
A un político de pacotilla
1,025
Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. (Anónimo) Político, dime: ¿No es Criminal que tú Quieras ser hombre de pro? ¿Cuando no haces sino el bú? Que todo el mundo lo crea ¿Qué pretendes? ¡Voto a tal! Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. Que diciendo necedades Y siendo tan sólo un tonto, Figurar quieras tan pronto, Con tantas barbaridades, ¡Cuando eres un animal! Más bruto que el que acarrea… Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. Que haya quien pueda aguardar Harto hablar de justicia, Sin tener que murmurar, O sonreír con malicia, Y como a un ser divinal. ¡Haya quien te escuche y crea! Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. (Primera línea, ilegible) Y con acento altanero, Diz que a cierto periodista Lo has tachado de extranjero: ¿No ves que conducta tal, Tu reputación afea…? Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. ¿Y eres tú el hombre que hablaba De libertad y progreso, Cuando el turrón te faltaba? ¿Eres tú el que ha dicho eso?… Y dirás: "soy liberal", Como aquel que más lo sea… Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. Dicen que con osadía Has pretendió insultar, A quien en decir y obrar, Darte lecciones podrá Que haya pretendido tal Quien por razonar cozea… Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. Dicen que a cierto partido Pretendes acaudillar… ¿Si acaso te habrás creído Que es fácil saber mandar? ¿O es que te crees igual En saber al gran Andrea?… Si esto no es original Que venga Dios y lo vea. Y por fin, si no temiera, Que me mires de entrecejo: Francamente te dijera, Que marchas como el cangrejo: Que eres un tonto cabal (totalmente ilegible) Si esto no es original Que venga Dios y lo vea.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Añoranzas de un paraguayo
911
Solitario y pensativo Triste vivo Lejos del país natal, Hermoso y fecundo suelo Cuyo cielo Es de un azul sin igual. No halaga aquí mi deseo Lo que veo, Aunque bellas cosas hay, Porque no son estas cosas Tan hermosas Como las del Paraguay. Como allí no he visto auroras Precursoras De un esplendoroso sol, Ni horizontes como aquellos Con tan bellos Resplandores de arrebol. Nunca he visto en parte alguna Dar la luna Tan hermoso resplandor, Ni los luceros distantes, Más brillantes, Despedir tanto fulgor. Recuerdo aquellas llanuras Donde puras Las ráfagas al pasar, Lleno dejan el ambiente Del placiente Perfume del Azahar. Y aquellos cerros y ríos Y sombríos Bosques de eterno verdor, Donde la naturaleza Su riqueza Muestra con todo primor. Y entre la espesura aquella De tan bella Y extraña frondosidad, Trinan alados cantores Y la flores Muestran su rara beldad. Querida, sagrada tierra, La que encierra Lo más grato para mí, La de mis dulces encantos La de tantos Placeres que yo sentí. Tendido en la verde alfombra, A la sombra De aquel árbol secular, ¡Cuánto ha disfrutado el alma En la calma De aquel secreto lugar! De mi patria desterrado, Separado De mi hogar, de mi amor, Sufro en extranjeros lares Los pesares Del nostálgico dolor. Areguá, 1924
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Campamento Cerro León
1,055
Campamento Cerro León, mariscal López o disponé, tamombeú mi peéme, guerra tiempo pe guaré. Campamento Cerro León, catorce, quince, diez y seis oséramo guaré oyeói batallón número seis. Oséramo guaré oyeói batallón número seis, la corneta itenondé, la media trompa itapycué. Adiós, hermanito cuéra oré co ya rojhó mí-ma, oré co ya rojhó mí-ma ro presentavo orerecové. Ojhóma mayor Lacú oiporabó y soldado rá; catorce mil porabó pyré oguerajhá ma evendepá. Mayor Lacú jyactivo-vé, Uruguayana pe ojhasá; Duarte con su tropa Yatai pe oye sitía. Jheima cabo Torales pe ñe consolantena lo mitá; ello que oiméne tiempo yajhechá yebybo ñaneretá. Upegui oguerajhá omboyá en la costa del Yberá, jha upegui ombojhasá en el río Uruguayana. Jha upépe ya oyecuaáma los veinticuatro vapores, jha upépe ya oyecuaáma los veinticuatro vapores. Jheima mayor Duarte nda ñe entregaichéne che, para eso arecó che espada añe defendé jhaguá. Jheima mayor Lacú peñe entregá catu lo mitá nda iporiveima remedio ya perdepama ña nde retá. Jheima mayor Duarte ajurá voi vae cué ché a defendé jhaguá che patria hasta amanó ité pevé. Yepémo esta misma hora eipeá che recové, yepémo esta misma hora peipeá che recové. Mientras Robles invadía la provincia de Corrientes, mayor Lacú jha Duarte Río Blanco pe ma ojhó. Ferrocarril che guatá-jhá Cerro León pe co aicó, Paraguarí che byajhá, quiriquirí che roga ári, caracará tacurú ári. Caballería cabayú ári, infantería mbocá iyybá ári, artillería barranca ári, acá morotí canoa ári, los veinticuatro che batallón, jha péva co che elemento, cada mes che pagamento, Paraguay che perdición galopa pú che diversión. Imposible mayor Lacú, ña entregáta-pa la bandera ña entregáta-pa la bandera la bandera del Paraguay.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Canción patriótica
1,026
I ¡Pueblo! Invoca tu historia La robusta inspiración, Y resuene por el mundo Tu potente y sacra voz. Tu epopeya, ¡canta pueblo! Bajo ese ancho pabellón, Que en la alta sierra ondea De la gloria bajo el sol. Coro Alza, pueblo paraguayo, De entre el polvo la cerviz, Que cual otro pueblo, sabes Conquistar un porvenir. Alza, pueblo paraguayo, De entre el polvo la cerviz, Que tu raza es la indomable, Raza invicta guaraní. II Fue tu cuna agreste y grande, Genio altivo la arrulló… Ruge al pie de tu estandarte La atalaya del fiero león, Nunca, nunca sufras, pueblo, Que otro pueblo venga a hollar El santuario de tus leyes, Ni tu altiva majestad! III Donde quiera que en tu suelo El viajero ponga el pie, Verá alzarse un monumento Gigantesco de tu ayer. Cada tumba es un altar, En la tumba yace el héroe Su corona es inmortal Y nadie ha de olvidar. IV Tu bandera es el emblema De tu raza; es la Nación. Que no encubra esa bandera Ni al villano ni al traidor. Tu santuario es la conciencia Del patriota libre y fiel. Velen siempre tu prestigio La justicia y el deber. V El martirio por la Patria Nunca arredre, no, tu fe; Sobre esa ara ciñe el héroe La corona de laurel. Por tu Patria y por tu Historia, Por tu santa libertad, Fiero arrostra los peligros, Con audacia y sin temblar. VI Si en tu pecho arde la llama, Que a tus padres inflamó, Tus virtudes imitando Darás brillo a tu blasón. Que tu frente nunca el tizne De cobarde manche, ¡no! Al perjuro y al cobarde Que jamás alumbre el sol. VII No te arredre, ¡no! la sangre, Ni la negra tempestad… A humillar los enemigos… ¿Cuántos son? ¡no! ¿dónde están? ¡Qué le importa al buen patriota Ruja heroísmo el cañón! El que muere por sus leyes Se corona junto a Dios. VIII ¡Frente altiva paraguayo! No la dobles al dolor… Ni al revés de la pelea, Que esa no es tu tradición. ¡Frente altiva! Si eres blando, El cordero eres en paz, ¡León! Sacude tu melena ¡Con fiereza al batallar! XI No es raquítica tu raza, Prueba al mundo que es verdad Que tu sangre nutre al héroe, Que la gloria es tu heredad. Prueba al mundo que tus brazos Al hermano, humilde das, Mas, también, que al que te ofende ¡Cruenta guerra sabrás dar! X Compañeros: ¡arma al brazo! Ya es hora… ¡a combatir! La bandera ya flamea… ¡Guerra! Grita ya el clarín. Compañeros: ¡Patria o muerte! Fuego, hermanos, y a cargar, ¡Adelante paraguayos! La victoria a conquistar.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Dios lo quiera
1,037
Por trece diputados Y cuatro senadores, Tendrán que dar sus votos Bastantes electores. Entre ellos no habrá, Pues entre esos Señores Suele arreglarse todo Como entre bastidores. Yo digo que esto es bueno, Aunque hay murmuradores, Que dicen que son malos, Y que suelen ser peores. Para lo sucesivo, Estos componedores Arreglos que combinan Algunos muñidores. Dios quiere que resulten Honrados defensores, los que vendrán ahora Nuevos legisladores!
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Décimas
936
(El Centinela) El débil Conquistador en atacar ya no piensa, se ha llamado a la defensa sin vergüenza y sin pudor. Ese nombre de invasor él mismo lo ha suprimido, porque se ve sometido dentro del barro a vivir. No pudiendo resistir al paraguayo aguerrido. Caxias, con vana gloria pensó entrar en la Asunción, pero fue su pretensión tan vana como ilusoria. Tenga en su loca memoria ese pensar lisonjero, que no está lejos, y espero que tal vez consiga entrar, escoltado y con un par de calcetas, prisionero. La Escuadra de los macacos con ideas muy confusas; todas son escaramuzas y la nada entre dos platos. Con ruidosos aparatos soñaron poder triunfar. Yo les quiero preguntar a los que de guerra entienden, ¿si con ese plan pretenden al Paraguay dominar? El Centinela leal, unido al Cabichuí, desea con frenesí una batalla campal. Al invicto Mariscal le piden para ir al trote, y cazarlos del cogote a esos negros miserables, que si temen a los sables, tiemblan al ver un chicote.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El adulador
984
Cual voluntario esclavo, a la cadena Se entrega del magnate a quien adula Y su afán codicioso disimula Fingiendo una adhesión de afecto llena. Cuando está su señor de enhorabuena Alabanzas le canta y congratula, Y aflicción profundísima simula Si nota que le aqueja alguna pena. En apariencia es cándido y sencillo, Y en verdad, solapado e inteligente, Y cuando astuto, el redomado pillo, La caída del ídolo presiente, A otra parte se va con su organillo Buscando siempre, el sol que más calienta.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El beso
1,363
Llámase beso aquel acto En que un objeto se toca, Arrimándole la boca Con cariñoso contacto; Hay varias clases de besos: Besos de amor, de contento, De amistad, de cumplimiento, Naturales y traviesos. Tienen denominación De traviesos, los robados, O furtivamente dados; Algo así, como a traición, En ellos el delincuente Nota, por la consecuencia, El grado de complacencia Que tiene la recipiente. Es el beso natural El de espontáneo cariño, Como el que damos a un niño De expresión angelical. Y son también naturales Otros besos cariñosos, Sinceros y afectuosos Como son los maternales. Los besos de cumplimiento Por lo general, son vanos, Puramente cortesanos, Sin pizca de sentimiento. Como esos que en las visitas Y paseos suelen darse, Al verse y al despedirse Señoras y señoritas. Es beso de simpatía El que llaman de amistad, Hay en él sinceridad Y algo de coquetería. Suelen, en las reuniones, Las chicas de buen aspecto, Mostrar especial afecto Con esas demostraciones. El de contento, se dice, Cuando alegremente es dado Festejando el resultado De algún suceso felice. Como el buz, llamado así, El beso de acatamiento O de reconocimiento, Que no se usa por aquí. Beso de amor: ¡Oh sublime Y amantísimo contacto De dos bocas, cuyo tacto Profundo placer exprime! Es prolongado, absorbente, Húmedo, amante, expresivo… No hallo el calificativo De un beso tan excelente. Este es el beso mejor Que se puede imaginar; Pero hay que saberle dar Con exquisito primor. Beso tal, que el corazón, Al darle, siéntese opreso Y le impide extraño gozo Palpitar con expansión. Y tanto anhelo provoca Ese divino momento, Que, llena de sentimiento, Sale el alma por la boca.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El don de don Pedro
934
Vuestro Don, señor fidalgo, es el Don del algo-Don, el cual, para tener Don, necesita tener algo. A mí me ofrece la paz aquel tenebroso Búho; y yo le digo: «Rapaz, et cum spiritu tuo». A la triple alianza Ese esqueleto asqueroso que ostenta tres calaveras, fue de un dragón orgulloso que murió con tres banderas. Cobarde y vil cual raposa, osó profanar el suelo de una nación poderosa: ¡hoy lo cubre infamia y duelo!
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El fanfarrón
886
Vedle, su distintivo es el sombrero, Caído de atrás, erguido por delante, Terciado un poco, dando a su semblante El aire de atrevido y pendenciero. Muestra ser entre damas el primero Con jactancioso alarde de tunante; Su garbo es desenvuelto y arrogante, Sin mirar, desdeñoso y altanero. Por un quítame allá busca pendencia, Y al que le teme, insulta y avasalla; Mas si alguno, perdiendo la paciencia, Se le cuadra dispuesto a la batalla, Muda de gesto, dice una ocurrencia, Y se queda muy fresco el gran canalla.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El fraile de antaño
854
Miradle en la poltrona donde mima Su abdomen bien repleto, el cual, cubiertas Las digestivas ganas, suelta ciertas Señales del contento que le anima. El índice y el pulgar juntos arrima De cuando en cuando a las nasales puertas Que, al empuje dado, más abiertas, Absorben el rapé que tanto estima. Rebosando fruicción, repantigado, En el cómodo asiento, vive ajeno Del continuo desvelo y del cuidado Con que al hombre el trabajo puso freno, Y, viéndole a sus pies arrodillado, Dice: "Bueno es el mundo, bueno, bueno".
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El hipócrita
965
Es el más diestro y hábil comediante, Del teatro social, su inteligencia Poco común, y muestra con frecuencia Dotes de adulador y de intrigante. Nunca se le verá de mal talante, Y es tan falaz su artística apariencia, Que siendo muy perversa su conciencia, La sonrisa está siempre en su semblante. Consumado maestro de picardía, El arte de decir lo que no siente Maneja con traidora maestría; Y según deja ver con aparente Dulcedumbre, ocultando su falsía, En él todo es bondad y en todo miente.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El intrigante
906
Con sin igual destreza endemoniada Las mentiras más pérfidas maneja, Y chismes formando una madeja La extiende diestramente preparada. Viendo, entonces, su intriga bien formada, Complácese en oír cómo se queja La desdichada víctima en quien deja La sospecha cruel inoculada. En él no cabe un noble sentimiento, Es mal su aspiración constante Gozando en el ajeno detrimento, Y en intrigas tan hábil trajinante Que, si volase por el pensamiento Intrigaría al mundo intrigante.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
El oratorio de la virgen de la asunción
898
¡Cuán triste en las ruinas y humillado Reposa tu pasado! Los recuerdos de histórica grandeza Que a la memoria trae el pensamiento Mueve el sentimiento, Con vagas emociones de tristeza. El alma a otras edades se transporta, Reflexiva y absorta, Y escucha entre las sombras del olvido, Que atrás el implacable tiempo deja Una silente queja Que a lo futuro envía lo que ha sido. En mi espíritu infunde igual efecto el tristísimo aspecto De ese hermoso edificio abandonado, En donde va la acción demoledora Del tiempo, hora tras hora, Dejando el sello destructor grabado. Majestuosa en el espacio y bella La cúpula descuella, Y en el ápice ver se me figura Que el genio de las artes, con encono, Maldice el abandono En que yace tan noble arquitectura. ¿A quién que aprecie el arte no quebranta El ver incuria tanta? Corintios capiteles sin adornos, Rotas cornisas, desnudez en todo Que en lastimoso modo Presenta los artísticos contornos. Sombría, descansando en los seguros Desmantelados muros, Muestra en el centro su amplitud interna La bóveda del triste santuario, Desnudo y solitario Como el vasto interior de una caverna. Por las altas ventanas descubiertas, A la intemperie abiertas, Que circunda la base del cimborio, Las ráfagas del viento entran y zumban, En la altura retumban Y parece que gime el oratorio. ¡Cuántas veces su artística estructura Miré con amargura, Cuando de noche en perfil sombrío Se dibuja simétrico y redondo Siempre el oscuro fondo Del anchuroso y tétrico vacío! Melancólicos son los pensamientos Que en aquellos momentos De soledad, despierta la conciencia, Mirando el abandono de aquel templo Como un funesto ejemplo Del triunfo de la impía indiferencia. El almo sentimiento de lo bello Inefable destello Del infinito ser, que el alma eleva, Allí se encuentra frío, inanimado, Pidiendo el inspirado Vivificante aliento que le mueva. Sentimiento purísimo que inspira Los ritos de la lira, Que da luz al pincel, alma a la austera Forma brutal de la materia inerte, Que refleja la suerte De los pueblos, y educa y regenera. ¿Y cuándo ese divino sentimiento ¡Oh triste monumento! Vendrá de la ruina a preservarte, E imprimiendo su sello a su belleza Demuestre en su grandeza Culto a la religión y amor al arte? Presiento con placer cercano el día, En que abata a esa impía Indiferencia la virtud cristiana, Y lo que es hoy baldón que nos deprime, Si el arte lo redime, Artístico primor será mañana.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Epigramas
902
Aquí yace la alianza sepultada en una lanza. Al pasar por Tuyutí tropezaron Mitre y Hornos en el cráneo de borrico, y a un tiempo los dos dijeron: ¡Válgame Dios lo que somos! Ven acá, bruto animal, definido por tres puntos: ¿Cómo pueden estar juntos mono, perro y gato en un morral?
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Epístola I
820
Mi buen amigo: voy a complacerte. Nada de nuevo en este pueblo ocurre Que pueda, por lo bueno, grato serte. Mi humilde vida de haragán me aburre, Y en dónde hallar ocupación no veo, Por más que mi magín busca y discurre. A veces pienso y conveniente creo Acudir a la red de la influencia Y probar si pesco algún empleo; Pero siento invencible resistencia Para tratar con el lisonjero modo A los hombres que están en la eminencia; Aunque me consta y sé que el acomodo Del que sabe pedir, en eso estriba Y con la lisonja obtiene todo; por eso no me gustan los de arriba Y jamás me valdré de medios tales Para ocupar un puesto mientras viva. Que otros gocen prebendas oficiales, En tanto que por falta de civismo Se vayan agravando nuestros males, Y a causa del despótico egoísmo Nuestro crédito esté muy rebajado Y el adelato general, lo mismo. En fin, no sé qué hacer; desocupado Me encuentro, como bola sin manija, Dando vueltas del uno al otro lado, Y buscando un negocio que me exija Muy poco capital, trabajo poco, Y me produzca renta buena y fija. Pero creo que en esto me equivoco, Por estas sinecuras se desvela Con razón todo el mundo y vuelve loco. Todos maestros son de alta escuela Y, con vista de lince y previsora Penetración, el que no corre, vuela. O te diré más bien, que es como ahora Reformar esa frase se pretende: Aquel que aquí no vuela, se evapora. El gobierno va como lo entiende Mi humilde parecer, más adelante Veremos si una buena marcha emprende. Con tino y honradez, siempre constante En el ancho camino del progreso, Dios quiera que un espíritu anhelante Del bien de la Nación, pueda hacer eso Y anular la ambición vil e insolente Que nuestro desarrollo tiene opreso. Algunos me dijeron que se siente Bastante malestar y anda la crítica Por aquí y por allá, metiendo el diente; Pero yo, en esta prédica raquítica, No veo nada claro y valedero; En fin, estas cosas de política, En el orden social, por lo que infiero De lo que pasa y veo, me parece Que mucho hay de falso y poco valedero; La vanidad aumenta, el lujo crece, El fervor religioso disminuye, Y el amor al trabajo desaparece. Y cuando en los espíritus concluye O muere el sentimiento religioso, Pronto el cuerpo social se prostituye. Acabaré, no quiero ser cargoso, Tratando de un asunto que se aparta De tu interés, si Dios me da reposo Trataré de otra cosa en otra carta. Areguá, 1924.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Epístola II
844
Mi buen amigo: con placer acuso Recibo de la tuya. En ella veo Que todo por ahí anda confuso Y no marcha la cosa cual deseo, Ya sé que el embolismo, y los negocios Están, infelizmente en apogeo, Y que en la baraja muchos socios Viciados con el pérfido egoísmo De vil azar, en sus ruines ocios. Te quejas del abuso y el cinismo Con que ahí mucha gente se propasa Siempre invocando mucho patriotismo; Pero es bueno callar o dar escaza Publicidad a nuestras tristes cosas… La ropa sucia hay que lavarla en casa. Las personas innobles y viciosas Que te enfadan, se juzgan de gran tono, Y por eso son muy presuntuosas, ¡Ay de ti! Si las tratas con encono, Pues tienen por su rumbo y su boato A casi todo el público en su abono. Goza el poder pagador, priva el ingrato, Logra el adulador todo su pujo, Se burla del prudente el insensato. Y es hoy muy grande el pernicioso influjo En nuestra sociedad desordenada Del juego, de la crápula y del lujo. Veo que anda la gente entusiasmada Con la gran siembra del algodón ogaño. Dios nos proteja así contrarrestada La influencia será del grande daño Que la producida la pasada lucha, Y habrá prosperidad, si no me engaño. Nuestro gobierno debe proceder con más empeño, Si quiere que todo el público le responda Que es la única forma de vivir tranquilo. Y así este pobre país será más feliz, Y se podrá olvidar los sinsabores pasados Provocados por los gobernantes ambiciosos. Dices que tienes confianza mucha En que el trabajo nos hará felices, Si la voz santa de la paz se escucha. Espero así también lo que predices, Y mucho sentiré que esta esperanza Nos deje a todos con un palmo de narices. Es necesario combatir la holganza Difundiendo en los pueblos las verdades De la laboriosa y útil enseñanza, Y en ellos colocar autoridades Que secunden la acción benefactora Del gobierno, sin odios ni maldades. Con esto y con la ayuda protectora Al trabajo, vendrá la recompensa, Crecerá nuestra fuerza productora Que dará vida, a la región extensa De tantos bosques y el fecundo suelo Nos dará su riqueza. Así lo piensa Tu amigo Victorino, cuyo anhelo Es ver pronto a esta patria, engrandecida Y libre del amargo desconsuelo Que produce la lucha fratricida Y que tantos dolores ya ha causado. Areguá, 1924.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Epístola III
486
Mi estimado poeta: por ahora Ahí no veo nada que prometa Una eficaz y pública mejora Y acabe con el mal que nos inquieta. La probidad política es muy rara, Por eso la concordia no es completa Y parece que un cisma se prepara, Según dicen con todo desparpajo. La vida cada vez está más cara, Y cada vez el crédito más bajo, Hasta que una política muy franca Y firme, haga callar el espantajo. Que los buenos propósitos estanca Inventando futuras sediciones; Política que sea una palanca Para las bienhechoras pretensiones; Observo que hay banquetes con alguna Frecuencia, preparadas ocasiones. A veces, para hacer una importuna Alabanzas de ciertos ciudadanos Que elevan a los cuernos de la luna, Que no tienen ninguna importancia Que viven con mucha indiferencia Y que sólo piensan en su provecho propio. Porque anda la política entre manos, Y al orador entonces le es preciso Hacer unos esfuerzos soberanos Para salir muy bien del compromiso: Y hasta llegué a pensar, que, entusiasmado Alaba mucho más de lo preciso o quiso. Respecto a los elogios, he notado, Que se utilizan allí con harto exceso Y un motivo bastante exagerado; Nada tiene de extraño que por eso Se infatúen algunos infelices Personajes que tienen poco seso Y no ven más allá de las narices, En fin, nada hay perfecto en esta vida, En la cual todos somos aprendices. Y tiene cada quisque una cita, Yo, deseara ver mucha cordura Y una hombría de bien reconocida En aquellos que llegan a la altura, Y con mucha energía y con mucho tino, Acaben de una vez la compostura, Que debe reparar el mal camino Que hoy tiene el porvenir en la campaña, En donde se hace tanto desatino, Y anima el juego junto a la caña; A la vez que el infame caciquismo Introduce un espíritu de saña, Que se burla del noble patriotismo, Y entre los dos partidos más nombrados Atiza un furibundo antagonismo. Todos perversos son los colorados, Para los liberales, para aquellos, Estos son unos hombres muy malvados; Y dando razón todos ellos los unos y los otros son iguales, (Sin traer la razón por los cabellos) Los colorados son mejores en el gobierno, Sus ambiciones de riqueza son menores, Y tiene más cariño a los pobres campesinos. La consecuencia de esto son fatales, Y contemplando el porvenir me asusto, Pues temo que vengan otros males; Y digo para mí: con cuánto gusto, A un hombre como Primo de Rivera Viniera aquí a gobernar, honrado, justo, Y amante de su Patria. ¡Dios lo quiera! Areguá, 1924.
España
1846-1935
Abente y Lago, Victorino
Fuentes de la vida
684
De la amorosa unión son incitantes Los pareados cónicos primores Que la mujer ostenta, fascinantes Embelesos que atizan los amores. Venustidad gemínea que conmueve El corazón del hombre empedernido, Nectario suculento donde bebe El niño su licor apétecido. Forma cuya magnífica turgencia Fascina con halago peregrino, Y demuestra a los hombres la potencia Del poder amoroso femenino. Mágicas redondeces cuyo encanto Enardece las llamas del deseo, Y al hombre más pacífico y más santo Trastorna con amante devaneo. Por último diré, que los más bellos Adornos son de la mujer querida, Y todos hemos recibido en ellos El primer alimento de la vida. Areguá, 1926